Vidas de ‘sin techo’ de película

‘No existe una segunda oportunidad’ es un cortometraje de videoarte que recoge la trayectoria vital de nueve personas empujadas a la indigencia

Ferran Pla esta semana en Barcelona. massimiliano minocri

En el primer fotograma de la historia de su vida, Ferran Pla, un indigente de Barcelona, sube la ladera de una montaña recogiendo hojas del suelo. A tocar de la cima, el follaje cae desde manos por un precipicio y todo se desvanece. Este ingeniero textil de 60 años arranca así la película que narra los últimos años de su vida: de cómo pasó de vivir en el lujoso barrio de Salamanca de Madrid a subsistir en un albergue de acogida en Barcelona, sin dinero ni para pagarse los medicamentos para su enfermedad del corazón.

Junto a otros ocho sin techo de la capital catalana, Ferran ha recreado...

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En el primer fotograma de la historia de su vida, Ferran Pla, un indigente de Barcelona, sube la ladera de una montaña recogiendo hojas del suelo. A tocar de la cima, el follaje cae desde manos por un precipicio y todo se desvanece. Este ingeniero textil de 60 años arranca así la película que narra los últimos años de su vida: de cómo pasó de vivir en el lujoso barrio de Salamanca de Madrid a subsistir en un albergue de acogida en Barcelona, sin dinero ni para pagarse los medicamentos para su enfermedad del corazón.

Junto a otros ocho sin techo de la capital catalana, Ferran ha recreado sus vivencias y su mundo interno a través de unos talleres de videoarte. Con la cámara en la mano, los nueve indigentes filmaron las tragedias de su vida y los motivos que los llevaron a vivir en la calle. Conflictos de pareja, drogas, alcohol y falta de trabajo son algunas de las circunstancias que marcan el trágico desenlace de sus historias. “Son 14 sesiones de trabajo, en los que ellos eligen libremente todo el proceso, desde la idea base hasta lo que graban y el guion. Queremos que utilicen el videoarte como una oportunidad para expresarse y comunicarse porque seguramente, en su día a día, nadie les pregunta ni quiénes son”, apunta el creador del taller, Ferran Gassiot.

Antes cobraba 10.000 euros a la semana y me los gastaba tranquilamente en viajes; pensaba que iba a ser siempre así" Ferran Pla

Bajo el título No existe una segunda oportunidad, Ferran camina por la película de su propia vida, relatando la época en que regentaba una inmobiliaria y vivía en un lujoso barrio de Madrid, hasta que el estallido de la crisis lo dejó en la ruina. “Mi único pecado fue no ser ahorrador. No estaba metido en nada de drogas ni alcohol. Mi único vicio era viajar por el mundo”, confiesa. Sin un euro en el bolsillo, retornó a su ciudad natal, Barcelona, donde sufrió un infarto. A la salida del hospital, el hombre se vio sin casa y con medicamentos recetados que ni siquiera podía costearse. Pasó tres días durmiendo en el aeropuerto de la ciudad hasta que los servicios sociales se encargaron de él y lo trasladaron al albergue de acogida donde ahora pernocta.

El título, reconoce el indigente, no es una oda al pesimismo, sino a la sinceridad: “No nos engañemos. No existe otra oportunidad porque nunca vas a poder estar a la altura que estabas. Yo antes cobraba 10.000 euros a la semana y me los gastaba tranquilamente en viajes; pensaba que iba a ser siempre así. Ahora, tengo que adaptarme a una paga que espero que me den a partir de diciembre. No existen las segundas oportunidades, tenemos que asumir nuestros errores y aceptar las consecuencias”, remata.

En esta segunda edición de los talleres de videoarte, impulsados por la Obra Social La Caixa, Pla ha compartido experiencias con ocho indigentes más. Un taxista, una auxiliar de enfermería, un ayudante de seguridad o una ama de casa son otros de los perfiles sin techo' que han intervenido en una iniciativa que, por primera vez, acogió la participación de tres mujeres. Según los organizadores del proyecto, el ejercicio es “un proceso de autoconocimiento y canalización de conflictos, recuerdos, y emociones”.

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Con el video rematado, Ferran se siente animado, con ganas de volver a moverse y encontrar trabajo: "Hay que evitar vivir la vida muriéndola día a día", sentencia.

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