A Coruña repasa el universo de Drácula y su padre literario Bram Stoker

La exposición incluye grabados originales de Goya y películas célebres

Un hombre en la exposición sobre Drácula de A Coruña.GABRIEL TIZÓN

El Drácula original lucía bigote grande y espeso. “Un poblado mostacho” bajo el cual ocultaba “una boca de aspecto más bien cruel, con labios de intenso color rojo y colmillos afilados”. O al menos así lo ideó su padre literario, el irlandés Bram Stoker, aunque años después las sucesivas e innumerables versiones cinematográficas o ilustradas de su célebre personaje se decantasen por retratarlo perfectamente afeitado. O incluso calvo total como el Nosferatu de Murnau, la primera película que en 1922, un cuarto de siglo después de la publicación de la novela de Stoker, llevaría por prim...

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El Drácula original lucía bigote grande y espeso. “Un poblado mostacho” bajo el cual ocultaba “una boca de aspecto más bien cruel, con labios de intenso color rojo y colmillos afilados”. O al menos así lo ideó su padre literario, el irlandés Bram Stoker, aunque años después las sucesivas e innumerables versiones cinematográficas o ilustradas de su célebre personaje se decantasen por retratarlo perfectamente afeitado. O incluso calvo total como el Nosferatu de Murnau, la primera película que en 1922, un cuarto de siglo después de la publicación de la novela de Stoker, llevaría por primera vez a la gran pantalla el rostro y la historia del conde vampiro incapaz de verse en un espejo.

Estas son algunas de las curiosidades que alberga la exposición Un monstruo sin reflejo que con motivo del centenario de la muerte del autor irlandés ofrece hasta el 7 de octubre la Fundación Luís Seoane en A Coruña. Un recorrido por la figura del propio Stoker, contemporáneo y amigo de autores como Mark Twain, Walt Whitman, Oscar Wilde o Ruyard Kipling, y su famosa creación literaria, todo un clásico de la literatura anglófona, de la que tanto se nutrió el cine, el teatro o el cómic. Pero también explica los orígenes de Drácula que genera aún en la actualidad cada año 15 a 20 nuevas versiones, asegura Jesús Egido. Responsable de la editorial Rey Lear, comisionó esta muestra inédita de un mito que en España no llegaría hasta los años sesenta, cuando se publicó la primera traducción al castellano de “la novela más hermosa jamás escrita”, decía Wilde, editada mayo en 1897.

Bram Stoker no inventó la leyenda de los vampiros. En la antiquísimas culturas egipcia, china o griega ya existía esa superstición sobre seres inmortales que se nutrían de la sangre humana. En la Edad Media, el pánico por la posible infección de los cadáveres de victimas de la peste alimentaron el mito. Resurgió con fuerza en el siglo XVIII con el muy científico Tratado sobre las apariciones de los espíritus y sobre los vampiros, o los aparecidos de Hungría, Moravia y C., que publicó en 1751 el monje benedictino Augustin Calmet. Un original de un libro considerado de culto se expone también en A Coruña.

Los vampiros ya existían en el Abtiguo Egipto o en la cultura china

Y están, además, 13 grabados originales de Goya dedicados a la leyenda vampírica. Cedidos por la Calcografía Nacional, esos interesantes Disparates del maestro de la pintura ilustran ya la fuerza que los señores de las tinieblas tenían en el imaginario social y artístico en pleno siglo de las Luces. Y de hecho Stoker estudió y se documentó con esmero durante más de una década para crear en una época en la que hacía furor las ciencias ocultas y el espiritismo su Drácula. The un-dead se titulaba su novela hasta poco antes de publicarse.

Una amplia sección de la exposición recorre las versiones más populares de la obra de Stoker en la gran pantalla, desde el Nosferatu como rebautizó Murnau a Drácula para evitar pagar derechos de autor —perdería el juicio que le interpuso la viuda del escritor irlandés—, pasando por las sucesivas versiones románticas y aristocráticas del conde vampiro que protagonizó en la década de los años treinta el también mítico Bela Lugosi, hasta las más recientes películas como El baile de los vampiros de Roman Polanski. Se proyectarán en continuo extractos de los Dráculas cinematográficos más célebres, y también de aquella primera versión rodada en castellano en 1931 de la película de George Melford, cuando no existía el doblaje y se facturaban por la noche con actores hispanos.

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El conde vampiro llegó tarde al cómic, en la década de los setenta, pero también con fuerza, y en España con revistas específicas como Creepy o Vampirella. La muestra en A Coruña, para que Egido contócon la estrecha colaboración de Eduardo Riestra, de Ediciones del Viento, se complementa con un ciclo de conferencias que se celebrarán a finales de julio, así como con conciertos, todos los viernes y sábados de julio, de la mano de la Coral Polifónica Follas Novas.

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