‘Un cortocircuito formidable’, de Oriol Rosell: realidades alternativas a través del ruido

De The Kinks a The Jesus and Mary Chain, pasando por el ‘japanoise’, la música industrial, la improvisación libre y el rock alternativo, este ensayo analiza el ruido en la música entendido como vehículo de cambio

The Kinks actúan en un programa televisivo, en una imagen sin datar.Val Wilmer (Redferns / GETTY IMAGES)

La palabra ruido siempre ha estado asociada a connotaciones negativas. Desde el ejemplo más cotidiano de unos padres regañando a su hijo para que deje de tocar los instrumentos en casa y pare de “hacer ese ruido” hasta situaciones de choque en las esferas de la alta cultura que se produjeron cuando compositores vanguardistas como John Cage, Iannis Xenakis o Pierre Schaeffer desafiaron los límites de la “música seria” para proponer una democratización de los sonidos mediante las distintas validaciones del ruido. Un abanico tan...

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La palabra ruido siempre ha estado asociada a connotaciones negativas. Desde el ejemplo más cotidiano de unos padres regañando a su hijo para que deje de tocar los instrumentos en casa y pare de “hacer ese ruido” hasta situaciones de choque en las esferas de la alta cultura que se produjeron cuando compositores vanguardistas como John Cage, Iannis Xenakis o Pierre Schaeffer desafiaron los límites de la “música seria” para proponer una democratización de los sonidos mediante las distintas validaciones del ruido. Un abanico tan amplio y complejo desde el mínimo detalle hasta el máximo impacto que solo viene a constatar que, como señala Oriol Rosell en el prólogo de Un cortocircuito formidable. De los Kinks a Merzbow: un continuum del ruido, el ruido siempre ha sido “el desvelo de una realidad alternativa”, “vehículo de cambio hacia algo distinto”.

Con la premisa del ruido como motor de inyección hacia la búsqueda de realidades alternativas, el ensayo de Rosell se presenta como un atractivo texto de reflexión en tiempos en los que la música popular más lo necesita. Porque, tal y como está el patio de la música discográfica y en directo, atravesado por el turbocapitalismo que vacía cada vez más de contenido los mensajes de cambio y construye escenarios donde el consumo es el mandamiento supremo, analizar lo disruptivo, el contrapeso, el envés o como quiera que se pueda calificar al ruido se antoja una labor tan plausible como gratificante. La realidad musical actual necesita de más bisturís con los que saber distinguir los males de sus tripas.

Actuación de Merzbow en el No Fun Fest de Brooklyn, 2017.ZUMA Press / Alamy / CORDON PRESS

Después de dos décadas dedicado al periodismo cultural, el nombre de Oriol Rosell es sobre todo conocido en el ámbito catalán, un territorio periodístico y cultural con sus propias dinámicas internas que, a veces y lamentablemente, no tienen tanta resonancia fuera de su entorno. Sin embargo, Rosell, que también está al frente del podcast Tácticas de choque y es profesor de Historia y Estética de la Música Electrónica, Narrativa Audiovisual y Dramaturgia del Sonido, se postula con este libro a un espacio mayor y trasciende lo local. Lo consigue gracias a un ensayo de buenos cimientos, más que interesante y de mirada distinta, que se sale de la norma de biografías musicales al uso del mercado editorial español. Y también lo consigue por la casa que lo acoge: Alpha Decay, un sello editorial especializado en ofrecer textos tan poderosos como sugerentes en la reflexión cultural y ensayos musicales de primer nivel como Contrapunto. Recuerdos de Bach y el duelo, de Philip Kennicott, o Playing Changes. Jazz para el nuevo siglo, de Nate Chinen.

Leyendo Un cortocircuito formidable, el ruido se desgrana como pensamiento que brota de lo contracultural. Desde donde comienza el texto con The Kinks y su distorsión —el debate está abierto porque se podrían encontrar distorsiones previas de azote alternativo en el rock’n’roll y R&B— hasta su recorrido por distintas escenas como el japanoise, la música industrial, la improvisación libre y el rock alternativo, el ensayo es lúcido con sus aportaciones de contexto social y político, especialmente destacable en la escena del black metal y en la del “sonido del colapso” de The Jesus and Mary Chain. Y, aun así, seguro que podría expulsar al lector perezoso por la retahíla de nombres muy poco conocidos: The Nihilist Spam Band, Merzbow, Throbbing Gristle, Mayhem… Esto no debería ser problema. Como el ruido, el pensamiento que subyace en todo el texto no busca complacer. Busca explicar y entender el exceso, la paranoia, la resistencia o, como escribe su autor, “la sombra más salvaje de los deseos” de los jóvenes o los insatisfechos.

Un cortocircuito formidable. De los Kinks a Merzbow: un continuum del ruido

Oriol Rosell
Alpha Decay, 2024
240 páginas, 19,90 euros

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