‘Madre de corazón atómico’, de Agustín Fernández Mallo: gracias, Pink Floyd

Quién iba a decir que el nombre de un disco de Pink Floyd que el grupo no sabía cómo llamar iba a traernos hoy hasta aquí. Los músicos habían acabado de grabar e, incapaces de pensar en cómo titularlo, siguieron el consejo de su productor: hojear la prensa del día hasta dar con una idea. Así encontraron la historia de una mujer con un marcapasos alimentado con un isótopo radiactivo. La señora se había quedado embarazada y por ello se convirtió en una “madre de corazón atómico” que les sirvió para bautizar el tema inicial y el disco así: Atom Heart Mother. Y ese es el nombre que este esc...

Quién iba a decir que el nombre de un disco de Pink Floyd que el grupo no sabía cómo llamar iba a traernos hoy hasta aquí. Los músicos habían acabado de grabar e, incapaces de pensar en cómo titularlo, siguieron el consejo de su productor: hojear la prensa del día hasta dar con una idea. Así encontraron la historia de una mujer con un marcapasos alimentado con un isótopo radiactivo. La señora se había quedado embarazada y por ello se convirtió en una “madre de corazón atómico” que les sirvió para bautizar el tema inicial y el disco así: Atom Heart Mother. Y ese es el nombre que este escritor singular que es Agustín Fernández Mallo toma prestado para su nuevo libro, mucho más que un increíble recorrido por la vida de su padre fallecido.

Fernández Mallo no buceó precisamente en la prensa del día para inspirarse, sino que lo ha hecho en la historia de ese padre —veterinario curioso e investigador que llegó a viajar a Estados Unidos en los sesenta en busca de vacas novedosas para la granja española— y en su propia mirada diseminada en los vídeos que graba, las fotos que maneja, las notas que recoge, los países que frecuenta y el relato de una enfermedad y una muerte que le llevan a iluminar una vida anónima que viene a resultar universal.

Llegar a la figura de ella a través de la del padre y viceversa es sin duda el regalo vital que la escritura ha regalado a Fernández Mallo

Madre de corazón atómico, la de Fernández Mallo, se convierte así, desde el principio hasta sus últimas palabras, en una inmersión literaria que emociona desde la tranquilidad y que hilvana un hilo conductor a partir de un padre científico, concienzudo, curioso, esforzado y guiado por la búsqueda de conocimiento, hasta un hijo que —a pesar de su lógica independización, su distanciamiento y su individualización del padre— demuestra haber heredado ese mismo afán por la sabiduría. El hijo que es Fernández Mallo (La Coruña, 1967) recorre los recuerdos de esa vida, de su muerte y de su relación y lo hace sin prisas, con paso firme y con el ritmo preciso para darle sentido en muchos planos: sentido matemático, rítmico, literario, azaroso y también lleno de sugerencias lógicas a partir de la ilógica que puede encerrarse en el pensamiento y en los sueños. Nada sobra ni nada falta en el relato.

El autor de Proyecto Nocilla, de poemarios, ensayo, música y proyectos muy variados es licenciado en Ciencias Físicas y esa dimensión permea en una forma de narrar rica, culta, curiosa, que aspira en todo momento a comprender lo ocurrido antes de servírnoslo en bandeja. Madre de corazón atómico es un libro corto y calmado, sin dramas, sin ansiedad, que aborda el deterioro mental de un padre antes cargado de conocimiento y lo hace sin adornos, desde la sobriedad y el respeto precisos, sin más épica que la profundización en la vida misma, como si eso fuera poco. La vida del padre, de sí mismo y de quien triangula la historia, que es su madre.

Llegar a la figura de ella a través de la del padre y viceversa es sin duda el regalo vital que la escritura ha regalado a Fernández Mallo. Y el regalo literario que él nos hace a nosotros, sus lectores. Tal vez Pink Floyd improvisó su título al hojear la prensa. En manos de este autor, la profundidad de carga que logra en una verdadera madre de corazón atómico, la suya, es todo menos improvisación. Un pequeño gran libro.

La Wikipedia nos cuenta que el tema y el disco en cuestión iban a llamarse The Amazing Pudding y saberlo tras leer el libro puede descolocar a cualquiera. Quién sabe qué habría pasado entonces. Pero los lectores de Mallo, de momento, podemos decir: gracias, Pink Floyd.

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