‘Hombres y apariciones’, lo que las imágenes insinúan fuera del encuadre

El protagonista de la novela de Lynne Tillman se plantea cómo la fotografía influye en la construcción de las conciencias separadas de las mujeres y los hombres

Lynne Tillman, en un acto en memoria del escritor Glenn O'Brien, en septiembre de 2017 en Nueva York.Paul Bruinooge (Patrick McMullan

Novela especulativa que despliega con soltura varios registros narrativos, Hombres y apariciones se abre con una cita de Flannery O´Connor : “El misterio es una profunda humillación para el hombre moderno”. Humillación tal vez por la fascinante impotencia que aún producen los misterios en las mujeres y los hombres de hoy. ¿De qué misterios habla la autora de este libro, ...

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Novela especulativa que despliega con soltura varios registros narrativos, Hombres y apariciones se abre con una cita de Flannery O´Connor : “El misterio es una profunda humillación para el hombre moderno”. Humillación tal vez por la fascinante impotencia que aún producen los misterios en las mujeres y los hombres de hoy. ¿De qué misterios habla la autora de este libro, Lynne Tillman, profesora en la escuela de Artes Visuales de Nueva York y que tiene en su haber varias novelas? Ante todo, de cómo un invento esencial del mundo moderno, la captura de imágenes, la fijación del tiempo en un instante, es decir, la fotografía, ha influido en la construcción de las conciencias separadas de las mujeres y de los hombres en el último siglo.

Zeke, joven de clase media acomodada de la generación X, curioso y obsesivo, se dedica a coleccionar viejas fotos de familias americanas, muchas veces encontradas en la basura, y, a través de ellas y de las distintas épocas y modas que reflejan, intenta crear un marco teórico de esa “etnografía” iconográfica. Mientras que la imagen en sí es “una experiencia”, la fotografía la ve como “un hecho, un objeto”. Y es en ese camino entre la vivencia y el objeto que lo perpetúa (lo revela) donde se produce el misterio. Pero la característica del “misterio” es su incognoscibilidad. Y aquí surge otro, la relación entre hombre y mujer.

Vemos a Zeke enamorarse de una compañera de la universidad con la que acaba casándose para vivir ese amor “cautivo” hasta que un día descubre que todo era un malentendido cuando ella le abandona por su mejor amigo

Vemos a Zeke enamorarse de una compañera de la universidad con la que acaba casándose para vivir ese amor “cautivo” hasta que un día descubre que todo era un malentendido cuando ella le abandona por su mejor amigo. Y entretanto va apareciendo el marco familiar de Zeke: unos padres elusivos y ocupados en sus cosas, una hermana que es también un misterio, que al final se revela trágicamente. Esta es la parte más interesante del libro, pues recupera un personaje histórico, Marian Clover Hooper, que se casó con Henry Adams, ambos bostonianos y siempre rodeados de artistas y escritores. Ella fue una pionera de la fotografía en la segunda mitad del XIX, y Henry un historiador eminente que escribió un libro paradigmático sobre su educación en América y en Europa, modelo de un género muy americano. En ese libro no menciona para nada a su esposa Clover —de cuya “nueva feminidad” se valió Henry James en varias de sus novelas—, la cual una mañana de 1885 se tragó sus productos químicos de revelado. En un viaje a España dentro del “grand tour”, Clover escribió a su padre que “los españoles son el pueblo más amable, compasivo, infantil, impráctico, incompetente y abatido que he visto nunca”. Uno puede pensar en Virginia Woolf en esa punzante descripción y en el propio destino de Clover.

“Las palabras insinúan, las imágenes dudan”, leemos en un punto del monólogo del etnógrafo Zeke, un monólogo especulativo, descriptivo y a veces coloquial, bromista, íntimo. Pero se puede también afirmar lo contrario: las imágenes insinúan (lo que no está en el encuadre, por ejemplo) y las palabras dudan o hacen dudar. Salpican este libro sui géneris fotos pertinentes y algunas que lo son menos. Una muy convincente es la de Adams tomada por su esposa en la cabina del barco que bajaba el Nilo: un hombre abatido, impotente. A partir de ahí comienza un confuso discurso investigador acerca de la “nueva masculinidad” surgida de la igualdad entre sexos fraguada desde la posguerra. En él se recogen testimonios de esos hombres despistados y a veces implicados en una empresa que parece superarles. Uno de ellos dice al etnógrafo que graba sus palabras: “cuanto más comprometido me vuelvo con la idea de las mujeres como iguales, menos misteriosas se vuelven”.

Hombres y apariciones

Lynne Tillman
Traducción de Alberto Moyano Muñoz
Piel de Zapa, 2023
348 páginas. 23 euros

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