Jazz conservado al natural: una selección de las mejores novedades
Dos grabaciones históricas de John Coltrane y Bill Evans conviven con lo nuevo de un sucesor como Tyshawn Sorey, que coincide con sus maestros en su consistencia
El jazz y, por ende, su reflejo discográfico, es una música en constante forcejeo para mantener su vigencia creativa. Para tener una visión global de ese reflejo, en la actualidad es necesario contraponer los tesoros del pasado y los hallazgos del presente. Obras que conviven en armonía y que refrescan la perspectiva, manteniendo las distancias obvias entre una época en la que el jazz era revolución y efervescen...
El jazz y, por ende, su reflejo discográfico, es una música en constante forcejeo para mantener su vigencia creativa. Para tener una visión global de ese reflejo, en la actualidad es necesario contraponer los tesoros del pasado y los hallazgos del presente. Obras que conviven en armonía y que refrescan la perspectiva, manteniendo las distancias obvias entre una época en la que el jazz era revolución y efervescencia constante, aunado por su alcance popular a mediados del pasado siglo, y una actualidad en la que esta música, arrinconada en círculos especializados, sigue buscando enfoques innovadores y originales.
En noviembre de 1961, John Coltrane y su grupo grabaron en directo en el Village Vanguard de Nueva York una serie de temas que pronto se convertirían en piedra angular del jazz de una época, gracias a dos álbumes clásicos del saxofonista que recogían grabaciones de estas sesiones, Live at the Village Vanguard e Impressions. Con los años afloró el resto de los temas registrados en esas sesiones, aportando aún más profundidad a una música que influyó a varias generaciones de improvisadores que siguen siendo capitales.
Entre las muchas grabaciones inéditas de Coltrane que han salido en los últimos tiempos, con más o menos tino, destaca el recién publicado Evenings at the Village Gate, una toma en directo que muestra al grupo de Coltrane solo tres meses antes de su trascendente estancia en el Vanguard. Tanto su compañero Eric Dolphy como el propio Coltrane están en uno de los picos de sus respectivas carreras, particularmente este último, que ya se encontraba trascendiendo a los avances de su Giant Steps y zambulléndose en la orgánica expresividad que sería locomotora de su arte hasta su muerte. Grabado con un solo micro, el sonido del álbum está lejos de la perfección, pero la extraordinaria calidad de la música justifica su importancia.
En el verano de aquel 1961, también en el Village Vanguard, el pianista Bill Evans refundó el trío moderno de piano, contrabajo y batería junto a Scott LaFaro y Paul Motian. Unos pocos días después de las grabaciones del trío en el mítico club, la muerte de LaFaro zancadilleó la trayectoria de Evans, que había encontrado en el contrabajista al cómplice perfecto. Pero su carrera continuó, pletórica. Evans es, como Coltrane, otro de los jazzistas clásicos de los que más grabaciones inéditas se han publicado estos años, a veces con poca relevancia. Sin embargo, Treasures es todo un hallazgo que documenta varias facetas del pianista a partir de grabaciones realizadas en sus visitas a Dinamarca en los sesenta.
En él escuchamos a un Evans igualmente brillante tanto en trío con músicos locales como Alex Riel o un Niels-Henning Ørsted Pedersen ya extraordinario, con solo 19 años, como en media docena de exquisitas piezas a piano solo, una sesión con una gran orquesta dirigida por el trompetista Palle Mikkelborg o un concierto con el trío que lo acompañaría de forma estable durante años a partir de entonces, con Eddie Gomez y Marty Morell. El sonido es consistentemente bueno en todas las grabaciones y la posibilidad de escuchar a Evans en formatos tan diferentes aporta una visión del pianista que enriquece claramente su obra grabada en aquellos años.
El legado de Coltrane o Evans sigue influyendo en las nuevas generaciones. Uno de los músicos más creativos del siglo XXI, Tyshawn Sorey, ha mantenido un férreo propósito de encontrar nuevos territorios creativos, generalmente desde la improvisación más libre y la música experimental. Sin embargo, Sorey es un músico con un gran bagaje y conocimiento de la tradición, y desde el pasado año mantiene muy activo un trío que, 60 años después de las grabaciones referenciales de Evans con LaFaro y Motian, ha surgido para renovar el trío clásico junto al pianista Aaron Diehl y el contrabajista Matt Brewer, dos de los músicos más creativos de la actualidad. Así lo constata la segunda grabación del grupo, Continuing, obra maestra que mira hacia atrás y hacia adelante a la vez.
En el trío de Sorey, como en el de Evans, piano, contrabajo y batería tienen la misma importancia. Sorey, Diehl y Brewer funcionan como unidad creativa, sonando clásicos y modernos al mismo tiempo, y con una consistencia interpretativa apabullante. Sorey homenajea a sus mayores dando vida nueva a composiciones poco frecuentadas de Harold Mabern o de dos gigantes como Ahmad Jamal y Wayne Shorter. Las leyendas como ellos, que al igual que Evans y Coltrane marcaron a tantas generaciones de jazzistas, van desapareciendo. Por eso músicos como Sorey son tan necesarios y, gracias a él y a muchos otros, el jazz puede considerarse una música plenamente viva.
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