Andrés Trapiello regresa al Madrid de la represión y la resistencia

En ‘Madrid, 1945′, el autor vuelve a reconstruir veinte años después un episodio clave de la posguerra

Libreta de notas de Andrés Trapiello durante la escritura de 'Madrid 1945'.

El episodio principal que cuenta Andrés Trapiello sigue siendo el mismo. El 25 de febrero de 1945 un grupo de guerrilleros del PC —unos maquis— asaltó una subdelegación de Falange en Cuatro Caminos y mató al conserje y a un falangista. La acción se inscribía en una estrategia ejecutada mayoritariamente por exiliados de 1939 que regresaban a España y que en no pocos casos, tras haber pasado por la cárcel o los campos de refugiados o las compañías de t...

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El episodio principal que cuenta Andrés Trapiello sigue siendo el mismo. El 25 de febrero de 1945 un grupo de guerrilleros del PC —unos maquis— asaltó una subdelegación de Falange en Cuatro Caminos y mató al conserje y a un falangista. La acción se inscribía en una estrategia ejecutada mayoritariamente por exiliados de 1939 que regresaban a España y que en no pocos casos, tras haber pasado por la cárcel o los campos de refugiados o las compañías de trabajo de los ocupantes, habían participado en la resistencia contra los nazis. En Francia algunos fueron reconocidos como héroes, pero para ellos la guerra no había terminado. El frente volvería a ser su país, el campo o la ciudad. Tras aquel atentado y la instrumentalización dictatorial, la policía desarticuló la precaria organización de guerrilla y propaganda comunista de Madrid. Detenciones, torturas, condenas, fusilamientos. Trapiello lo contó en 2001. Ahora lo cuenta de nuevo, reconsiderando la trascendencia política del episodio: “La noche de Cuatro Caminos fue la puntilla de la República: ni una democracia dejó de reconocer al Gobierno de Franco, Francia incluida, como contrapeso de la URSS en la nueva guerra fría”.

El tratamiento literario de la historia se ajustaba, y se ajusta, a lo mejor del imaginario que ha ido elaborando con brillantez. Desde el cervantino descubrimiento del documento seminal gracias a un librero de la Cuesta de Moyano —los lectores de El País Semanal tuvieron la exclusiva— hasta la mutación del texto en un álbum donde palabras e imágenes confluyen para construir un objeto artístico. Es el modelo de libro que estrenó con la tercera de Las armas y las letras, evolución de la colección de álbumes de la Residencia que Trapiello codiseñó. En este caso, a diferencia del libro de 2001, tenemos entre manos un pequeño museo del Madrid de postguerra. Y lo tenemos para revivir vidas sombrías, historias concretas de hombres y mujeres traumatizados por la guerra e instalados en la mísera desolación. Esa mirada barojiana, con el realismo de la piedad irónica, sigue siendo el gran valor de una reconstrucción ahora aún más detallada gracias a nuevas investigaciones que han permitido atar la mayoría de cabos sueltos (alucinante es todo lo relativo a la propaganda comunista impresa gracias a la diplomacia estadounidense) y dar mayor sustancia a un relato que hace veinte años, por falta de información entonces inaccesible, acababa por deshilacharse.

Feria de Cuatro Caminos en agosto de 1940. Fotografía incluida en 'Madrid 1945'.Wunderlich, Otto (1886-1975)

Cuando se publicó la primera versión, era la primavera de la memoria histórica. Su genuina meditación sobre lo que supuso aquella revisión, sincronizada con su visión sobre la Tercera España, le llevó a Trapiello a su mejor novela: Ayer no más. Se había activado una evolución interesantísima, ahora acelerada por la repercusión de su articulismo político y Madrid, de 2020 —un hito editorial que ha funcionado como el espejo de la capital para contemplarse como el nuevo centro de una identidad nacional—.

Esa evolución se refleja también aquí, empezando por el cambio en el orden del título y una desaparición: la palabra “maquis”. Además de mejorar el estilo, la precisión histórica o la supresión de una coz dedicada a Pérez-Reverte, otros casos de rescritura ideologizan el texto. Ejemplos. Si la mítica Barricada de Centelles era una fotografía “hermosa”, ahora es “peliculera”. En la conversación con Carrillo, que ya estaba, añade que le preguntó por el asesinato de Trilla. Si comparaba a un torturador franquista con un oficial de la Gestapo, ahora también con uno KGB. O al referirse a ese momento en los que los pobres detenidos cantan La Internacional tras ser torturados, ahora interpreta así tolerancia de la policía: “La memoria reciente funcionaba: 1931, 1934, 1936, 1939…”. Son ejemplos de la otra revisión, como si la óptica de comprensión del episodio ahora fuese la de una Tercera España equidistante. Es una reconsideración plausible, pero que diluye el triste heroísmo de una masacrada resistencia contra la tiranía.

Madrid, 1945

Andrés Trapiello
Destino, 2022
512 páginas, 23,90 euros

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