‘Putzi’, un vacilón en la corte de Hitler
La novela de Thomas Snégaroff promete descubrir un protagonista oculto de la historia cuando, en realidad, es la biografía de un pícaro estrafalario
La primera edición francesa que Gallimard publicó de este libro se titulaba Putzi. Ahora que va a editarse en la colección de bolsillo, esta interesante biografía narrativa escrita por el periodista e historiador Thomas Snégaroff suma un subtítulo: Le pianiste d’Hitler. Ya se sabe que incluir el apellido Hitler en un título (y en una reseña) tiene su gancho. No es un caso forzado. Hijo de una buena familia alemana dedicada al comercio del arte, Ernst Hanfstaengl había pasado p...
La primera edición francesa que Gallimard publicó de este libro se titulaba Putzi. Ahora que va a editarse en la colección de bolsillo, esta interesante biografía narrativa escrita por el periodista e historiador Thomas Snégaroff suma un subtítulo: Le pianiste d’Hitler. Ya se sabe que incluir el apellido Hitler en un título (y en una reseña) tiene su gancho. No es un caso forzado. Hijo de una buena familia alemana dedicada al comercio del arte, Ernst Hanfstaengl había pasado parte de su juventud en Estados Unidos. Estudió en Harvard y confraternizó con circuitos de la élite cultural de Nueva York. Pero impactado por la muerte de su hermano en la Primera Guerra Mundial, en 1921 volvió a su país. “Era un mundo de desolación, ruinas e incertidumbres”. Al año siguiente asiste a un mitin de Hitler en una cervecería y al escuchar su retórica queda atrapado por ese nacionalismo racista y radical. Él ya es uno de ellos. Es invitado a una boda de gerifaltes del partido nazi. Faltan pocos días para el Putsch de Múnich. El gigante Hanfstaengl —a quien todo el mundo llama Putzi— interpreta Wagner en un piano y el jefe queda embelesado. Es una de las mejores escenas del libro.
Durante algunos años gozó del favor de Hitler o él pensaba que formaba parte de su círculo de confianza, pero básicamente Hitler se aprovechó de él. De su dinero, de su hospitalidad tras unos meses en la cárcel y en especial de su red de contactos con gente bien situada en el Reino Unido o Estados Unidos. Una red, por cierto, en la que el antisemitismo era moneda corriente. Putzi fue feliz al escenificar una cercanía al jefe que le permitió gozar de gloria mundana. Es verdad que ejerció de jefe de prensa durante una temporada, pero aunque desprendía el poder de la influencia, no eran pocos los que intuyeron que básicamente era un bufón intrigante capaz de todo para que su nombre apareciese en la lista de invitados a una fiesta lujosa y en la página de la historia que se escribiría un día para narrar la gloria del nuevo imperio. Parece que perdió la noción de cómo era visto y esa tragicómica escisión entre quien era y cómo era percibido acabó siendo el rasgo más fascinante y patético de su personalidad. Hasta que, despechado y hundido, locoide y humillado, acabó colaborando con el espionaje norteamericano durante la Segunda Guerra Mundial.
A veces parece que Snégaroff se da cuenta de tener entre manos a un pícaro megalómano, pero en otras el narrador no se distancia de los delirios de grandeza de su protagonista
En la edición española el libro ha ganado un nuevo subtítulo: El confidente de Hitler. En la contraportada se lee que fue “el símbolo de un siglo tan grandioso como dramático”. ¡No nos pasemos! Una cosa es colar el nombre de Hitler y la fotografía de una esvástica en la portada, y vale que Putzi estuvo en la corte cuando el dictador se hizo con el poder, y vale que fue testimonio y parte de cierta fascinación por el nazismo en Estados Unidos, pero no nos pasemos. Esta novela de no ficción promete el descubrimiento de un protagonista oculto e influyente de la historia cuando, en realidad, es la biografía de un vacilón estrafalario. A veces parece que Snégaroff se da cuenta de tener entre manos a un pícaro megalómano, pero en otras el narrador no se distancia de los delirios de grandeza de su protagonista. Esa equivocidad no acaba de estar bien resuelta, abordarla invalidaría la trascendencia que se pretende dar a la historia. Y a un tipo al que los suyos le montaron una misión especial (llamadas, reuniones de alto nivel, coche oficial, avión) para cachondearse de él, realmente, venderlo como un símbolo o el confidente de Hitler más bien es un farol.
Putzi. El confidente de Hitler
Autor: Thomas Snégaroff.
Traducción: Isabel González-Gallarza.
Editorial: Seix Barral, 2022.
Formato: tapa blanda (399 páginas. 20,90 euros) y e-book (9,99 euros).
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