Fuera de Radiohead, pero con un pie dentro
El primer disco de The Smile, el nuevo supergrupo de Thom Yorke y Jonny Greenwood, no puede escapar al legado de la banda madre, como sucede con otros proyectos paralelos de sus integrantes
Radiohead está a punto de cumplir 40 años como grupo y es curioso que una banda con tanta historia mantenga una reputación tan excelente. No será porque no hayan intentado derribarlos. Les han echado encima paladas de acusaciones. Musicalmente, dicen sus detractores, son autocomplacientes y pesados. Son oficialmente plagiadores, porque se vieron obligados a incluir entre los autores de ‘Creep’, himn...
Radiohead está a punto de cumplir 40 años como grupo y es curioso que una banda con tanta historia mantenga una reputación tan excelente. No será porque no hayan intentado derribarlos. Les han echado encima paladas de acusaciones. Musicalmente, dicen sus detractores, son autocomplacientes y pesados. Son oficialmente plagiadores, porque se vieron obligados a incluir entre los autores de ‘Creep’, himno de la generación X, a los compositores de ‘The Air That I Breathe’, una canción de The Hollies de 1973 a la que su gran éxito se parecía demasiado. Cuando se habla de ellos como artistas comprometidos con las causas medioambientales les llaman hipócritas, porque mueven por el mundo enormes giras de lo más contaminantes. Políticamente, señalan sus censores, son unos elitistas progres. Sin contar que, por apoyar al Dalái Lama, digan de ellos que favorecen un “régimen teocrático” en el Tíbet.
Aun así, no hay manera de tumbar su prestigio. Ni siquiera que su líder, el hasta hace nada esquivo Thom Yorke, haya empezado a aparecer en la prensa rosa tras su matrimonio con la actriz italiana Dajana Roncione y ha empañado una reputación trabajada concienzudamente.
Sus logros son fáciles de resumir: son unos músicos excepcionales, autores de casi una decena de álbumes que siguen creciendo con el paso del tiempo. Lo saben bien los críticos: Radiohead fueron pioneros de esa tendencia de publicar discos sin avisar y se vieron obligados a escribir críticas exprés de sus trabajos. Y es complicado juzgar con solo una escucha álbumes que si algo necesitan para ser digeridos apropiadamente es tiempo. Con los años, más de uno se ha arrepentido de no haberlos sabido apreciar en su justa medida. O eso hemos oído.
Aunque nos hayan acostumbrado a editar álbumes a traición, con lo que un nuevo disco podría llegar la semana que viene, el hecho es que hace seis años que no hay un nuevo lanzamiento de Radiohead. Es el parón más largo de toda su carrera. Un tiempo que han dedicado a reeditar sus viejos discos, en formatos a veces demasiado lujosos, y a innumerables proyectos paralelos. Siendo justos, en 2022 Radiohead es más un septeto que un quinteto. A sus cinco miembros originales, una formación que se mantiene inmutable desde el principio (otro logro colosal), hay que sumar al productor Nigel Godrich, que ha trabajado en todos sus discos, y al artista Stanley Donwood, autor de sus portadas y sus diseños.
Excepto el bajista Colin Greenwood, en las últimas dos décadas todos han desarrollado el suficiente trabajo en solitario como para que puedan considerarse carreras por cuenta propia. El guitarrista Ed O’Brien editó un disco, Earth, en 2020 que quizás haya sido el trabajo menos ligado al sonido de Radiohead de todos los que han hecho hasta ahora los componentes del grupo. El batería Phil Selway ha publicado dos, Familial (2010), en el que ejercía de cantautor acústico clásico, y Weatherhouse (2014), que era totalmente Radiohead. Los dos fueron de los primeros en trabajar fuera de la banda, en 7 Worlds Collide, un proyecto liderado por Neil Finn (Crowded House). Pero aquello era, en realidad, una obra benéfica de Finn en la que le arropaban amigos de lujo (también participaron Eddie Vedder, Johnny Marr o Lisa Germano).
Para Yorke, los discos de Radiohead son una tarea ardua y dolorosa. Y todo el resto, un entretenimiento indoloro
El guitarrista Jonny Greenwood da para un artículo por sí mismo, pero se puede resumir en que es ahora un reputado compositor de bandas sonoras. Su candidatura al Oscar por El poder del perro lo ha consagrado como uno de los más deseados del momento. Y el que tampoco para es Thom Yorke, que siempre ha considerado lo que hacía al margen de Radiohead como un divertimento. La grabación de los discos del grupo, según ha repetido, es una tarea ardua y en ocasiones dolorosa, mientras que lo que queda fuera es un entretenimiento indoloro. Yorke ha editado tres discos en solitario, al que hay que sumar la banda sonora de Suspiria y su álbum como Atoms for Peace, el cuarteto que fundó con Flea, de Red Hot Chili Peppers.
La novedad de The Smile, que acaba de publicar A Light for Attracting Attention, es que es un trío que reúne a Jonny Greenwood y Thom Yorke, que han reclutado a Tom Skinner, uno de los dos baterías de Sons of Kemet, el cuarteto liderado por el saxofonista Shabaka Hutchings, que es una de las estrellas indiscutibles de la escena jazzística británica.
El de The Smile es un disco en el que manda la personalidad de Yorke y que, como casi todo lo que hace en solitario, termina cruzándose con Radiohead hasta tal punto que parece que cualquier canción podría aparecer en un disco del grupo madre y viceversa. Cuando adelantaron su primera canción, ‘You’ll Never Work in Television Again’, se creyó que iban a editar un álbum pospunk con mucha guitarra y mucha distorsión, como si hubieran vuelto a sus inicios de grupo indie esclavo de las seis cuerdas. Pues no. Después llegaría ‘Pana-vision’, estrenada en el último capítulo de la serie Peaky Blinders. Fantasmagórica y atmosférica, la canción tiene un pie en las bandas sonoras de Greenwood y otro en A Moon Shaped Pool, el último álbum de Radiohead. ‘The Smoke’ y ‘The Opposite’ son más jazzeras, pero parecen sacadas de Kid A (2001). ‘Speech Bubbles’ podría ser un descarte de OK Computer (1997), y ‘Free in the Knowledge’, de The Bends (1995).
Podríamos seguir asociando cada una de las 17 canciones a alguna parte de la discografía de Radiohead. Entre otras cosas, porque estos chicos no tiran nada. Un par de temas, ‘Skirting On the Surface’ y ‘Open the Floodgates’, incluso han sonado en algunos conciertos de la banda. Aunque esta última la tocaba Thom Yorke solo con un piano y aquí la envuelven arreglos electrónicos que parecen llevar la firma de Greenwood.
¿Es eso malo? Solo para los que esperaban que The Smile sonase distinto a Radiohead, cosa que roza en lo milagroso si se conoce el trabajo en solitario de Yorke, y más teniendo en cuenta que en The Smile están los dos principales compositores de la formación original, que lo ha producido Godrich y que el arte lo firma Donwood. Para los fans que echan de menos nuevos lanzamientos es un entretenimiento más que digno para matar el ansia. Sí, hay mucha guitarra, pero los efectos que les aplican son tantos que podrían ser teclados, y la electrónica está por todas partes. Es una especie de bufé libre al que se suma un batería un tanto más jazzístico. Lo cual, después de todo, tampoco está nada mal.
A Light for Attracting Attention
XL Recordings / PopStock!
Puedes seguir a BABELIA en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.