El regreso de Harry Styles, Lykke Li, La Casa Azul y otras canciones de abril
Los críticos de ‘Babelia’ comentan los temas recientes más destacados en todos los estilos musicales
El primer disparo del tercer largo de Harry Styles, el inminente Harry’s House, se abre con la voz de su ahijada. “Come on, Harry, we wanna say good night to you”, dice la niña, suplicándole al teléfono que descuelgue de una vez. Y hay parte de culpa, la misma clase de culpa que experimenta Rosalía cuando se dirige a su sobrino en G3 N15, pero sobre todo hay melancolía, un pasado que no pretende reconstruirse pero sí añorarse en As It Was —literalmente Como fue—, el sencillo en cue...
Harry Styles – ‘As It Was’
El primer disparo del tercer largo de Harry Styles, el inminente Harry’s House, se abre con la voz de su ahijada. “Come on, Harry, we wanna say good night to you”, dice la niña, suplicándole al teléfono que descuelgue de una vez. Y hay parte de culpa, la misma clase de culpa que experimenta Rosalía cuando se dirige a su sobrino en G3 N15, pero sobre todo hay melancolía, un pasado que no pretende reconstruirse pero sí añorarse en As It Was —literalmente Como fue—, el sencillo en cuestión. Emparentada con el lado menos oscuro —Styles es siempre cualquier cosa menos oscuro— de Depeche Mode o con unos A-ha posmodernos, la canción es al mismo tiempo luminosa y triste. Es el tono de Styles, que en el videoclip aparece derrotado pero entero, resignado a que el mundo se esté convirtiendo en algo que nos aleja de los demás sin remedio. Portentosamente adictivo y fugaz —ni siquiera alcanza los tres minutos—, minimalista y contemplativo, el tema ahonda, en palabras de Styles, en la idea de abrazar, a la vez, a nuestro nuevo y viejo yo. Y tal vez, en tanto que declaración de intenciones —por algo es el primer disparo—, promete un álbum introspectivo, crítico, autoconsciente, menos ilusamente ficticio. LAURA FERNÁNDEZ
Lizzo – ‘About Damn Time’
Quería Lizzo, la pluscuamperfecta artífice de Cuz I Love You, ese álbum que abre puertas y ventanas, y airea y reforma y relanza, a la vez el hip hop más deliciosamente pop y un soul expandido. Crear una canción que fuese, literalmente, “como combustible”. “Ha llegado el momento de celebrar, hemos llegado muy lejos como comunidad global”, se dijo, y se repite a cada rato en un tema que es puro flow en clave disco. El “Let’s celebrate” es, de hecho, el esponjoso mantra sobre el que pivota lo que parece un solidísimo homenaje al funk de los setenta y los ochenta. Un homenaje que, por supuesto, como ocurre con todo lo que toca esta artista acaba convertido en algo único. “De niña me tomaba las cosas demasiado en serio y es como si ahora me dijese, ¿qué sentido tenía hacerlo? ¡Divirtámonos!”, ha dicho la propia Lizzo, que hibrida de tal forma los automatismos del rap —todos esos bitch, esos alrights— que hace de ellos algo nuevo. De hecho, el propio tema es, a su manera, un viejo nuevo conocido; una fiesta de una época en la que nada aún importaba demasiado, o en la que lo hacía y precisamente por eso teníamos que salir a bailar. Sal a bailar, está diciéndote Lizzo. Porque ha llegado el condenado momento, porque “It’s about damn time”. L. F.
Empress Of – ‘Save Me’
La californiana de origen hondureño Lorely Rodríguez tuvo la mala suerte de sacar un disco en la primera semana del confinamiento de 2020, cuando teníamos otras cosas de las que preocuparnos que descubrir qué había hecho con su sonido la autora de canciones tan redondas como ‘When I’m With Him’. Tras ese álbum fantasma, Empress Of tiene a punto una nueva entrega, en la que todo apunta que seguirá alejándose del pop confesional de sus inicios para adentrarse en terrenos más electro. ‘Save Me’ es el primer adelanto, una tema trepidante sobre la dependencia sexual que desprende un erotismo sucio que, por inaudito que parezca en estos tiempos, nunca cae en lo vulgar. Cuenta con no pocos aciertos, como un estribillo arrebatador y una producción turbia y casi arabizante, obra de Johan Lennox (Kanye West, Nipsey Hussle) y BJ Burton (Bon Iver, Charli XCX), síntesis perfecta de percusiones, cuerdas y sintetizadores que acompañan los jadeos de una Rodríguez embriagada por la lujuria. ÁLEX VICENTE
Laura Veirs – ‘Winter Windows’
Dos años después de poner fin a su matrimonio con Tucker Martine, el productor de todos sus álbumes desde 2004 —el último, el maravilloso My Echo, fue grabado durante su separación—, Laura Veirs abre un nuevo capítulo. El primer avance de su nuevo disco, Found Light, la aleja de su registro más narrativo y la ve regresar a las imágenes poéticas e inconexas de sus primeras canciones. Veirs escribe como un pintor impresionista, a partir de recuerdos que ella traduce en detalles de aspecto insignificante, aunque todas esas pequeñas manchas de color, vistas en su conjunto y a cierta distancia, acaben definiendo algo parecido a una experiencia trascendental. “Ventanas de invierno / El cielo es una piel de serpiente / Nubes moradas / Hacen vibrar el patio trasero”, canta Veirs en esta balada triste que se adentra en las primeras semanas tras su separación, cuando tuvo que aprender a brillar con luz propia en habitaciones que solía iluminar su cónyuge. Es el primer día del resto de su vida: descorazonador, pero también lleno de posibilidades. Á. V.
Angel Olsen – ‘Big Time’
Angel Olsen ha afrontado una etapa llena de profundos cambios desde que en 2019 se consolidase como una notabilísima voz de la música alternativa con el disco All Mirrors. En junio, saldrá su nuevo álbum, ‘Big Time’, y viene salpicado por la tragedia. Poco después de revelar a sus padres su homosexualidad, cuando supuestamente empezaba una nueva vida con ellos a su lado y anunciándolo públicamente, ambos fallecieron con muy poco tiempo de margen. Todo cambió para ella. La canción que dará título al disco reflexiona sobre los cambios y la inevitabilidad de ellos. Un medio tiempo con aroma country, gracias a esa sugerente pedal steel, que se eleva hacia una dimensión pop, aupado por la brillante y dolorosa voz de Olsen. Como si fuera una Patsy Cline del siglo XXI con vaqueros rotos y zapatillas, y con la misma capacidad de conmover. FERNANDO NAVARRO
Phoebe Bridgers – ‘Sidelines’
La música norteamericana encontró hace ya tiempo un diamante en Phoebe Bridgers, artista capaz de salir del folk y el country hasta mutar en un ente tan particular y evocador que su dimensión es ella misma. Esta canción es lo único que conoceros de ella en este año después de que muchos todavía anden degustando el enigmático Punisher, aclamado disco por la crítica en 2020. ‘Sidelines’ está escrito para la serie de Hulu ‘Conversaciones con mis amigos’, una adaptación para la televisión de la novela de Sally Rooney. Una composición que es como un lugar de acogida, cálido y envolvente entre sintetizadores y finas capas de cuerdas. Bridgers sigue en su estela de atmósferas asombrosas. F. N.
Omar S & Desire – ‘5 4 3 2 1′
Del sello Italians Do It Better poca decepción podemos esperar, pero si además une fuerzas con el DJ y productor de Detroit Omar S y los canadienses Desire (¿recuerdan la banda sonora de Drive, con la que volvimos a creer en el electropop?), el resultado es un combo de fantasía. Hablamos de diez hipnóticos minutos en algún punto entre Kraftwerk y el italo-disco más sugerente, donde la voz en loop de Megan Louise nos recuerda precisamente eso que necesitamos enterrar en mitad de la semana y que nos ataca, ay, con su polución nocturna: que lo que mente y cuerpo experimentan en las sombras del clubbing —”cuando las luces se apagan y nos adentramos en lo clandestino”, dice la letra—, va estrechamente unido a la música (en este caso, una nítida producción de graves potentes), y que es infinitamente mejor que la rutina bajo el sol. BEATRIZ G. ARANDA
Lykke Li – ‘Highway to Your Heart’
A mediados de mayo llegará a las plataformas el regreso de Lykke Li tras cuatro años, EYEYE, anunciado como un ambicioso artefacto audiovisual en película de 16 mm y que su responsable ya define como un experimento “inmersivo”. A modo de adelanto del que será también el quinto álbum de la compositora sueca, ya tenemos dos canciones, No Hotel y Highway to Your Heart. Esta última es una balada que juega a la sutileza pero que esconde mucha complejidad, tanto en los arreglos como en su lirismo. A un brumoso arranque de aires IDM se van añadiendo capas y melodías de órganos, en un viaje espiritual por la derrota, para dejar claro que el vértigo aquí es la ausencia y no la ruptura romántica… que ya queda atrás, reflejada en el retrovisor. B. G. A.
La Casa Azul – ‘No hay futuro’
Siempre que llegan las fechas eurovisivas nos acordamos de aquella humillante oportunidad perdida: ¿por qué preferimos que nos representara Chikilicuatre en lugar de La revolución sexual, de La Casa Azul? Así de graciosetes somos por aquí. Guille Milkyway, jefe de la Casa Azul, se ha convertido en un artista disfrutable tanto para ver en salas como para aportar el punto lúdico en los festivales. Su nueva canción repite la fórmula en la que siente cómodo: música disco que bebe desde Chic a Daft Punk. En lo lírico, Milkyway apuesta por buscar una vía de escape que nos aleje de este mundo tan feo que nos ha tocado vivir. Una canción divertida. CARLOS MARCOS
Fernandocosta & Delaossa – ‘Fumando serio’
Cosa seria la de este rapero mallorquín de 25 años. El noviembre pasado, cuando el virus concedió un respiro, Fernandocosta reventó con 8.000 personas el madrileño Palacio de Vistalegre para cerrar la gira de su disco de debut, Yipiyou. Ya tiene listo el segundo, para aprovechar el buen momento que vive. Este Fumando serio, junto a otro talento del género, el malagueño Delaossa, será de la partida. La canción es una demostración de la amplitud de miras de esta nueva generación de raperos españoles. Estamos ante un soul relajado que sirve de sedoso vehículo para el rapeado visceral de los dos vocalistas. En el estribillo regresa la elegante melodía. Desenado escuchar el disco entero. C. M.
Tropical Fuck Storm, King Gizzard & The Lizzard Wizard – ‘Satanic Slumber Party Part 2 (Midnight in Sodom)’
El último directo realmente memorable que uno recuerda de antes de la pandemia fue el de Tropical Fuck Storm en el Azkena Rock de Vitoria-Gasteiz, uno de esos conciertos que valen por un festival entero. Tres mujeres y un hombre que parecían empeñados en demostrar que el rock es algo más que un cadáver bellamente embalsamado. Ahora estos cuatro australianos salidos de las ruinas de los nunca bien ponderados The Drones se han juntado con King Gizzard & The Lizzard Wizard, otros raros de su misma ciudad, Melbourne, para editar un EP que incluye cafradas como esta que habría que poner a volumen asesino en la tumba de Mark E Smith, de The Fall, para ver si la alegría de sentir que hay alumnos que siguen con tanto talento sus sagradas enseñanzas con tanta devoción consigue resucitarle. ÍÑIGO LÓPEZ PALACIOS
Michael Head & The Red Elastic Band – ‘Broken Beauty’
Michael Head lideró The Pale Fountains y Shack. Eso significa que desde 1982 es uno de los mejores, y más infravalorados, compositores de Reino Unido. Con 60 años y recuperado de las adicciones que lastraron su carrera edita cada cierto tiempo discos con The Red Elastic Band, más un colectivo que un grupo, que adapta a sus necesidades. ‘Broken Beauty’ es el primer avance de su próximo álbum y es una preciosidad en la que no podían faltar ni las cuerdas ni los vientos que son su marca desde que convirtió a The Pale Fountains en los Love de Liverpool. Í. L. P.
Josemi Carmona, Javier Colina y Bandolero – ‘La violetera’
En Vida, el tercer disco que Josemi Carmona graba con Javier Colina y Bandolero, compiten dos versiones: Moon River y La violetera. Gana la segunda: por su delicadeza y porque esos cuatro minutos bastan para resumir la forma en que el flamenco fagocita, amorosamente, cualquier género al que se acerca. Carmona, ex Ketama y heredero de la saga de guitarristas que son los Habichuela, ofrece una violetera instrumental, a pesar de que en su día divas como Raquel Meller o Sara Montiel la interpretaron y la hicieron popular. Quizá por eso, en la presentación informal del disco que ofreció en el Café Berlín de Madrid, eligió a Sílvia Pérez Cruz para que la cantara. Así, una antidiva virtuosa y catalana ejerció de “ma-dri-le-ña”, como dice la letra, y de reflejo perfecto del modo en que Carmona destila el flamenco en sus obras: dándole la vuelta y huyendo de estridencias. SILVIA CRUZ LAPEÑA
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