Una sociedad de piel fina: los artículos de Javier Marías en ‘El País Semanal’
Un nuevo volumen, ‘¿Será buena persona el cocinero?’, recopilatorio recoge los artículos del escritor publicados entre febrero de 2019 y enero de 2021
Javier Marías (Madrid, 1951) solía recortar (quizá sigue haciéndolo) los artículos semanales en EL PAÍS de Fernando Savater para enviárselos a un amigo inglés que se los pide. Así lo contó el escritor en mayo de 2020 en su propia columna en El País Semanal (EPS), dominical en el que escribe des...
Javier Marías (Madrid, 1951) solía recortar (quizá sigue haciéndolo) los artículos semanales en EL PAÍS de Fernando Savater para enviárselos a un amigo inglés que se los pide. Así lo contó el escritor en mayo de 2020 en su propia columna en El País Semanal (EPS), dominical en el que escribe desde febrero de 2003. Y al igual que el autor de Tomás Nevinson, también hay personas que leen, recortan y atesoran las columnas de Marías incluso para compartirlas con otros admiradores del escritor, ya que, hasta leídas meses y años después, se han convertido en las pequeñas piezas de un puzle que permiten visualizar el retrato de la sociedad actual, sus defectos y virtudes, sus miserias y grandezas. Y por eso, por su valor atemporal a pesar de que muchas sí tengan referencias a fechas y acontecimientos acotados, son recopiladas periódicamente en volúmenes que edita Alfaguara. El último, de título ¿Será buena persona el cocinero?, recoge las publicadas entre febrero de 2019 y enero de 2021. Un periodo que incluye el inicio de la pandemia de la covid-19 a principios de 2020 y que, por tanto, contiene muchos artículos que analizan la abnegación de los servicios públicos, la insolidaridad de muchos ciudadanos, la incongruencia de numerosas decisiones políticas y el alarmismo exagerado de los “entusiastas del pánico”.
Lleva más de 19 años acudiendo a su cita (salvo en vacaciones de verano). Ha superado los 900 artículos. Y Marías ya reconocía en la columna número 800 (hito correspondiente, según su cuenta, a la del 29 de septiembre de 2019) que se ha hecho mayor en esa esquina del EPS, que a medida que pasa el tiempo menos le importa agradar y que, aunque tampoco sea su intención ni caer mal ni provocar el descontento, es irremediable que se le calienten de vez en cuando los dedos sobre el teclado. Y el lector también agradece esos calentones en tiempos de corrección. Por eso, sin pelos en la lengua, y sin miedo a las críticas que, a veces, le caen sin filtro desde las redes sociales, el columnista expurga de aditivos la realidad deformada que suministran los políticos, medios de comunicación y líderes de opinión para alertar a sus lectores de los males que aquejan al presente, ya sean antiguos, por falta de memoria, o nuevos, porque la modernidad también se los inventa.
En sus artículos no tiene miedo a decir que el emperador está desnudo. Y el emperador parece ser ahora una sociedad crédula, paralizada ante populismos y manipulaciones, indefensa ante la mentira y las fabricaciones, que ha renunciado a su capacidad de pensar. Y no solo eso, sino que cada vez tiene la epidermis más irritable ante las libertades ajenas: “El mundo está plagado de personas quisquillosas y tiquismiquis, de finísima piel”, se queja. Por eso, critica que se preste demasiada atención y obedezca a cuantos aseguran “sentirse ofendidos” por algo; con el problema de que ese algo cada vez es más grande y amenaza la creación artística y hasta la vida cotidiana. En sus análisis, constata un aumento de los vetos: “Cada vez hay más cosas prohibidas y no entiendo cómo no estamos la mayoría en las cárceles”. En particular, uno de los fenómenos que más lamenta es el de la “cultura de la cancelación” (Marías seguro que retiraría el sustantivo cultura del enunciado), es decir, la retirada del apoyo a personas y organizaciones que hayan tenido algún comportamiento inadmisible en su vida, sobre todo referida a creadores. Así, en el artículo que da título al volumen, ¿Será buena persona el cocinero? (7 de abril de 2019), considera “un baldón de intransigencia y precipitada injusticia” el veto a las obras de acreditados artistas que son o fueron “malos ciudadanos”.
Por supuesto, arremete contra las incongruencias de los políticos, aunque las bofetadas son más sonoras para los extremos del arco parlamentario y los partidos nacionalistas
Sin exigir al lector que comparta su opinión (en una sociedad con “vocación de turba perseguidora, apenas distinta de la que inspiró los linchamientos”), ilustra con argumentos multitud de temas cotidianos, desde por qué las huelgas de taxistas sí, presionan al Gobierno, pero a quienes perjudican es precisamente a “los amigos [usuarios] de los taxistas”; hasta el papanatismo español hacia lo estadounidense —“la gente celebra miméticamente Halloween, y el Black Friday, y el Cyber Monday, y ya ha habido amagos de reunirse a comer pavo en Thanksgiving”—. Por supuesto, arremete contra las incongruencias de los políticos, aunque las bofetadas son más sonoras para los extremos del arco parlamentario y los partidos nacionalistas. También tiene sus fobias recurrentes, como los maratones y los “perrotones” que cortan con frecuencia las calles de las ciudades, los problemas que sufre por culpa de la regulación del tráfico en el centro de Madrid, la falta de cuidado de muchos ciclistas, las proclamas de un sector del feminismo, la escasa creatividad de las obras audiovisuales actuales frente a las películas clásicas y, más en general, la pérdida de los valores cívicos (la falta de educación) de los ciudadanos.
“A nadie le computa haber ya cumplido con creces”, se queja Marías en el artículo que abre el volumen (Insaciabilidad) tras referirse “al puro egoísmo, sin un ápice de gratitud ni de estima” del que adolecen las sociedades contemporáneas que exigen repetir sin descanso los logros precedentes —acumular victorias sin permiso para flaquear, hacer favores encadenados, o escribir novelas de éxito una tras otra— a riesgo de la cancelación de lo conseguido. Y en este presente de insatisfacción permanente —la “futbolización” del mundo, lo llama— que demanda vencer y vencer, socorrer y socorrer, o publicar y volver a publicar, quizá alguien debería decirle a Marías que ha cumplido, que no le debe nada a nadie, que tiene permiso para “pararse y no hacer nada”, aunque los lectores seguro que le rogarían que no lo haga, que siga analizando el mundo en sus novelas y en su cita puntual con EPS. Quizá para recortar sus columnas o para leer los volúmenes que las recopilan y así contemplar su visión del mundo. Pero eso sí, con gratitud y con estima.
¿Será buena persona el cocinero?
Autor: Javier Marías.
Editorial: Alfaguara, 2022.
Formato: tapa blanda (304 páginas, 17,95 euros) y e-book (8,54 euros).
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