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Kirchner dinamita la interna peronista tras la derrota electoral en la provincia Buenos Aires

La expresidenta achaca el triunfo de la ultraderecha en el principal distrito del país a una estrategia fallida del gobernador, Axel Kicillof

Javier Lorca

El triunfo de la ultraderecha en las elecciones de medio término reabrió la disputa interna por la conducción del peronismo, la principal fuerza de oposición al Gobierno de Javier Milei. La expresidenta Cristina Kirchner consideró que la derrota en la provincia de Buenos Aires, bastión territorial peronista, obedeció “a un error político al equivocar la estrategia electoral”. Sin nombrarlo, responsabilizó al gobernador de la provincia, Axel Kicillof. Mientras cumple detención domiciliaria, condenada en una causa por corrupción, Kirchner difundió una carta en la que también advirtió que “se viene una fuerte ofensiva para tratar de romper el peronismo y el campo nacional y popular en su conjunto”.

En los comicios legislativos del domingo pasado, La Libertad Avanza (LLA), el partido de Milei, obtuvo el 40% de los votos a nivel nacional. Las listas del peronismo presentadas en las diferentes provincias reunieron entre el 31 y el 34% de los sufragios, según se considere a unas u otras en la suma nacional.

La batalla clave se libró en Buenos Aires, donde reside casi el 40% de la población de Argentina. Allí, en las elecciones provinciales de septiembre, la ultraderecha había sido ampliamente derrotada por el peronismo kichnerista por más de 14 puntos. Pero LLA revirtió ese resultado en las legislativas nacionales y, de acuerdo con el escrutinio todavía provisorio, logró imponerse en el distrito por una mínima diferencia: consiguió el 41,4% de los votos frente al 40,9% de Fuerza Patria.

“Todos los gobernadores peronistas [...] ganaron en estas elecciones parlamentarias”, señaló Kirchner en su carta. “La excepción de lo ocurrido en la Provincia de Buenos Aires obedece a un error político al equivocar la estrategia electoral, decidiendo el desdoblamiento“, apuntó, en alusión a la decisión de Kicillof de realizar los comicios locales antes que los nacionales. “La diferencia de casi 14 puntos en la elección del 7 de septiembre en PBA [Buenos Aires] operó como una PASO [primarias] o balotaje que permitió reagrupar el voto antiperonista en la elección del pasado 26 de octubre”, consideró. Desde comienzos de año, la expresidenta se había manifestado en contra de la decisión de Kicillof.

El resultado de las elecciones, para Kirchner, se debió a que “al viejo antiperonismo se le sumó otro factor: el miedo [...] Algunos creyeron que si el Gobierno perdía la elección de medio término, se caía”, en medio de “una escalada de suba del dólar, riesgo país y el problema de siempre: la falta de dólares”. Y agregó: “A este cuadro ya casi folclórico de la Argentina se sumó, nada más ni nada menos, que el presidente de los EE UU, Donald Trump, diciendo que si Milei no ganaba las elecciones la ayuda del Tesoro norteamericano, que al comprar pesos insufló dólares al sistema bimonetario argentino, se iba a terminar”. Desde su perspectiva, “la amenaza de que todo iba a explotar” logró “una sobre-estimulación emocional en una parte del electorado”.

Kirchner fue la mentora de Kicillof, pero hoy ambos son parte de la disputa por la conducción del peronismo. El movimiento fundado por Juan Perón a mediados del siglo pasado está atravesado por las tensiones entre los sectores que reclaman una renovación de dirigentes y los que sostienen la vigencia de la exmandataria.

“No tiene ningún sentido erosionar el principal activo que tiene el campo nacional y popular. El futuro es con Axel”, defendió a Kicillof un alto funcionario de su gobernación, Daniel Menéndez, subsecretario de Economía Popular. “Dar por hecho que en elecciones simultáneas y paralelas el peronismo arrasaba en todo el país, es propio de una ficción. Podría también haber sucedido que en un escenario de elecciones concurrentes se hubiera arrastrado a una derrota en el ámbito provincial y municipal”, agregó.

En el entorno de Kicillof, cuestionan al kirchnerismo por el armado de las listas de candidatos y por el diseño de la campaña electoral nacional. Este viernes, el gobernador se reunirá con unos 40 intendentes municipales que lo apoyan, para comenzar a debatir una estrategia política para los próximos dos años. En 2027, Kicillof concluirá su mandato en la provincia y deberá definir si se lanza en busca de los votos necesarios para llegar a la presidencia, algo que no consiguió ningún gobernador bonaerense.

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Sobre la firma

Javier Lorca
Es periodista de EL PAÍS en la redacción en Buenos Aires.
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