La motosierra de Milei que inspira a Musk

El Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado argentino tiene como objetivo eliminar cientos de oficinas oficiales y reducir la burocracia

El presidente argentino Javier Milei (c) posa junto al presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump (2d); el empresario Elon Musk (2i); el canciller argentino, Gerardo Werthein (i), y la secretaria general de la Presidencia y hermana del presidente, Karina Milei, el 14 de noviembre, en Mar-a-Lago (Estados Unidos).Presidencia de Argentina (EFE)

El desguace del Estado argentino tiene ministerio propio. Funciona en un edificio art decó de los años treinta con pisos y escaleras de mármol ornamentadas en bronce. Se construyó en 1936 a pocas calles de la Casa Rosada, como sede de la petrolera Shell. Es una exhibición de la “Argentina potencia” que el presidente, Javier Milei, promete recuperar. Para el año de su construcción, sin embargo, el modelo agro exportador que hoy defiende Milei ya agonizaba. Y pronto llegaría el peronismo y todo lo que para Milei está mal: lo que llama la “decadencia populista” y el “Estado opresor”. En ese mismo sitio, un centenar de funcionarios piensan día a día como achicar el Estado y eliminar la burocracia que impide “el funcionamiento de las empresas”. En poco más de un año, los equipos de Milei cerraron 250 direcciones nacionales, secretarias y subsecretarías, y dejaron en la calle a 40.000 empleados públicos. Eliminaron además cientos de leyes, decretos y ordenanzas. El nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha puesto los ojos sobre el trabajo del argentino. Inspirado o no en su amigo del sur, ordenó al multimillonario Elon Musk que encabece un Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés).

El DOGE tiene oficinas en la Casa Blanca y su objetivo es “desmantelar la burocracia, eliminar las regulaciones excesivas, recortar los gastos innecesarios y reestructurar las agencias federales”. El modelo argentino promete también reducir el gasto. Al frente está Federico Sturzenegger, un académico que tuvo un paso amargo por la dirección del Banco Central durante la presidencia de Mauricio Macri (2015-2019). Milei lo considera un “coloso” y cuando llegó al poder le pidió su ayuda, primero como asesor y luego como ministro. Su segundo en el cargo es Maximiliano Fariña, un joven economista especializado en comercio internacional. “Hay intercambios”, reconoce este cuando se le consulta sobre la “inspiración” evidente que el DOGE encuentra en el ministerio argentino. “Estados Unidos va a iniciar un camino de transformación y Javier [Milei] es un representante internacional de ese mensaje. Pero no sé si la palabra correcta es ‘asesorar’. Estamos dispuestos a compartir nuestra experiencia e ideas a cualquier ministerio o país que lo solicite”, dice.

El presidente electo Donald Trump y Elon Musk conversan en el Madison Square Garden de Nueva York, el pasado 16 de noviembre.Chris Unger (Zuffa LLC)

Elon Musk ha dicho que su intención de reducir el presupuesto federal en casi 2 billones de euros, cerca del 30% del gasto público. Para esto, ha anticipado medidas que pasan por cortar las subvenciones a “grupos progresistas” como Planned Parenthood ―una organización que ofrece servicios de interrupción voluntaria del embarazo― y el despido de funcionarios encargados de aplicar las normas contra el cambio climático. Trump, por su parte, considera al DOGE “el Proyecto Manhattan de nuestro tiempo” y, en su primer día de Gobierno, implementó por decreto una de las recomendaciones repetidas hasta el cansancio por Musk: exigirles presencialidad a los empleados públicos con la expectativa de generar una “ola de renuncias”.

El modelo argentino lleva más de un año en proceso y puede servir de espejo al estadounidense, aunque, hay que aclararlo, se esté ante Estados no comparables. El economista Hernán Letcher, director del Centro de Economía Política Argentina, dice que “lo que puede significar desregulación en Estados Unidos es distinto que en Argentina, porque Milei y Trump no son lo mismo, no piensan en un Estado igual”. El presidente estadounidense, dice Lechter, “claramente quiere defender la industria local, mientras que el presidente argentino no”. “Lo que pretende hacer Trump es que las empresas norteamericanas ganen plata”, insiste, y por ello suma regulaciones arancelarias y cierra fronteras.

El modelo de Milei es un Estado mínimo que libere recursos hacia el sector privado. El debate está en los límites de ese recorte. Milei asegura que su objetivo final es “acabar con el Estado desde dentro”, aunque eso suponga afectar áreas como salud y educación. Fariña matiza la dimensión del ajuste. “No nos ponemos una meta sin conocer la realidad, no es reducir por reducir. Estamos en un proceso de revisión área por área, en un continuo que iniciamos hace unos meses. A medida que avanzamos, cerramos áreas y direcciones, y eso nos llevará tiempo. La motosierra tiene todavía mucho camino”, dice el viceministro.

La motosierra ya dejó en el camino miles de víctimas, sin que la sociedad parezca reparar mucho en ellas. El cambio de época es evidente: en el imaginario popular argentino se ha instalado que el empleado público cobra su salario sin trabajar y que el Estado es una loza sobre el desarrollo personal. “Estamos trayendo lo que la sociedad pidió y quiere: un Estado más chico que no se entrometa en sus vidas”, dice Fariña.

El proceso de achique es más bien burocrático. “Los primeros meses fueron de motosierra en las áreas que estaba claro que no tenían ningún sentido, o donde ibas y había 2.000 personas que no sabías dónde estaban. Ahora empezamos lo que llamamos la motosierra profunda, en donde estamos yendo área por área a revisar su funcionamiento”. Y pone como ejemplo las oficinas dedicadas a regular el turismo: “Teníamos una dirección de agencias de viajes, una agencia nacional de control de agencias de viajes y una de registro de agencias de viajes. Todo para una tarea que ahora hacen los privados”.

Javier Milei toma juramento a Federico Sturzenegger como ministro de Desregulación y Transformación del Estado, el 5 de julio de 2024 en Buenos Aires.Presidencia Argentina

La eliminación de normativas, en cambio, es más artesanal. “En la primera etapa creamos un correo electrónico, el mismo que usa el ministro, y pedimos por redes que la gente nos escribiera contando las normas que impiden su trabajo. Hubo una gran respuesta”, explica Fariña. Cuando el correo del ministro fue evidentemente insuficiente, se creó una plataforma en la web. “En menos de 15 días recibimos más de 8.000 denuncias. Un equipo de 40 personas, integrado por economistas y abogados, toma esos reclamos, los segmenta con inteligencia artificial y se junta con cada uno de los ministerios para ver cómo eliminar esa barrera. Es un Gobierno chico donde todos tenemos la misma visión, entonces la capacidad de resolución es rápida. Hay cambios muy chiquitos, que se resuelven en 48 horas, y otros muy grandes, como el régimen de navegación, que pueden llevar uno o dos meses”, dice el viceministro.

Si Musk tomará o no el modelo argentino, está por verse. Por el momento, el magnate y el presidente argentino no ocultan su amistad y admiración mutua. Musk fue anunciado por Trump como cabeza del DOGE el 12 de noviembre pasado, apenas una semana después de su reelección. Ese mismo día, Milei confirmaba en Argentina que Musk mantenía ”conversaciones con Federico Sturzenegger para ver cómo desregular la economía estadounidense”. Sturzenegger, el ministro de Desregulación, es también un admirador de Musk, a quien define como un “personaje absolutamente extraordinario”, y ha asegurado con orgullo que Trump “se inspiró” en Javier Milei para crear el DOGE.

Es un escenario donde todos parecen tener algo para ganar. Musk, fundador y director de Tesla, tiene interés en las grandes reservas de litio del país austral, un mineral usado para las baterías de sus automóviles eléctricos. “Me llamó Elon Musk, y está sumamente interesado en el litio. Y también está muy interesado el Gobierno de Estados Unidos”, aseguró Milei en diciembre. El presidente puso enseguida la lupa sobre las regulaciones que, hasta ahora, lastraban el desarrollo de la actividad minera en Argentina.

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