_
_
_
_

Subida de tipos, intervención cambiaria y baja de aranceles: Argentina ensaya estrategias contra la inflación

El 8,5% de aumento del IPC registrado en abril encuentra al Gobierno peronista sin reservas internacionales y debilitado políticamente

Ropa de hombre a la venta en el escaparate de una tienda en Buenos Aires, Argentina, el 6 de julio de 2022.
Ropa de hombre a la venta en el escaparate de una tienda en Buenos Aires, Argentina, el 6 de julio de 2022.Pablo E. Piovano (Bloomberg)
Federico Rivas Molina

Argentina ya no trata de bajar la inflación; intenta, al menos, que no se salga de control. Este lunes, el Gobierno de Alberto Fernández presentará un paquete de medidas económicas para defender el peso, desalentar el ahorro en dólares y sumar reservas internacionales al Banco Central. Dentro de cinco meses habrá elecciones generales y ya nadie espera un plan integral de estabilización ni un cambio en las expectativas. Se trata de llegar a octubre con el barco a flote, mientras se traslada la responsabilidad de la cirugía mayor al que asuma el 10 de diciembre. Los sondeos dan por hecho que no será un peronista. La Casa Rosada ha atado su futuro electoral a una candidatura del ministro de Economía, Sergio Massa. Si Massa no logra resultados económicos, dificilmente será candidato.

La inflación de abril alcanzó el 8,4% y elevó la interanual hasta el 108,8%, la mayor en 30 años. El IPC no deja de subir desde hace seis meses: 4,9% en noviembre, 5,1% en diciembre, 6,0% en enero, 6,6% en febrero y 7,7% en marzo. Abril fortaleció la subida y anticipó un mes de mayo que se acercará peligrosamente a las dos cifras. No se habla aún de hiperinflación, pero el fantasma de la gran crisis de 1989 está ahí.

En marzo, el Banco Central subió la tasa de interés de referencia desde 81% hasta el 91%. Este lunes entró en vigor una nueva subida, hasta el 97%. Al mismo tiempo, el ministerio de Economía anunció que “aumentará la intervención en mercado de cambios y administrará el ritmo del crawling peg”, es decir, la política de devaluación diaria del peso frente al dólar en la cotización oficial, como exige el FMI. La cuestión es convencer a los argentinos de que mantengan sus ahorros en pesos: el Banco Central tienen sus reservas cerca del cero y ya no puede abastecer el mercado de cambios.

Al torniquete en la salida de dólares el Gobierno le sumará una nueva negociación con el Fondo Monetario Internacional (pretende que adelante 11.000 millones de dólares previstos para finales de año), aumentar el swap con China y el apoyo de Brasil. El FMI se ha limitado hasta ahora a celebrar las negociaciones “constructivas” que lleva adelante con Argentina. China ya aceptó el pago de importaciones en yuanes por unos 5.000 millones de dólares; el ministro Massa viajará el 29 de mayo a Beijing para elevar esa cifra hasta los 9.000 millones. La ayuda de Brasil, fruto de la visita relámpago de Alberto Fernández a Luiz Inácio Lula da Silva, se ha limitado hasta ahora a una palmada en el hombro.

Importación de alimentos

En el listado de medidas contra la inflación hay también medidas heterodoxas. Para alentar el consumo y bajar la cantidad de pesos en efectivo, el Gobierno subsidiará el crédito para la compra de bienes durables en cuotas. Contra la subida en los precios de los alimentos se abrirá la importación, una decisión sin precedentes en uno de los mayores productores del mundo. A cargo de las compras al exterior estará el Mercado Central de frutas y verduras, que operará mediante un fideicomiso. Se crea además una Unidad de análisis de las Operaciones de Comercio para “monitorear operaciones de compra y venta de bienes y servicios”.

La apuesta del Gobierno es evitar un estallido económico que dilapide cualquier posibilidad de triunfo electoral en octubre. La crisis ha terminado por resquebrajar al peronismo, en un largo proceso de flagelación política iniciado en el inicio de la gestión, en 2019. El presidente, Alberto Fernández, lleva meses sin hablarse con su vice, Cristina Kirchner. Ambos se entregaron finalmente al ministro Massa, quien nunca ocultó sus aspiraciones presidenciales.

La desbandada alcanzó a las provincias donde gobierna el peronismo, que han separado sus elecciones locales de las nacionales para no contagiarse de desastre general. La semana pasada se celebraron elecciones en Neuquén y Río Negro, en la Patagonia, y ganaron candidatos más o menos alineados con la Casa Rosada. Este domingo votan Salta, Tierra del Fuego y La Pampa, donde el Gobierno espera buenos resultados. Un fallo de la Corte suspendió los comicios en San Juan y Tucumán, bastiones del peronismo donde los caudillos locales buscaban reelecciones reñidas con la Constitución.

Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS América y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la región.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_