Expresidentes de todo el mundo piden a Biden que excluya a Cuba de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo

Los firmantes de una carta dirigida a Joe Biden califican la inclusión de “medida coercitiva” que ha contribuido a la grave crisis económica que atraviesa el país y la consecuente ola migratoria

El Presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, en la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York, en septiembre de 2023.BRENDAN MCDERMID (REUTERS)

Decenas de expresidentes y ex primeros ministros de todo el mundo suscriben una carta en la que trasladan al presidente estadounidense, Joe Biden, a pocos meses de terminar su mandato, una solicitud hecha por otros en el pasado: retirar a Cuba de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo en la que quedó incluida durante el Gobierno de Donald Trump, dando marcha atrás al intento de Barack Obama de sacarlo de dicha clasificación como parte del restablecimiento de las relaciones diplomáticas en 2015. Según los firmantes, entre los que están el exmandatario colombiano Ernesto Samper Pizano, la brasileña Dilma Rousseff, la argentina Cristina Fernández de Kirchner, el español José Luis Rodríguez Zapatero, el boliviano Evo Morales o el ecuatoriano Rafael Correa la inclusión de Cuba como país patrocinador del terrorismo no es solo “una medida coercitiva difícilmente justificable en pleno siglo XXI”, sino que ha contribuido a la crisis económica sin par que atraviesa el país y la consecuente ola migratoria, que ya excede con creces la suma de los éxodos anteriores.

En la carta, a la que tuvo acceso EL PAÍS, los firmantes aseguran que las razones para pedir que se saque definitivamente a Cuba de la lista “están sustentadas en un contundente llamado humanitario que pretende aliviar la situación de millones de personas inocentes”. También afirman que otro argumento es la “profunda convicción de que el gobierno de Cuba está seriamente comprometido contra el terrorismo y a favor de la paz en la región y el mundo”.

La misiva insiste en que “esta injusta decisión” impacta a “sectores más vulnerables de la población cubana golpeados en el último tiempo por los efectos nefastos de la pandemia, agudizados por la falta de medicamentos y equipos para atender la emergencia”. Pone, además, particular énfasis en la crisis económica que atraviesa el país, “una de las más castigadas del mundo”, que hoy está “en un punto de difícil retorno”. Los firmantes aseguran que la explicación a una situación que “comienza a ser dramática” se debe, entre otros factores, a las “sanciones unilaterales aplicadas por los Estados Unidos”, un embargo comercial que ha sido condenado por Naciones Unidas en varias ocasiones. Según los economistas, el Gobierno de Miguel Díaz-Canel tiene, en cualquier caso, responsabilidades en la debacle económica cubana.

Los firmantes afirman que el hecho de que Estados Unidos y Cuba tengan “sistemas políticos con inspiraciones ideológicas distintas” no debe ser motivo para privar a la isla de una mutua cooperación, y que aunque este año el Departamento de Estado retiró a Cuba de la lista de Estados que no cooperan en la lucha contra el terrorismo, la mantiene paradójicamente en la de países patrocinadores. Por tanto, se hacen la pregunta que anteriormente ya se ha puesto sobre la mesa: “¿Cómo se puede afirmar, al mismo tiempo, que un país sí coopera en la lucha mundial contra el terrorismo y a la vez acusarlo de apoyarlo abiertamente?”

Cuba y la paradoja de su apoyo al terrorismo

En mayo de este año el Departamento de Estado retiró a Cuba de la lista de países que no cooperan en la lucha contra en terrorismo, algo que no ha complacido a las autoridades cubanas, quienes han condenado en variadas ocasiones la inclusión de Cuba en otra lista, la de los países que sí apoyan el terrorismo, la llamada lista SSOT, en la que aparecen además Corea del Norte, Irán y Siria. Según el propio Departamento de Estado, estos Gobiernos “apoyan el terrorismo internacional ya sea participando en actividades terroristas ellos mismos o proporcionando armas, entrenamiento, refugio, instalaciones diplomáticas, respaldo financiero, apoyo logístico y/o de otro tipo a los terroristas”.

La agencia federal también dice que, aunque no hay pruebas de que Cuba haya patrocinado “ninguna actividad terrorista internacional en 1997″, el país “sigue brindando refugio a terroristas de varias organizaciones terroristas” y mantiene fuertes vínculos con otros Estados patrocinadores del terrorismo.

Fue en 1982, durante la Administración de Ronald Reagan, cuando Cuba comenzó a comparecer en la controvertida lista, en ese entonces por apoyar movimientos armados en América Latina y África. Otros motivos fueron luego las relaciones con países como Irán y Corea del Norte, o el hecho de que el país había asilado a miembros de ETA, o a fugitivos de la justicia estadounidense como Joanne Deborah Chesimard (la conocida Assata Shakur) o Charlie Hill.

Luego de 33 años, en 2015 el exmandatario Barack Obama decidió sacar a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo, como parte del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países. En enero de 2021, con Trump al poder, la isla volvió a aparecer en el listado bajo los argumentos de que el Gobierno cubano mantiene vínculos con grupos como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), y que se negó a extraditar a diez líderes del ELN implicados en el atentado de 2019 a la escuela de cadetes de policía de Bogotá.

En la carta, que han firmado otros exmandatarios como el peruano Ollanta Moisés Humala Tass, el guatemalteco Vinicio Cerezo, el hondureño Manuel Zelaya, el serbio Tomislav Nikolić o el malasio Mahathir Mohamad, sostienen que, sin embargo, el Gobierno cubano tuvo una participación activa en la construcción de los Acuerdos de Paz firmados en La Habana en el año 2016 entre el Estado de Colombia y las FARC, y destacaron su papel en el diálogo por la paz entre el Estado colombiano y el ELN.

Aunque algunos pensaron que con Biden -quien fue uno de los protagonistas en la normalización de relaciones diplomáticas- se daría marcha atrás a las sanciones impuestas por Trump, lo cierto es que la política del demócrata hacia Cuba ha sido lenta, escasa y no estuvo en su agenda de prioridades. En el terreno político donde Cuba es centro, una parte del ala republicana aboga por más sanciones que ahoguen al Gobierno de la Isla, pero es una realidad que el embargo afecta directamente y de manera real a los cubanos. La inclusión de Cuba en la lista de países que apoyan el terrorismo, por ejemplo, no solo impide transacciones internacionales, establece prohibiciones en las exportaciones y restricciones financieras, o imposibilita la asistencia al país con ayuda humanitaria, sino que afecta a ciudadanos cubanos con doble nacionalidad que quieran viajar a Estados Unidos con un permiso ESTA, interfiere en transacciones bancarias o restringe los intercambios académicos.


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