La Guatemala maya reescribe la palabra universidad
Las universidades mayas han hecho esta semana un acto en el Palacio Nacional y tiene todo el sentido. Ante los embates jurídicos contra los resultados electorales de 2023, las principales alcaldías indígenas coordinaron un paro durante más de 100 días para garantizar la toma de posesión de Arévalo
Kaji Imox fue un rey y un guerrero histórico del pueblo maya kaqchikel durante el siglo XVI, y ahora también es el de la editorial de la Kaqchikel Nimatijob’äl, la Universidad Maya Kaqchikel. Kaji Imox, la editorial, lanzó recientemente sus primeras publicaciones: dos tomos del programa Educación superior y pueblos indígenas y afrodescendientes en América Latina, coordinadas por el argentino Daniel Mato.
La mañana de este jueves, 5 de diciembre, Mato, doctor en Ciencias Sociales y promotor de la educación superior de pueblos indígenas en Latinoamérica, fue reconocido con un Doctorado honoris causa de parte del Consejo de Universidades Mayas de Guatemala (CUMG), por su apoyo a la organización y funcionamiento de estas instituciones académicas en el país. El reconocimiento se dio en uno de los principales salones de protocolo del Palacio Nacional de la Cultura en Ciudad de Guatemala.
El Palacio ha sido testigo de la historia política del país centroamericano durante poco más de 80 años, un periodo que incluye intentos tempranos de democracia, cruentas dictaduras militares, golpes de Estado; y más cerca en la historia, corrupción y autoritarismo. El Palacio también ha visto a la ciudadanía guatemalteca organizarse contra la corrupción y en defensa de la democracia. Pero hay algo que aún no se ha visto en ese edificio, en una nación donde 6,5 millones de personas son parte de alguno de los 22 pueblos mayas; ninguno de los presidentes guatemaltecos ha sido indígena.
Que estas universidades hayan tenido acceso por primera vez a uno de los salones más importantes del Palacio para este acto tiene todo el sentido. Ante una serie de embates jurídicos contra los resultados electorales de 2023, orquestados por el Ministerio Público y parte del organismo judicial, las principales alcaldías indígenas de Guatemala coordinaron un paro nacional que durante más de 100 días defendió los resultados y garantizó la toma de posesión del socialdemócrata Bernardo Arévalo, quien tiene ahora su despacho presidencial en el edificio histórico.
En distintos espacios del Palacio, las paredes narran, en murales y textiles, la historia del país, incluidas varias escenas de la Colonia. “El racismo ha sido históricamente fundante del mundo occidental moderno del que formamos parte”, comenta Mato al final de la ceremonia. “El racismo no es solo una ideología. Ha sido un sistema de poder, y ese tapiz lo muestra claramente”, dijo señalando uno en la sala de banquetes en el que se muestra a indígenas haciendo ofrendas a unos soldados de la Colonia. A pocos pasos, las autoridades espirituales y académicas de las universidades representadas prepararon un altar de flores y velas de batería para iniciar el evento académico haciendo una invocación al fuego.
Para Raxché Rodríguez, editor y miembro de la Universidad Maya Kaqchikel, “esta ceremonia muestra la presencia internacional de las universidades mayas y el apoyo que pueden recibir de universidades extranjeras”. En otro gesto simbólico, el evento incluyó en la mesa de protocolo al doctor Roberto Escalante, secretario general de la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe, fundada en Guatemala en 1949 durante el Gobierno de Juan José Arévalo, padre del actual presidente. Sin embargo, este apoyo de organizaciones internacionales y los procesos de autogestión del CUMG contrastan “con el escaso apoyo recibido en el país, a pesar del Acuerdo de Identidad y Derechos de los Pueblos, que establece la obligatoriedad del Estado de apoyar y financiar un sistema de educación superior para los pueblos indígenas”, sentencia Rodríguez, un editor de 67 años que hasta los 22 no leyó un libro en kaqchikel.
Ocupar aquel espacio en Palacio en un bastante modesto acto no reduce la trascendencia del gesto. Por el contrario, comenta Matos: “Esta es una conquista de los pueblos mayas, de las universidades mayas en particular, que estemos en este espacio, que frente a este tapiz, en este Palacio que tiene otros signos, las universidades mayas estén hoy presentes haciendo un acto académico, ético, político, de afirmación”.
En Guatemala, la primera Universidad se fundó en 1676, la de San Carlos. La segunda, la Rafael Landívar, en 1961. La primera universidad maya fue la Ixil y fue fundada en 2010. Luego nacieron las universidades Kaqchikel, Poqomchi, Q´eqchí y Ch´orti´, firmando esta última como Pluriversidad Ch´orti´. Este es el primer doctorado honoris causa que este Consejo otorga y el nombre del guerrero Kaji Imox ahora es el sello de la primera editorial universitaria de los pueblos mayas de Guatemala. Claramente las victorias de las universidades mayas son bastante más que simbólicas. Pero el gesto cuenta.