América Latina y el Caribe ya no es líder en vacunación infantil: ¿cómo llegamos hasta aquí?
Con uno de los mejores historiales de inmunización infantil, América Latina y el Caribe no tiene excusas para recuperarse de los retrocesos y alcanzar el 95% de cobertura de vacunación de rutina para mantenernos a todos a salvo
EL PAÍS ofrece en abierto la sección América Futura por su aporte informativo diario y global sobre desarrollo sostenible. Si quieres apoyar nuestro periodismo, suscríbete aquí.
En solo 10 años, las tasas de vacunación infantil han caído a los niveles de hace casi 30 años, amenazando la vida de los niños y niñas a medida que enfermedades que se consideraban erradicadas reaparecen en toda la región. Desde brotes de sarampión hasta casos de poliomielitis como el de un bebé de 16 meses conocido hace apenas unas semanas, enfermedades peligrosas que se creían ya desaparecidas están reapareciendo en América Latina y el Caribe. ¿Cómo es esto posible en una región que fue declarada libre de sarampión y poliomielitis?
El resurgimiento de enfermedades prevenibles como las mencionadas son señales de advertencia de que América Latina y el Caribe no está vacunando a sus niños y niñas. Pero, no siempre fue así. Durante décadas, la región presumió de tener algunas de las tasas de vacunación infantil más altas del mundo. Cuando era niño, en Haití, no me daba cuenta del poder que tenían esas inyecciones en el brazo para salvar vidas. Como padre, médico y trabajador de organizaciones para el desarrollo, he visto cómo las vacunas protegen a mis hijas, a pacientes y a comunidades enteras en toda esta región.
Sin embargo, en la última década, la cobertura de vacunación infantil –un indicador de los resultados de inmunización de un país– ha disminuido constantemente en América Latina y el Caribe. La cobertura de la tercera dosis de la vacuna contra la difteria, el tétanos y la tosferina entre los niños y niñas menores de un año cayó del 93% en 2012 al 75% en 2021, según las últimas estimaciones de la Organización Mundial de la Salud y Unicef.
Se trata de la tasa de vacunación de rutina más baja de la región en casi 30 años, lo que sitúa a América Latina y el Caribe muy por debajo de la media mundial del 81% y justo por delante de África Oriental y Meridional con 74%. Esto significa que 2,4 millones de niños y niñas en la región –uno de cada cuatro menores de un año– están desprotegidos frente a enfermedades potencialmente mortales. Más de 1,7 millones tienen “cero dosis”, es decir, que nunca han recibido ninguna vacuna.
En una de las regiones más desiguales del mundo, no es de extrañar que los niños y niñas más pobres sean los más afectados. En América Latina y el Caribe, vemos que los niños y niñas de los hogares más pobres tienen casi tres veces más probabilidades de no haber recibido ninguna vacuna que aquellos de los hogares más ricos, según el nuevo informe de Unicef Estado Mundial de la Infancia 2023: Para cada infancia, vacunación. Los niños y niñas indígenas y afrodescendientes se encuentran entre los que tienen más probabilidades de no ser vacunados.
¿Cómo ha perdido tanto terreno América Latina y el Caribe? Aunque todavía tenemos que examinar más a fondo las razones del alarmante retroceso de la región en la vacunación infantil, el descenso puede deberse a múltiples factores. Los desastres naturales, la violencia, la urbanización, la inestabilidad y la migración han contribuido al aumento de las desigualdades, privando a las comunidades marginadas de una atención de salud de calidad. El covid-19 afectó aún más los servicios de inmunización infantil, ya que los sistemas de salud ya saturados tuvieron que hacer frente a la crisis y se ordenó a las familias que se quedaran en casa para evitar la propagación del virus. También hay algunos indicios del descenso de la confianza en las vacunas en algunos países de la región en los últimos años.
Quizás lo más importante es que América Latina y el Caribe parece haber dado por sentadas sus históricamente altas tasas de vacunación. No todos los países de la región invierten suficientes recursos en atención primaria de salud, y algunos incluso han reducido el gasto público en salud en los últimos años. Y, sin embargo, la inmunización es una de las intervenciones de salud pública más sencillas y rentables que se conocen. La vacunación no sólo salva vidas, sino que es una estrategia probada para reducir los costes sanitarios futuros, generando un fuerte retorno de la inversión – hasta 26 dólares por cada dólar gastado.
Con uno de los mejores historiales de inmunización infantil, América Latina y el Caribe no tiene excusas. Hace 10 años, esta región demostró que podía proteger a los niños y niñas de enfermedades potencialmente mortales. Ahora, con más conocimientos, capacidad y recursos, no hay ninguna razón por la que no podamos recuperarnos de los retrocesos y alcanzar el 95 por ciento de cobertura de vacunación de rutina necesaria para fortalecer nuestra inmunidad y mantenernos a todos a salvo.
Desde padres y cuidadores hasta trabajadores sanitarios y líderes nacionales, todos tenemos un papel que desempeñar para reescribir la historia de la vacunación en América Latina y el Caribe. Los Gobiernos y los socios deben invertir urgentemente en inmunización y atención primaria de salud para controlar ahora las enfermedades infantiles prevenibles mediante vacunas. De lo contrario, tarde o temprano, todos pagaremos el precio.