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ELECCIONES EN COLOMBIA
Columna
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La campaña al desnudo

Las revelaciones y la forma como se han difundido por medios reconocidos, precedidos de un “escandaloso”, “bomba”, “urgente”, han puesto en dificultades a Petro

El candidato Gustavo Petro.
El candidato Gustavo Petro.LUISA GONZALEZ (REUTERS)

La revelación de decenas de horas de conversaciones privadas ocurridas al interior de las huestes del candidato izquierdista Gustavo Petro dejó a esa campaña al descubierto. Aunque casi todo el mundo intuye lo que puede encontrarse al ver un cuerpo desnudo, topárselo así, no deja de causar sorpresa y generar todo tipo de reacciones. Las conversaciones han sido aprovechadas por los promotores de su contrincante para asestar un golpe definitivo en una competencia cerrada.

La nuez de lo revelado ha sido la decisión de promover campañas de desprestigio contra sus contrincantes, práctica muy difundida en el mundo y que en Colombia se realiza desde hace al menos dos décadas, cuando el entonces Juan Manuel Santos la usó contra su rival el ex alcalde de Bogotá, Antanas Mockus. Así le ganó con gran ventaja la elección en 2010.

El hecho de que se use en todas partes y que no signifique una conducta ilegal no quiere decir que no tenga reproches éticos, que se han dedicado a hacer quienes seguramente no cumplieron esos estándares, ni están dispuestos a atenerse a ellos en una próxima campaña.

Las “bodegas” dirigidas por millenials que crecieron con las redes sociales, toman una frase, una imagen o un dato y en un dos por tres la convierten en un video gracioso o escandaloso que se “viraliza” rápidamente.

Según lo revelan las conversaciones hechas públicas, las energías de los jóvenes petristas dedicados a eso se centraron en Federico Gutiérrez, el candidato derechista, afecto al gobierno, que se presumía sería el contendor más fuerte de Gustavo Petro. Un lío ocurrido durante el paso de Fico por la alcaldía de Medellín de su secretario de seguridad con una banda criminal de la ciudad fue distribuido una y otra vez para asociarlo con el narcotráfico.

En la otra campaña hicieron lo propio con una reunión de un hermano del candidato Petro en la cárcel con reos acusados por corrupción para señalar un “pacto con criminales” y ahora, con la revelación de las conversaciones, para insinuar una posible financiación de la campaña con dineros provenientes de la droga, de lo cual no hay ningún indicio en las horas de conversación.

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Al candidato Rodolfo Hernández, un outsider que logró el tiquete para la segunda vuelta, le editaron una respuesta en la que afirmaba que su mujer no tendría injerencia en el gobierno si el resultaba elegido y semanas después no ha conseguido que millones de personas no afirmen que estaba diciendo que las mujeres deberían quedarse en casa.

Con las horas de grabaciones de conversaciones de alfiles petristas, en las que usan vulgaridades para referirse a sus contrincantes y a personas de su propia organización, se ha desatado el cotilleo para subrayar enemistades o provocarlas y, en todo caso, dejar la sensación de una campaña y un candidato sin límites y dispuesto a todo con tal de ganar.

Las revelaciones y la forma como se han difundido por medios reconocidos, precedidos de un “escandaloso”, “bomba”, “urgente”, han puesto en dificultades a Petro, quien había conseguido una dinámica ganadora en la segunda vuelta. Se han publicado varias encuestas y pareciera que aquellas en las que se tomaron datos después del episodio de los “petrovideos” efectivamente ha disminuido su intención de voto en dos o tres puntos, suficientes para perder la elección en unas votaciones que se supone se decidirán por muy pocos votos.

La variación en la intención de voto como consecuencia de la publicación de esas conversaciones privadas será pequeña, pero muy oportuna para Hernández quien parecía haber entrado en un declive de la campaña que lo conducía a la derrota. Ahora nadie puede predecir razonablemente el resultado, salvo movido por el deseo. Las encuestas no permiten dilucidar tendencias, si anticipar variables que hagan la diferencia.

Lo que reveló la desnudez de la campaña es que los esfuerzos se dirigen casi con exclusividad a tratar de destruir moralmente al contendiente y no a exaltar las virtudes propias o, más importante, a persuadir que las ideas que se quieren poner en práctica, si se gana la elección, son más convenientes que las del competidor.

En realidad, eso también se sabía, como es fácil imaginar que se ve si se encuentra un cuerpo desnudo, pero no deja de sorprender.

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