La seguridad alimentaria es clave para hacer ‘La paz con la naturaleza’
En el futuro dirán que esta fue la década de la transformación. Fuimos la generación con la visión y la determinación en la acción para asegurar el futuro
Mientras el mundo se encontró en Cali, Colombia, el destino de la biodiversidad está en juego, y con ello, la sostenibilidad de nuestros sistemas alimentarios.
La agricultura y los sistemas alimentarios suelen estar asociados con la pérdida de biodiversidad. El cambio en el uso del suelo, el cambio climático, la contaminación, la sobreexplotación de especies silvestres y la propagación de especies invasoras, son los principales impulsores de la pérdida de biodiversidad, que pueden vincularse a prácticas agrícolas no sostenibles.
Pero hay otra cara de la moneda. La agricultura es fundamental para el uso sostenible de la biodiversidad, un objetivo importante y posiblemente el mayor avance del Marco Mundial para la Biodiversidad de Kunming-Montreal, en su hoja de ruta hacia un mundo que viva en armonía con la naturaleza. La agricultura sostenible puede mejorar la biodiversidad, la fertilidad del suelo y la disponibilidad de agua, la polinización y el control de plagas, al tiempo que apoya la adaptación y mitigación del cambio climático y una alimentación saludable para todos.
La evidencia muestra que la adopción de la agroforestería, por ejemplo, cultivar árboles, arbustos y cultivos juntos en las mismas parcelas, puede alcanzar hasta el 80% de la biodiversidad de los bosques naturales, reducir en un 50% la erosión del suelo y mejorar la dieta de 1.3 billones de personas que viven en tierras degradadas. Usar un enfoque ecosistémico en la pesca podría ayudar a restaurar las poblaciones de peces marinos, aumentando la producción pesquera en unos asombrosos 16.5 millones de toneladas.
En Colombia, el proyecto “Pacífico Biocultural”, financiado por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF), promueve soluciones de sistemas agroalimentarios en toda la región del Pacífico colombiano, ayudando a que prospere la biodiversidad y las comunidades, incluidos los Pueblos Indígenas, las comunidades negras y los pequeños productores.
Los planes de manejo forestal sostenible están fortaleciendo los sistemas de producción y las cadenas de valor con potencial económico, como el cacao y el açaí. El proyecto trabaja para restaurar los manglares, que defienden la región de la erosión costera y los fenómenos climáticos extremos. Esto también mejora la recolección de la piangua, un molusco autóctono valioso tanto para la nutrición como para el sustento de las comunidades. El proyecto ha dotado de equipos mejorados y ha apoyado la implementación de los planes de manejo de las Áreas Protegidas priorizadas en el marco del proyecto. Los corredores ecoturísticos y de avistamiento de aves de estas zonas están creando nuevos empleos verdes.
Dentro de los principales logros consolidados hasta la fecha en el marco de la implementación del Proyecto Biocultural del Pacífico, se destacan: i) la formulación o actualización de 5 instrumentos de planificación de territorios étnicos, que abarcan 195.107,35 hectáreas; ii) acciones para aumentar significativamente la efectividad en el manejo de 8 Áreas Protegidas que corresponden a un área de 586.035 hectáreas; iii) el apoyo a 27 iniciativas de Negocios Verdes, 7 Unidades de Agregación de Valor - UAV y 6 iniciativas de turismo de naturaleza de base comunitaria; iv) el avance en la estructuración e implementación de Planes Participativos de Restauración Ecológica en áreas de manglar y bosque húmedo tropical en 1.000 hectáreas; entre otros resultados.
De otro lado, la FAO también lidera en coordinación con MinAmbiente la implementación de otros dos proyectos en país. El primero, es “Paisajes Sostenibles - Herencia Colombia”, financiado por la Unión Europea. Trabaja, desde el enfoque integrado de paisaje, la sostenibilidad de sistemas agroalimentarios en dos regiones estratégicas para la biodiversidad de Colombia: Caribe y Andes. En el corredor ecológico entre la Sierra Nevada de Santa Marta y el sitio Ramsar Ciénaga Grande de Santa Marta, se trabaja en la sostenibilidad de las cadenas productivas de café, apicultura y turismo en las zonas costeras; y en la Ciénaga se trabaja en la cadena de la pesca artesanal, restauración de manglares, turismo e iniciativas de economía circular para abordar la problemática de la contaminación por plástico. Por otra parte, en la Cordillera Central, en el ecosistema de páramo, se trabaja en las líneas de sostenibilidad y ganadería y reconversión ganadera en alta montaña, de la mano de los habitantes tradicionales.
El otro es “GCF-Visión Amazonía”, financiado por el Fondo Verde del Clima (GCF), en coordinación con MinAmbiente y el IDEAM, contribuye a la implementación de la Estrategia Nacional REDD+, “Bosques Territorios de Vida” y el Plan de Contención de la Deforestación, con una focalización en el Bioma Amazónico. En específico procura el tránsito de los Núcleos Activos de Deforestación a Núcleos de Desarrollo Forestal y de la Biodiversidad, fomentando el desarrollo de cadenas de valor sostenibles basadas en el aprovechamiento de los recursos forestales maderables o no maderables. De igual manera, impactará positivamente en la calidad de vida de las comunidades campesinas mediante la implementación de arreglos agroforestales que buscan contribuir a la seguridad alimentaria. También contribuirá en la restauración de áreas estratégicas que fortalezcan la conectividad, actividad que se desarrolla con enfoque de paisajes.
En este sentido, se puede evidenciar que Colombia está a la vanguardia. Sin embargo, mientras que los sistemas agroalimentarios están recibiendo una atención cada vez mayor en las políticas de biodiversidad, particularmente en las Estrategias y Planes de Acción Nacionales sobre Biodiversidad (EPANB), implementar estos compromisos es un desafío para la mayoría de los países. Los sectores agroalimentarios a menudo carecen de la capacidad para integrar la biodiversidad en sus políticas y prácticas. Los fondos disponibles no alcanzan la cantidad necesaria para impulsar el cambio.
Hoy debemos considerar cómo ampliar las acciones y la inversión para transformar los sistemas agroalimentarios. Los países están actualizando sus EPANB para comenzar a implementar el Marco Mundial para la Biodiversidad de Kunming-Montreal. Incluir soluciones agroalimentarias favorables a la biodiversidad y tomar en cuenta a agricultores, pescadores, ganaderos y productores es un primer paso esencial. Tener un marco de políticas que habiliten sistemas agroalimentarios sostenibles allanará el camino para hacer la paz con la naturaleza.
La FAO, la Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica, países y socios lanzarán la Iniciativa de Apoyo a las EPANB Agroalimentarias durante la sesión de alto nivel de la COP16 el día 30 de octubre, con el fin de ayudar a los países en esta tarea. Se propone un programa de trabajo con actividades que construyan un entorno propicio, recopile la mejor evidencia para la implementación y medición de prácticas favorables a la biodiversidad, acceda a financiamiento y genere conocimiento. Apoyar a los países en la implementación de sus EPANB, y alinear las políticas e intervenciones agroalimentarias, acelerará la transición hacia sistemas agroalimentarios sostenibles, resilientes e inclusivos.
El Marco Mundial para la Biodiversidad es un plan ambicioso, un plan desafiante. Pero a largo plazo, dará frutos para nosotros y las futuras generaciones. La biodiversidad es la base de la seguridad alimentaria y la nutrición, y un recurso insustituible en nuestra batalla contra el cambio climático y sus efectos. No obstante, continúa disminuyendo más rápido que en cualquier otro momento de la historia humana.
La naturaleza tiene enormes poderes de recuperación. Démosle toda la ayuda y las oportunidades para que se restaure, con el uso sostenible de la biodiversidad, especialmente en la agricultura. En el futuro dirán que esta fue la década de la transformación. Fuimos la generación con la visión y la determinación en la acción para asegurar el futuro.