Colombia bate su récord de cultivos de coca por tercer año consecutivo, con 253.000 hectáreas en 2023

El informe de la oficina de la ONU contra la Droga y el Delito revelado este viernes señala que el país duplicó, en un año, la cantidad de cocaína producida

Colombia alcanzó las 253.000 hectáreas de hoja de coca sembradas en su territorio. Los récords históricos, que se han superado cada año con fuerza desde 2021, marcan una tendencia sostenida de los cultivos de hoja de coca que, potencialmente, será utilizada para la producción de cocaína. Este viernes, mientras el Gobierno se alista para el comienzo de la Cumbre Mundial de Biodiversidad COP16, que comenzará en dos días en Cali (Valle del Cauca), se presentó el informe anual del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (Simci) de Naciones Unidas, que revela que, a 2023, en el país la coca creció en 16 de los 19 departamentos donde hay reportes de siembras.

El dato más determinante del informe, según el resumen revelado este viernes en Bogotá, es que la producción potencial de cocaína pura subió un 53% entre 2022 y 2023. Esta medición hace referencia a la cantidad de esa droga que se pudo haber producido en el país, que el informe calcula en 2.664 toneladas. Es como el peso de unos 80 camiones tipo tractomula, pero en lingotes de clorhidrato de cocaína. El informe hace una salvedad, y es que el dato incluye una de las incautaciones más grandes que hicieron las autoridades el año pasado, cuando confiscaron 746 toneladas, un 28% de esa producción potencial.

Mientras las agendas políticas locales se concentran en el que es, hasta ahora, el evento mundial más importante para el Gobierno Petro, la oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (UNODC) alerta que justo en la región Pacífico, donde se llevará a cabo el encuentro, se ubican los departamentos de mayor expansión cocalera. Cauca y Chocó, en el occidente del país, concentran el 40% de los “lotes nuevos”, en los que históricamente no existía reporte de economías de uso ilícito. En Cauca, por ejemplo, los cultivos crecieron un 21% con respecto a 2022.

El mapa del país que presentó este viernes la UNODC muestra que la coca que se produce en Colombia para fines ilícitos sigue siendo cultivada en las mismas zonas desde 2019: la subregión del Catatumbo, en Norte de Santander y frontera con Venezuela; el departamento del Putumayo, en la Amazonia y en cercanías a Ecuador; el departamento del Cauca y la Costa Pacífica, y el Urabá antioqueño. Allí se concentra el 35% de todos los cultivos, que además coinciden con los territorios de mayor presencia de grupos armados ilegales, como las disidencias de las FARC, la guerrilla del ELN y el Clan del Golfo, estructuras que se alimentan de las rentas del narcotráfico.

El enclave de Argelia-El Tambo (en el suroccidente del Cauca) es uno de los puntos calientes en los que la ONU ha identificado que se concentra y aumenta la coca. Más al sur, en el departamento de Nariño, los focos están sobre los municipios de El Charco, Olaya Herrera y El Turbio. Hacia el Pacífico vallecaucano, sobre el río Naya, en Buenaventura, los cultivos también se han proliferado. Sobre la cordillera, entre el norte del Cauca y el sur del Valle, la coca se multiplica entre los municipios de Timba, Buenos Aires y Jamundí. En las fronteras del norte y el sur, por su parte, la mayor cantidad de siembras están focalizadas en el departamento del Putumayo, que comparte ríos con Ecuador, y en Norte de Santander, contiguo a territorios venezolanos. El informe explica que las zonas del país donde se han ido desconcentrando los cultivos coinciden con territorios que están lejos de fronteras o de rutas de salida, como los departamentos de Meta y Guaviare.

El crecimiento sostenido de cultivos de coca en el país en los últimos tres años plantea una contradicción sobre el mercado de la cocaína. Desde 2021, en Colombia se ha registrado una de las más agudas crisis cocaleras en la región, producto de la caída de los precios de la hoja, la falta de compradores y decisiones políticas locales. En el Pacífico, en 2021 le llamaron “la crisis del hambre”, por la falta de compradores de pasta base de cocaína que golpeó las economías locales y que generó, en algunas regiones del país, que se erradicara la coca por otros cultivos lícitos que permitieran la supervivencia.

Sin embargo, las cifras están lejos de mostrar los efectos de esa crisis. En el informe, la ONU reconoce que todavía hay varias regiones en las que los precios se desplomaron y unas más en las que ni siquiera hay compradores. “A pesar de esto, existe evidencia de que la gran mayoría de los cultivos siguen siendo cosechados”, se lee en el documento. Lo que explican desde la UNODC es que las comunidades almacenan la pasta base de cocaína a la espera de compradores o la utilizan para el intercambio comercial, como una especie de moneda. Eso ocurre, por ejemplo, en la región del río Guayabero, donde se compra y vende con gramos de esa droga.

Si bien los mapas de cultivos ilícitos con los de la violencia siempre se sobreponen, el documento advierte que “la nueva geografía de la coca parece estar favoreciendo la consolidación de territorios en donde la intensificación del fenómeno coincide con un aumento de la violencia contra líderes sociales, el incremento de actividades conexas al cultivo, un deterioro general de las condiciones de seguridad y un aumento de la presión contra comunidades vulnerables, como son los pueblos indígenas y afrocolombianos. Y en algunos territorios emergen y se consolidan otras actividades ilícitas”. Se refieren, por ejemplo, al incremento de actividades como la minería ilegal, que en el Cauca se enmarca en la explotación de oro de aluvión y crece, de forma paralela, con el alza de cultivos ilícitos de coca, amapola y marihuana.

En la presentación del informe, la representante Regional de UNODC para la Región Andina y el Cono Sur, Candice Welsch, ha dicho que Nariño sigue siendo el departamento con más cultivos en el país. “Tiene más hectáreas de coca que otros 15 departamentos juntos, incluyendo Antioquia y Valle del Cauca”. Explicó también que ha habido cambios en las dinámicas de productividad. “Una hectárea de coca hoy produce hasta dos veces la cantidad de cocaína que producía hace 20 años”.

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