‘True Detective. Noche Polar’ y Núñez Feijóo
El político llegó a Madrid con fama de ser un liberal moderado para comprobar poco después su inmoderada aproximación a la extrema derecha
Federico Fellini señaló que “la televisión es el espejo donde se refleja la derrota de todo nuestro sistema cultural”, una opinión radical quizá empañada porque pese a su rotundidad rodó Cuaderno de notas de un director y Los payasos para la RAI, la televisión pública italiana. Caso contrario es el de Juan Antonio Bayona, que en el anuncio de las bondades de una determinada marca de un televisor destaca la calidad del blanco puro y, de paso, hace propaganda de ...
Federico Fellini señaló que “la televisión es el espejo donde se refleja la derrota de todo nuestro sistema cultural”, una opinión radical quizá empañada porque pese a su rotundidad rodó Cuaderno de notas de un director y Los payasos para la RAI, la televisión pública italiana. Caso contrario es el de Juan Antonio Bayona, que en el anuncio de las bondades de una determinada marca de un televisor destaca la calidad del blanco puro y, de paso, hace propaganda de La sociedad de la nieve, una de sus películas. Si Fellini critica duramente pero acepta trabajar para la televisión, Bayona la elogia para promocionar uno de sus largometrajes. Moraleja: cada uno a lo suyo.
Claro que para blanco más o menos puro la cuarta temporada de True Detective, que lleva el subtítulo de Noche polar. Puede verse en Movistar + con una productora ejecutiva y protagonista absoluta: Jodie Foster (la detective Liz Danvers en la serie) que tratará de desentrañar la misteriosa desaparición de ocho científicos de la localidad ficticia Ennis con la ayuda de Kali Reis (Evangeline Navarro, una detective estatal de Alaska). Una serie estrenada a principios de 2024 y sobre la que hubo de todo entre las críticas con la mayoría de ellas positivas.
Y si la acción transcurre en un pueblo de Alaska, lo cierto es que los exteriores se rodaron en Islandia y los interiores en unos estudios de Reikiavik, y en eso hay que reconocer que las localizaciones tienen un cierto parecido con Alberto Núñez Feijóo, quien llegó a Madrid con fama de ser un liberal moderado para comprobar poco después su inmoderada aproximación a la extrema derecha.
El que la serie se rodara en un país distinto al que figura suponemos que se hizo por cuestiones fiscales para rebajar el presupuesto, que fue de 60 millones de dólares, aunque no se entiende muy bien las ventajas de que figure su trama en Alaska en lugar de Islandia, un misterio irresuelto. En el caso del político español, también suponemos que se debió al anhelado y frustrado afán de habitar el Palacio de la Moncloa. En todo caso es de justicia afirmar que la serie resulta mucho más entretenida que la cansina política española en la que también hay misteriosas desapariciones, desde Ruiz Gallardón a Carmen Calvo, Albert Rivera o Alberto Garzón, por citar unos pocos de ese nutrido y selecto grupo cuyas biografías justificaron un nuevo concepto de la política: el de puertas giratorias.