Mississippi sigue ardiendo

Dicen que el pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla. Estamos viendo que el pueblo que conoce su historia también la sigue repitiendo y cada vez de una forma más estúpida

De la debacle en los Oscars de mi favorita, Emilia Pérez, tan sólo me consuela que uno de los premios que parecían seguros, el de mejor película extranjera, recayese en Aún estoy aquí. No hay demasiada gracia en su forma, pero qué importante es que su fondo encuentr...

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De la debacle en los Oscars de mi favorita, Emilia Pérez, tan sólo me consuela que uno de los premios que parecían seguros, el de mejor película extranjera, recayese en Aún estoy aquí. No hay demasiada gracia en su forma, pero qué importante es que su fondo encuentre el mayor número de espectadores posible. Para quien no esté al tanto les diré que cuenta la historia real del ingeniero Rubens Paiva, torturado y asesinado durante la dictadura militar brasileña. Qué necesario, pensé, mientras la veía, que el mundo conozca mejor una atrocidad menos mediática que otros desmanes antidemocráticos de países vecinos.

Qué más da, me corregí a mí misma, el mundo vio las también oscarizadas, Desaparecido y La historia oficial y eso no impidió que años después millones de votantes eligiesen al Javier Milei que niega las cifras de desaparecidos y consideró una prioridad suprimir el altavoz mediático de las Madres de la Plaza de Mayo, Madres de la Plaza, en emisión desde 2008.

Siempre le atribuí a lo audiovisual una capacidad infalible para ayudar a distinguir el bien y el mal. A donde no se acercaban los planes educativos, obcecados en ignorar el pasado reciente, llegaban el cine y la televisión. No puedo ser racista ni nazi porque me críe viendo Raíces y Holocausto. Es así de simple. El pie cercenado de Kunta Kinte me señaló el camino moral.

No se necesitan excusas, pero esta semana la muerte de Gene Hackman me hizo volver a ver la imprescindible Arde Mississippi. Lo que cuenta sucedió en 1964, el mismo año del golpe militar brasileño. Parece que habla del pasado, pero todo suena actual. El racismo campa a sus anchas en Estados Unidos. El líder histórico del Ku Klux Klan hizo campaña por Donald Trump, aunque en 2025 hablar del KKK sea como hacerlo de borceguíes o doblones, ahí siguen y sin esconderse.

En Arde Mississippi imparte justicia un heroico FBI. Hoy a sus mandos Trump ha colocado a Kash Patel, un tipo que tiene entre sus méritos haber escrito La conjura contra el rey, un cuento ilustrado titulado en el que el rey Donald combate a la malvada Hillary Queenton gracias a la ayuda del Mago Kash. Saquen este tema cuando alguno de los votantes de los partidos patrios que aplauden a Trump les hablen de adoctrinamiento.

Dicen que el pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla. Estamos viendo que el pueblo que conoce su historia también la sigue repitiendo y cada vez de una forma más estúpida.

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