‘The Crash’ o la manipulación considerada una de las bellas artes
La serie narra el terrible accidente de un Boeing 747 que se estrelló contra un edificio en una de las zonas más marginales de Ámsterdam
Contemplando los cinco capítulos de The Crash (en COSMO), la serie sobre el accidente aéreo más importante en Holanda y las constantes manipulaciones de los hechos de su Gobierno por interés político, viene a la memoria aquella inolvidable descripción del entonces portavoz del Gobierno español, Mariano Rajoy, sobre la catástrofe del Prestige: “salen unos pequeños hilitos,...
Contemplando los cinco capítulos de The Crash (en COSMO), la serie sobre el accidente aéreo más importante en Holanda y las constantes manipulaciones de los hechos de su Gobierno por interés político, viene a la memoria aquella inolvidable descripción del entonces portavoz del Gobierno español, Mariano Rajoy, sobre la catástrofe del Prestige: “salen unos pequeños hilitos, cuatro en concreto, regueros solidificados con aspecto de plastilina”. El naufragio provocó la mayor tragedia ecológica en la historia de España y causó pérdidas que la Fiscalía cifró en más de 4.300 millones de euros. Un lince, sin mencionar el lamentable empeño de Aznar en atribuir a ETA los atentados del 11-M manipulando la información sobre los hechos en vísperas de unas elecciones generales, con la inestimable colaboración de Alfredo Urdaci al frente de los informativos de TVE.
La serie holandesa narra el terrible accidente de un Boeing 747 de carga procedente de Nueva York y con destino a Tel Aviv que se estrelló contra un bloque de edificios sociales del barrio de Bijlmer, una de las zonas más marginales de Ámsterdam. La versión oficial es que el avión llevaba flores, perfumes y piezas de ordenadores. Seis años después, y gracias a la labor de investigación de una veterinaria y dos periodistas que no cejaron en su empeño por esclarecer la verdad, se constató que la aeronave de El Al transportaba 240 kilogramos de materia prima para fabricar gas sarín, lo que a su vez explicaba las 43 muertes producidas por la liberación de las sustancias contaminantes, muertes que fueron sistemáticamente ninguneadas por las autoridades de la muy civilizada Holanda. Si hay que elegir entre la verdad y la rentabilidad política, los Gobiernos lo tienen claro.
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