Luis Fernández, el último giro de guion de un periodista jubilado
El expresidente de Radio Televisión Española, con una larga carrera en cadenas privadas, abandona su retiro para presidir Telemundo
Algo muy fuerte tiene que incitar a un hombre de 65 años que lleva dos de jubilación feliz para volver a la primera línea, a las trincheras televisivas y a la pelea diaria por la audiencia. Es lo que ha hecho el español Luis Fernández, nombrado esta semana presidente de Telemundo, la cadena en español del grupo N...
Algo muy fuerte tiene que incitar a un hombre de 65 años que lleva dos de jubilación feliz para volver a la primera línea, a las trincheras televisivas y a la pelea diaria por la audiencia. Es lo que ha hecho el español Luis Fernández, nombrado esta semana presidente de Telemundo, la cadena en español del grupo NBCUniversal, donde ya estuvo entre 2016 y 2021 al frente de los informativos. “He perdido toda la credibilidad del mundo”, bromea. “Es difícil de explicar. Había trabajado 46 años, pero me llama una persona [César Conde, presidente de la corporación] a la que aprecio personal y profesionalmente y me dice: ‘Te tienes que ocupar de esto’. La historia tiene poca chicha, pero es así. Me resistí, había tenido otras oportunidades en América y en España, pero al final acepté”, cuenta desde la redacción en Miami, en su “segundo día de cole”.
“Superlíder. Muy apasionado, un periodista de raza. Un guerrillero”, coinciden distintos testimonios recabados para este reportaje sobre la figura de este periodista nacido en Santo Domingo de la Calzada (La Rioja). También en varias conversaciones aparece la misma idea: no suele tener despacho y, si lo tiene, es abierto y no lo usa prácticamente nunca. “Cuando se pone te lleva muy al límite, pero no te das cuenta o no se lo tienes en cuenta”, rememora Gemma García, periodista española, ahora en RTVE y una de sus principales colaboradoras durante la primera etapa en Telemundo. “Él no controla la parte técnica, la fábrica, porque es muy jefe desde muy joven, pero está ahí en la redacción, incluso para ir a por la comida”, prosigue García, que recuerda dos cualidades de su forma de entender el mando: “Se rodea de gente que sabe más que él y además lo reconoce, no se apropia de las ideas ajenas. Siempre escucha y es capaz de cambiar de opinión, incluso si quien le hace reconsiderar algo es el último eslabón de la cadena”. “Maneja los equipos como Ted Lasso, como un entrenador de fútbol”, remata.
César Conde es la figura clave en el movimiento que ha llevado a Fernández a la que fuera su última casa. Conde es el primer latino al frente del NBCUniversal News Group y el primer presidente de la corporación que tiene bajo su égida, además, Telemundo. Así hablaba de su fichaje, nada más producirse el miércoles: “A lo largo de su extraordinaria carrera, Luis ha demostrado una y otra vez un liderazgo visionario, construyendo y haciendo crecer las organizaciones de medios en español más exitosas en EE UU y en el extranjero”. Con la vuelta del ejecutivo español, Conde quiere consolidar el peso ganado por Telemundo en los últimos meses en un año clave, con las elecciones presidenciales en noviembre de 2024.
El revolucionario de RTVE
Antes de su aventura americana, Fernández marcó una época decisiva en la televisión en España. En 2006 fue el primer presidente de RTVE elegido por consenso entre PSOE y PP. El presidente del Gobierno socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, había impulsado una ley para desgubernamentalizar el ente público y sacarlo de la batalla partidista. Fernández asumió el reto y se empeñó en hacer de RTVE un medio independiente y creíble. Cambió de arriba abajo el modelo que había heredado y revitalizó los informativos. Puso también en marcha programas con los que aspiraba a acercar a los líderes políticos a los telespectadores, como Tengo una pregunta para usted.
Avalado por un pacto inédito en el Parlamento, Fernández se propuso hacer una televisión moderna, plural, objetiva y competitiva. Su hoja de ruta pasaba por recuperar la credibilidad social, reforzar la independencia política y lograr la viabilidad económica de una empresa que, durante medio siglo, había vivido a la sombra del poder político. “Me pongo la camiseta de RTVE y del servicio público”, anunció en su primera comparecencia en el Congreso de los Diputados, a la que llegó, para sorpresa de todos, en una vespa.
Fue elegido para un mandato de seis años, pero tiró la toalla a mitad de camino. Dimitió en 2009, dos meses después de la entrada en vigor de la ley que reformó el modelo de financiación de RTVE, que implicaba la desaparición de la publicidad de forma radical. Sus discrepancias en torno a esta norma fueron el detonante. “Vinimos a hacer un trabajo con una ley que nos han cambiado a mitad del partido”, lamentaron sus colaboradores.
El periodista había tomado el relevo de Carmen Caffarel, a la que le tocó la ingrata tarea de recortar la plantilla de RTVE a través de un expediente de regulación que se llevó por delante 4.000 empleos. Caffarel puso los cimientos sobre los que Fernández levantó su modelo televisivo. Los telediarios cambiaron no solo en la forma, sino también en el fondo. Con el paso del tiempo, muchos profesionales del grupo estatal han reconocido aquellos años como los de mayor credibilidad, rigor e independencia. Así lo resume Fran Llorente, entonces director de Informativos del ente, ahora en Prisa Media: “Es un gran tipo. Es el mejor presidente de la historia de RTVE. Son cosas incuestionables. Tiene capacidad de liderar, impulsar proyectos, no conformarse con los caminos ya explorados. Tuve la suerte de que nos respaldara siempre en nuestra pelea por la independencia política. Y eso permitió que se hicieran los mejores informativos de RTVE. Le quitó el gris y le puso el naranja, el color, a la corporación”. Una apuesta que, señalan varios análisis, fue apuntalada en otro ámbito por ficciones de éxito como Águila roja o Isabel.
Es esa independencia de la que hablan las fuentes consultadas de la que hace gala el propio Fernández cuando este diario le pide que defina su carrera. “Soy independiente a muerte en el periodismo”. Iñaki Gabilondo dijo sobre él: “España es lo uno o lo otro’. Luis Fernández es lo uno y lo otro”.
En su plan de modernización, Fernández diseñó una operación para construir una nueva sede de RTVE, fuera del perímetro de Prado del Rey, que pasaba por vender los terrenos de Torrespaña, donde se alzan los informativos, cerca de la M30 madrileña; también los Estudios Buñuel y la propia Prado del Rey. El proyecto, faraónico y de enorme complejidad, no recibió el visto bueno del Gobierno.
Oficialmente se marchó en 2009 por motivos “estrictamente personales”, pero en el trasfondo de su salida hubo una cadena de desencuentros con el Gobierno. Las malas relaciones con La Moncloa no eran una novedad. En 2000 había sido destituido como director de informativos de Telecinco, cargo que desempeñó durante cuatro años. En ese tiempo, los programas de noticias alcanzaron altas cotas de audiencia en la cadena privada, pero su línea independiente no gustaba al Ejecutivo de José María Aznar, que pidió su cabeza.
“Ante la duda, periodismo”
Quienes lo han visto trabajar aseguran que es el eslabón perfecto entre la cultura empresarial norteamericana, más corporativa, y el universo sociocultural latino, probablemente más caótico y creativo. Los elogios no se circunscriben a su círculo profesional. Daniel Coronell, presidente de Noticias Univisión, la cadena que rivaliza con Telemundo por la audiencia hispanohablante, lo describía así para este diario: “Es una máquina de generar ideas. La creatividad marca siempre su trabajo. Es un competidor temible e incansable, pero también un gran amigo. Tengo por él enorme afecto y respeto”.
“Yo, a mis redactores, les doy siempre esta norma: ‘En caso de duda, haced periodismo’. Cuando hay problemas y presiones, es la fórmula mágica para no equivocarte. Me lo enseñó Augusto Delkáder, en la SER”, evocaba Fernández en una entrevista en 2006. Aquellos redactores, los de ahora y los de hace años, y los equipos directivos que ha ido formando, jalonan parte del tejido periodístico español, y no solo en el panorama audiovisual. Además de director de informativos en la cadena del grupo Prisa (editor de este diario) entre 1990 y 1995, Fernández desempeñó ese mismo cargo en Canal+ hasta su partida a Telecinco en 1996. Antes había estado en la Cope y colaborado con Telemadrid en un amplio currículo.
Tampoco se entiende la vida de Fernández sin el Real Madrid, su pasión fuera del periodismo, convertida en misión laboral entre 2014 y 2016, cuando salió de Univisión y antes de llegar a Telemundo, dos años en los que se encargó como director general de la expansión del club blanco por Asia.
Fernández estaba “en la gloria bendita”, según comentan en su entorno, llevando una vida de jubilado viajero, una existencia tranquila entre España y EE UU, donde estudian y trabajan sus tres hijos. Ahora, la pasión periodística le ha acercado más a los suyos y le aleja un poco del Bernabéu. “Soy un privilegiado y estoy muy agradecido a la vida. Soy periodista, ¿no?”, concluye desde Miami.
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