Así se convirtió Guy Pearce en Kim Philby, el gran traidor del siglo XX
El actor interpreta en ‘Un espía entre amigos’ al hombre que durante décadas pasó información a la URSS mientras trabajaba para el MI6
Kim Philby se movía como pez en el agua entre la clase alta británica. Elegante, carismático, seductor. Era miembro del MI6, encabezaba la contrainteligencia del Reino Unido contra la Unión Soviética y llegó a ser el enlace entre la embajada británica y la agencia precursora de la CIA estadounidense. Pero durante décadas, Philby también había estado pasando información valiosísima al enemigo soviético. ...
Kim Philby se movía como pez en el agua entre la clase alta británica. Elegante, carismático, seductor. Era miembro del MI6, encabezaba la contrainteligencia del Reino Unido contra la Unión Soviética y llegó a ser el enlace entre la embajada británica y la agencia precursora de la CIA estadounidense. Pero durante décadas, Philby también había estado pasando información valiosísima al enemigo soviético. Más tarde se supo que incluso Stalin le encargó la misión de asesinar a Francisco Franco. En plena Guerra Fría, su labor fue fundamental, y el descubrimiento de que Philby había sido un agente doble con firmes creencias comunistas fue un golpe que generó una grave crisis en la inteligencia británica. Su vida ha sido carne de historias a medio camino entre la realidad y la ficción. El escritor Ben Macintyre trató de desentrañar el misterio Philby en un libro que ahora se ha convertido en la serie de ficción de seis episodios Un espía entre amigos, que Movistar Plus+ estrena el 13 de abril.
“Philby es un personaje muy difícil de describir. En la superficie, es extremadamente encantador, atractivo, relajado y con una calidez muy peculiar. Pero viendo esta historia, y conociendo la Historia, está claro que había mucho más”, decía Guy Pearce (Ely, Reino Unido, 55 años) en una entrevista por videollamada con EL PAÍS a finales de noviembre. Pearce pone rostro a Philby y da la réplica a Damian Lewis, que interpreta a Nicholas Elliott, otro relevante agente del servicio de inteligencia británico que recibe la misión de vigilar de cerca a su amigo y conseguir de él una confesión. Sin embargo, en la serie Elliott es el interrogado después de que un encuentro entre los dos espías en Beirut termine con Philby fugado a Moscú y la lealtad de Elliott se ponga bajo sospecha.
“Creo que cualquiera que haya sido un espía o un agente doble o haya estado involucrado en espionaje, debe ser considerado como mínimo voluble. Lo que hizo que Kim Philby fuera capaz no solo de llegar hasta donde llegó y trabajar tan bien como lo hizo es que era capaz de mantener un buen número de bolas en el aire y ofrecer una cosa a una persona mientras ofrecía otra cosa a otra persona. Se podría decir que era excepcionalmente hipócrita, pero supongo que ese es el deber del espía, aparecer en una parte del mundo fingiendo ser una cosa y aparecer en otra parte del mundo fingiendo ser otra. Es difícil describir a alguien como Philby, a menos que estés en su cabeza”, continúa el actor, que ofrece largas y reflexivas respuestas sobre un papel complejo y del que habla con pasión.
Pearce conocía algo de la historia antes de embarcarse en la serie. Conocía a los llamados Cinco de Cambridge, cinco espías británicos reclutados por la Unión Soviética que filtraron información desde la II Guerra Mundial hasta los años cincuenta y sesenta. En ese grupo se encuentran, además de Philby, Guy Burgess, Anthony Blunt y Donald Maclean, a quienes menciona Pearce en la entrevista. También sabía que, en los años cincuenta, Philby salió airoso de los interrogatorios a los que fue sometido cuando Guy Burgess y Donald Maclean desertaron. “La audacia de este hombre era extraordinaria. Como actor pienso en la adrenalina, la emoción que debe existir en una vida así. Él creía en el comunismo y desdeñaba la clase dirigente británica de la que formaba parte. Tenía una personalidad dual. No quería abandonar ciertos elementos del sistema de clases británico incluso cuando pasó a vivir en Rusia desde 1963 y, al mismo tiempo, sentía que el mundo sería un lugar mejor si se rigiera por el comunismo. Es fascinante, realmente fascinante”.
Actor y personaje no se parecen nada, al menos según Guy Pearce. “Él era alguien con carisma, un erudito, y se manejaba muy bien en una habitación llena de gente. Yo no soy así para nada, siento ansiedad en frente de un grupo de personas. Interpretarlo de forma convincente fue un reto para mí, alguien con tantas aristas, ese acceso que logró a cualquier lugar, esa seguridad en sí mismo…”. El intérprete también reflexiona sobre la múltiple traición de su personaje, con una vertiente profesional y otra personal que causó mucho dolor a quienes creían que eran sus amigos. “Pero no hay que pasar por alto que hubo gente que murió por lo que hizo. Fue una traición a muchos niveles. Nuestra serie se adentra en la idea de que la clase gobernante británica funciona de una forma que piensa que no tiene que cuestionarse a sí misma”. Y prosigue: “La humillación que debió causar Philby en las filas de los servicios de inteligencia es insignificante si lo comparas con la gente que murió por su culpa. Pero creo que si preguntaras a alguien del MI6 qué fue peor, probablemente dirían que la humillación que les causó. Habrían preferido llevar a Philby a una casa en el campo con su familia y que no dijera nada nunca más que exponer la vulnerabilidad del MI6 que demostró este hombre”.
Damian Lewis carga con buena parte del peso de la serie en el papel del espía amigo traicionado y a través de su interrogatorio se va desarrollando, con flashbacks, la trama. Lewis rodó la serie pocas semanas después de que muriera su esposa, la también actriz Helen McCrory. “Trabajé con su mujer hace 20 años en La venganza del conde de Montecristo”, recuerda Pearce. “Comencé este rodaje siendo muy consciente de lo que debía suponer para él, y demostró ser mucho más resiliente y mucho más positivo de lo que yo pensaba que sería. Damian es un tipo tremendamente inteligente, muy sensible. Le dije que había conocido a Helen hace años y le di mi pésame, y él me dijo que no quería revolcarse en eso mientras hacíamos nuestro trabajo y que Helen le había dejado muy claro que si moría, quería que él siguiera adelante con este trabajo porque era un guion muy bueno y merecía la pena hacerlo”.
¿Qué tienen las historias de espías que tanto fascinan? A Guy Pearce le intriga el hecho de que alguien pueda fingir ser otra persona cuando realmente es de otra. “Se juegan la vida, los espías entran en otro país y en otra cultura y clima político y se infiltran para obtener información con su vida en riesgo. Cuando vemos estas historias nos fascinan porque nos parece que estas personas son como cualquier otra, pero hay algo mítico y algo intrigante sobre su mundo que nos atrae hacia él”.
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