Los monstruos que comen por dentro a Miguel Bosé
La serie sobre la vida del cantante español, producida por Paramount, aborda la conflictiva relación con sus padres, su anhelo por hallar el amor y la necesidad de encontrar su propio camino
Franz Kafka ya dejó bastante claro que las relaciones entre padre e hijo pueden ser difíciles, poblar la vida de fantasmas y despertar muchos traumas. En una cita de su famosa Carta al padre, el autor checo le espeta a su progenitor: “Tú solo puedes tratar a un niño de la misma manera con que estás hecho, con fuerza, ruido e iracundia, y esto te parecía además muy adecuado”. La frase parece conveniente para resumir la relación del cantante español Miguel Bosé y el torero ...
Franz Kafka ya dejó bastante claro que las relaciones entre padre e hijo pueden ser difíciles, poblar la vida de fantasmas y despertar muchos traumas. En una cita de su famosa Carta al padre, el autor checo le espeta a su progenitor: “Tú solo puedes tratar a un niño de la misma manera con que estás hecho, con fuerza, ruido e iracundia, y esto te parecía además muy adecuado”. La frase parece conveniente para resumir la relación del cantante español Miguel Bosé y el torero Luis Miguel Dominguín, su padre, según lo que se desprende de los primeros episodios de la serie Bosé, que narra la turbulenta vida del músico y que se estrena este jueves en los países donde esté disponible Paramount+ (en España, todavía sin fecha fija de emisión). Se trata de un biopic que intenta mostrar un retrato sin tapaduras de uno de los cantautores españoles más exitosos y controvertidos de finales del pasado siglo y que, como se afirma en el drama, está lleno de “monstruos” que lo “comen por dentro”.
Puede que su padre sea precisamente uno de esos demonios. De Dominguín se muestra un retrato de macho ibérico, lleno de sí mismo, autoritario y mujeriego y que intenta dominar a su hijo como lo hizo con los 3.000 toros de lidia que venció en sus corridas. Pero el toro Bosé es demasiado intrépido. En una escena de la serie, Dominguín intenta ligarse a una novia de su hijo en el finca que el torero lleva con orgullo en España. Cuando Bosé la encuentra llorando, le exige explicaciones al padre. “Un torero jamás pide perdón. ¿Vamos a discutir tú y yo ahora por una mujer”?, espeta tan ancho el matador. Estamos en la España de finales de los setenta, recién caída la dictadura de Franco y con una juventud dispuesta a reventar todas las cadenas. A la vida de traje, negocios y reuniones con güisquis que el padre le ofrece, Bosé antepone el arte, la música, el sexo (con hombres y mujeres), la búsqueda del amor y de su propia libertad.
No está el hijo para aguantar los desmanes del padre, pero tampoco la manipulación de la madre, la actriz italiana Lucía Bosé, interpretada por Valeria Solarino. Apenas logra tener éxito en su carrera, primero como actor y luego en sus inicios como cantante, Miguel Bosé se convierte en el proveedor de la casa materna, firmando cheques para garantizar desde los lujos de mamá hasta que no fallen las calderas, aunque ella no quiera enterarse de que el mundo no se le viene abajo porque el peso lo cargan los hombros del hijo. Pero la relación tampoco es dulce. “¡No seas cobarde como tu padre!”, le grita ella en una de las escenas de la serie, mientras que Miguel Bosé le responde que nunca estuvo a la altura en la crianza de él y su hermana, que los dejó en manos de la nana, La Tata, tal vez el verdadero amor materno del cantante. “Si tengo hijos no quiero que carguen con mis errores, como yo cargué con los vuestros”, dice Bosé al final de la discusión, en el jardín de la casa de su madre y mientras ve una estatua de su padre vestido de torero. Hay monstruos que son difíciles de vencer.
Traumas aparte, la serie muestra a un joven Bosé sensible y tierno; moderno e impetuoso y culto; muy talentoso; ardiente, apasionado, enamoradizo, amante insaciable. Un huracán capaz de poner su propia vida de cabeza. O destrozar la de otros. De joven fue bello, hermoso como una escultura en mármol de Miguel Ángel, por lo que no extraña que arrancara suspiros por doquier y muchos, hombres y mujeres, quisieran meterlo en sus camas: se acostó con las actrices con quienes compartía plató, sus jóvenes bailarines y hasta con políticos, como el italiano Marco Pannella. Una vida disipada que poblaba de canas la pelambre paterna. ¿Pero qué es la vida sin tropiezos, esos que dejan cicatrices? Una bonita novia italiana que pierde en un accidente al hijo que ambos concibieron sin planearlo. El joven productor, y amor fugaz, que lo lanza al mundo de la música y que lo deja por un mejor empleo y con el corazón lacerado. O el joven bailarín, amante, compañero de sueños, al que debe dejar ir porque muchas, muchísimas personas, dependen de que el joven talento siga tirando de la caja registradora. A ese amante, una mañana después del amor, Bosé le enseña por primera vez la letra de Te amaré, una de sus grandes baladas. Al despedirse de él, el autor lamenta: “Como tantas veces en la vida, mi carrera me aparta del amor”.
Ese Bosé sensible e íntimo contrasta con la persona que en los últimos años ha encabezado titulares en la prensa de medio mundo. Si acudimos de nuevo a Kafka, pareciera que vemos una versión moderna, aunque igual de grotesca, de Gregorio Samsa: un hombre convertido de la noche a la mañana en un bicho que repele. El Bosé que crea todo un entramado para evadir impuestos en España, que se desgrava gastos personales —entre ellos, la compra de jamones y lomos ibéricos de bellota— y llega a deber a la Hacienda española más de dos millones de dólares (1,8 millones de euros); el Bosé que se muda a México y entra por la puerta de atrás, como un auténtico bandido, por estar incluido en una lista negra de morosos; el Bosé que aparece en los llamados Papeles de Pandora como accionista de una sociedad en Panamá vinculada a un banco suizo; o el Bosé que lanzó disparates sobre la pandemia de la covid-19 y se hizo portavoz antivacunas. De la covid dijo que una élite creó el coronavirus como excusa para vacunar a la población mundial y poder así implantar a toda la humanidad “microchips o nanobots con el solo fin de controlarla”.
Escándalos que seguro han hecho levantar una ceja de censura a más de un seguidor del cantante, pero que no borran la pasión que les enciende el intérprete de Morena mía. Y es seguro que los apasionados de Bosé seguirán con ardor la serie. Aunque en un principio resulta cansino el despliegue de fechas y ciudades en los primeros minutos, se trata de una biografía amable con el televidente, con una buena interpretación de sus actores (José Pastor e Iván Sánchez hacen de Miguel Bosé en diferentes momentos de su vida) y que lo intenta presentar como un mortal más a pesar de la fama con sus tropiezos, aciertos, pasiones, disparates y, claro, los monstruos que lo carcomen.
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