‘Fanático’, crudo retrato de una juventud a medio camino entre la ambición y la abulia

La nueva serie de Netflix, protagonizada por Lorenzo Ferro y dirigida por Roger Gual, no hace concesiones en su forma de analizar el culto a la fama en la era del ‘me gusta’

Una imágen de 'Fanático', de Netflix. En vídeo, tráiler de la serie.

No hacía falta haber acudido hace unas semanas al concierto de Rosalía en Madrid para saber buena parte de lo que allí ocurrió, como pasó algo antes con el de C. Tangana. Las imágenes de sus actuaciones se sucedían en infinitos reels, stories y demás herramientas efímeras de las redes sociales. Hasta el punto ...

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No hacía falta haber acudido hace unas semanas al concierto de Rosalía en Madrid para saber buena parte de lo que allí ocurrió, como pasó algo antes con el de C. Tangana. Las imágenes de sus actuaciones se sucedían en infinitos reels, stories y demás herramientas efímeras de las redes sociales. Hasta el punto de preguntarse si a sus asistentes les interesaba más dar testimonio de su presencia en el lugar en el que había que estar en vez de admirar y atender al talento de los dos artistas españoles más celebrados en la actualidad.

Fanático, la nueva serie juvenil de Netflix, analiza las luces y sombras de la fama desde una crudeza necesaria y hasta ahora inédita. Un gran acierto de esta historia en la que un precario rider sustituye a Quimera, la estrella trap del momento, gracias a su asombroso parecido físico con él es que el relato no plantea ningún engaño. El cantante muere durante un concierto, delante de sus seguidores, así que todo el mundo sabe que el proyecto lo continúa un impostor, sin que a nadie parezca importarle en exceso asuntos como la autenticidad artística y el talento genuino. Lo importante es seguir el hype; seguir estando de moda apoyando al fenómeno de moda. La industria del entretenimiento, tan preocupada siempre por clonar lo que ya funciona, lleva en esta ocasión su mantra hasta el último extremo.

Protagoniza el relato el actor y cantante argentino Lorenzo Ferro, conocido por la película El ángel, de físico poco común y que se muestra solvente a la hora de interpretar la contradictoria fusión de ambición y abulia tan propia, muy a su pesar, de las nuevas generaciones. Dirige Roger Gual, quien en 2002 se convirtió junto a Julio D. Wallowits en una joven promesa del cine español con el estreno de la original Smoking Room y que, a medida que ha pasado el tiempo, ha invertido su talento en el medio televisivo, a menudo en los proyectos de otros. Dirigió también en Netflix varios episodios de El desorden que dejas, creada por Carlos Montero, y de Las chicas del cable, de Bambú Producciones.

La falta de expectativas a la que se enfrentan los menores de 25 contrasta con el agresivo mensaje sobre el éxito y la fama que reciben por parte de los medios de comunicación, nuevos y antiguos, a los que se exponen. Por eso, Lorenzo, el protagonista, tiene que descubrir por sí mismo en este extraño viaje cuáles son los asuntos que verdaderamente importan en su vida.

El proyecto se suma a la tendencia de las plataformas de buscar contenidos juveniles adaptados a los actuales hábitos de consumo, en forma de microserie de pocos capítulos y pocos minutos. Así es la reciente Cómo mandarlo todo a la mierda (HBO Max) y Ser o no ser (Playz – RTVE). En Fanático, algunos de sus cinco episodios llegan a durar apenas 14 minutos con créditos incluidos, no son mucho más largos que los omnipresentes vídeos de Rosalía que aparecieron en los teléfonos durante las 24 horas posteriores a su concierto.

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