De bien
Observo la salida del trullo de los patriotas catalanes. Aparecen con una pancarta en la que está impresa “freedom”. Para que el resto del mundo se entere de qué va su liberadora movida
El carné de identidad y el pasaporte certifican que soy español, pero no tengo claro si soy un español de bien, un español de regular o un español de mal. ¿Hay que hacer oposiciones o es algo que resulta transparente? ¿Se percibe en la apariencia física o es necesario realizar un examen mental? ¿Y qué recompensa o castigo se obtiene? Creo recordar que en el interminable imperio de aquel dictador con bigotito la inmensa mayoría de los españoles eran de bien. O sea, de los suyos. Aunque milagrosamente casi todos se hicieron demócratas cuando el jefe la palmó. El antiguo concepto vuelve a recobra...
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El carné de identidad y el pasaporte certifican que soy español, pero no tengo claro si soy un español de bien, un español de regular o un español de mal. ¿Hay que hacer oposiciones o es algo que resulta transparente? ¿Se percibe en la apariencia física o es necesario realizar un examen mental? ¿Y qué recompensa o castigo se obtiene? Creo recordar que en el interminable imperio de aquel dictador con bigotito la inmensa mayoría de los españoles eran de bien. O sea, de los suyos. Aunque milagrosamente casi todos se hicieron demócratas cuando el jefe la palmó. El antiguo concepto vuelve a recobrar esplendor. Y no solo los patriotas españoles lo reivindican hasta la náusea. También jalean esa clasificación moral los independentistas catalanes y vascos. Ellos son de bien y el resto de su comunidad de mal. Y a dormir a pierna suelta sabiendo que los dioses te acompañan.
Observo la salida del trullo de los patriotas catalanes. Hay múltiples películas que comienzan con la imagen de proscritos redimidos abandonando la cárcel y planteándose cómo diablos se lo van a montar en el mundo exterior. Estos personajes acostumbran a ser muy cinematográficos, estéticos, con cierto estilo. Los del procés no son nada vistosos. Una cámara y un micrófono indiscretos captan sus conversaciones antes de comenzar la obra de teatro. Unos proponen que el gesto colectivo sea de victoria y fiesta. Pero el supremo cardenal Junqueras aconseja que la actitud debe de ser compungida, más cercana al funeral que al jolgorio, no vaya a creer el resto de represaliados que les están olvidando. Que aparecen con una pancarta en la que está impresa “freedom”. Deduzco que no pertenece a la lengua catalana, sino a la inglesa. Para que el resto del mundo se entere de qué va su liberadora movida.
Sentí emoción al ser excarcelado Mandela y el uruguayo Mujica. Sin embargo, la de Junqueras y sus patrióticos colegas me deja indiferente. ¿Soy un español de bien o de mal?
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