El mejor peor año de Dani Rovira
El cómico estrena su monólogo ‘Odio’ en Netflix y presenta el programa ‘La noche D’ en TVE después de superar un cáncer
Una pandemia y un cáncer resumen parte del 2020 para el cómico Dani Rovira. Y aun así, podría decirse que ese año, en el que cumplió los 40, ha sido hasta la fecha su mejor año. El actor y humorista, pese a todo, se recuperó, rodó una película, grabó un especial de humor, estrenó un podcast y preparó un programa en TVE. Todas estas emociones y experiencias explotaron al salir al escenario el pasado noviembre en el teatro Soho de Málaga, su ciudad natal, cuando grabó con público su monólogo ...
Una pandemia y un cáncer resumen parte del 2020 para el cómico Dani Rovira. Y aun así, podría decirse que ese año, en el que cumplió los 40, ha sido hasta la fecha su mejor año. El actor y humorista, pese a todo, se recuperó, rodó una película, grabó un especial de humor, estrenó un podcast y preparó un programa en TVE. Todas estas emociones y experiencias explotaron al salir al escenario el pasado noviembre en el teatro Soho de Málaga, su ciudad natal, cuando grabó con público su monólogo Odio. Y así se aprecia en el inicio del mismo en el especial que acaba de estrenar Netflix. “Fue lo más emocionante que he vivido en mi vida”, admite Rovira en conversación telefónica.
Odio es un monólogo que tiene ya dos años de antigüedad y que Rovira dejó de representar en directo por causas ajenas a él. Primero la pandemia y luego un linfoma de Hodgkin, con sus consiguientes sesiones de quimioterapia y radioterapia, pausaron su vida. Ahora lo ha recuperado con algún retoque. “El texto es el mismo de hace dos años, desde antes de la III Guerra Mundial”, bromea, “lo que pasa es que como ha pasado todo lo que ha pasado, había factores que yo tenía que mencionar en algún momento, no iba a hacer un espectáculo como si nada hubiera ocurrido. En el primer bloque hay un elefante en la habitación, que tenía que mencionar. En cinco minutitos me pude quitar el hecho de que ha pasado una pandemia, de que he pasado lo que he pasado y a partir de ahí el texto es prácticamente el mismo. Es verdad que ahora, de manera casi mágica o de serendipia, tiene mucho más sentido que hace dos años, yo mismo hasta me asusté cuando empecé a tirarlo”.
Rovira habla en el monólogo de los que se ofenden con facilidad, de los que parece que todo les molesta. “Nadie debe sentirse ofendido si en lo que sale de dentro de la persona que lo genera no hay maldad”, cuenta. En su texto sufren sus bromas y ataques cómicos personajes como el futbolista Leo Messi, el actor Hugh Jackman e incluso los animales, a los que adora (convive con tres perros y tiene apadrinados otros tantos). “Con Messi hago una pequeña broma, pero si te quedas el espectáculo entero, ves que al final le doy la vuelta. Y en este país todo el mundo me conoce como un superamante de los animales, entonces, si estoy en el escenario y me pongo a criticar a los perros, pues se entiende que ahí hay una disonancia cognitiva que está muy clara, ahí está el humor, en verme a mí decir que le voy a dar una patada a un perro”, apunta. “El humor tiene que tener un contexto, y eso conlleva el no descontextualizarlo. Si ahora tú coges un pedacito de diez segundos de mi monólogo fuera de contexto donde digo que le doy una patada a un perro, o que odio a Hugh Jackman, pues me haces una putada, porque eso está fuera de contexto. El humor también es la habilidad de saber colocarlo en el contexto que tienes que colocarlo”, añade.
¿Hay algún tipo de humor que ofenda a Rovira? “Aquí lo malo no es que te ofendas o no, todos tenemos derechos y nuestros sentimientos y hay cositas que según el momento o el contexto claro que te pueden ofender. Todo es factible de que nos ofenda. Soy muy fan del humor negro, de todo tipo de humor, pero bajo su escudo no puede haber mala baba. Cuando se va con la bandera del humor y realmente lo que hay detrás es mala baba y ganas de provocar y llamar la atención para tener seguidores o le den al botón de ‘me gusta’, pues esas cosas me ofenden”, responde el humorista. El actor, que presentó las galas de los premios Goya en 2015, 2016 y 2017, con algunas críticas que incluyeron insultos, defiende la filosofía de vivir y dejar vivir. “Si me ofendo por algún chiste, algún cómico, una película, una revista, lo que sea, lo que hago es que dejo de consumir ese producto y ya está. Lo que no me parece bien es que porque a ti algo te ofenda, montes toda una infraestructura boicoteadora. Hay tanta oferta que si hay algo que te ofende, que no te gusta, que no lo entiendes o que te aburre, da media vuelta y busca algo que sí que te llene, te entretenga y te inspire”, opina.
El cómico acaba de estrenar también La noche D, los martes en La 1, en donde Rovira y sus colaboradores repasan diferentes temas con nuevos invitados cada semana. “Me lo estoy pasando muy bien aunque es muy intenso, pero está todo comandado por Daniel Écija, que yo he crecido viendo su televisión en los noventa, los programas de Emilio Aragón, El juego de la oca, una tele donde pasan cosas, una tele divertida y sana. TVE nos está dejando hacer, están supercontentos. Una de las ventajas de que sea la televisión pública es que no somos tan esclavos de la audiencia. Lo más bonito es que la gente nos dice que ya era hora de un programa así, donde no se hable de la pandemia, de política, donde la gente no se arañe la cara”, comenta Rovira. “Es una ventanita, un par de horas a la semana de aire fresco, que puedas sentarte en el sofá y olvidarte un poco de los problemas, porque creo que demasiado complicado está siendo el mundo en estos últimos años como para que encima en la tele no haya una alternativa desde el humor y la música. Y no me importa que la gente diga que es buenismo, que me digan que mis monólogos están muy guay, pero tienen ese puntito poético medio ñoño. Y respondo, pues sí, entre el buenismo y el hijoputismo, pues prefiero colocarme siempre en el punto del buenismo. También, la responsabilidad de estar trabajando en una televisión pública, que es la que pagan todos los españoles, quiero hacer humor para todo el mundo”, finaliza.
La película que grabó en 2020, Mediterráneo, comenzó a rodarla apenas una semana después de su última sesión de radioterapia. Los productores y el director, Marcel Barrena (con el que trabajó en 100 metros), le esperaron para que pudiera interpretar a un socorrista que acude a Lesbos para ayudar a los refugiados que cruzan el mar huyendo de la guerra en sus países. Un personaje que exigía un esfuerzo físico en su interpretación y que finalmente pudo hacer. “Llegué al rodaje un poco calvorotas todavía, pero al menos ya tenía cejas”, apunta. “Viví una experiencia de dos meses en Grecia que fue la hostia, hablando de lo que hablábamos y al mismo tiempo pasando lo que estaba pasando en Lesbos en verano, cuando ardió el campo de refugiados, la pandemia, ataques neonazis, tuvimos un huracán, grabar en el mar, que es una cosa complejísima, y con el presupuesto que teníamos”.
En marzo de 2020 también estrenó podcast, Mi año favorito, de Podium Podcast, junto al humorista Arturo González Campos. “Soy podcastero, empecé a aficionarme desde [el podcast] Todopoderosos y al final me he arrimado a la mejor ascua, que es la de Arturo. Hace dos o tres años le llamé y le dije, y si hacemos algo a través de la música donde tú defiendas las cosas de antes y yo las de ahora, hacer un podcast con la excusa del viejo y el joven y luego dijimos, ni uno es tan viejo ni otro tan joven, y dándole vueltas creamos este formato. Estamos muy contentos, es un podcast sin muchas pretensiones, donde el repaso de un año en concreto es la excusa para hacer humor y aprender algo, otro espacio sano donde la gente es un poco más feliz. Para los que nos dedicamos al humor, nuestro objetivo último es que con nuestro trabajo la gente sea un poco feliz, y nosotros ahorrarnos psicólogo, porque nos escuchan gratis”.