Kazuhiko Nishi, creador del MSX: “ChatGPT sigue siendo muy tonto”
El empresario japonés visita Barcelona para presentar la nueva versión de su criatura
Bill Gates, el fundador de Microsoft, dijo una vez: “De todas las personas que he conocido, probablemente Kay es la que más se parece a mí”. Kazuhiko Nishi, nacido en Kobe, Japón, en 1956, es uno de los pioneros de la época mítica que condujo al nacimiento de los ordenadores personales. Fue el máximo responsable de Microsoft en Japón y es el inventor del estándar MSX, uno de los primeros y más queridos ordenadores de los años 80.
A los 66 años, Nishi-San no tiene intención de abdicar su com...
Bill Gates, el fundador de Microsoft, dijo una vez: “De todas las personas que he conocido, probablemente Kay es la que más se parece a mí”. Kazuhiko Nishi, nacido en Kobe, Japón, en 1956, es uno de los pioneros de la época mítica que condujo al nacimiento de los ordenadores personales. Fue el máximo responsable de Microsoft en Japón y es el inventor del estándar MSX, uno de los primeros y más queridos ordenadores de los años 80.
A los 66 años, Nishi-San no tiene intención de abdicar su compromiso con la innovación; tiene la chistera llena de proyectos, desde superordenadores más accesibles a la fundación de una universidad en Japón. La Universitat Oberta de Catalunya lo invitó hace unos días a Barcelona en el marco de la celebración del 25 aniversario de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación, para presentar el modelo actualizado, después de 30 años, del microordenador MSX.
Hoy Nishi es una verdadera estrella e inspiración para todas las personas apasionadas de programación e ingeniería informática; un hombre de negocio de éxito que aún encuentra su verdadera dimensión jugando con las líneas de código. Le rodea el aura profética de alguien que entendió antes de todos que la tecnología debería acercarse lo más posible a las personas.
Pregunta. ¿Por qué dejó el desarrollo del MSX hace 30 años?
Respuesta. En 1983, IBM estaba promocionando su ordenador, pero todavía era muy caro y yo sentí la necesidad de crear una solución doméstica más barata: así nació el MSX. Sin embargo, estaba en Microsoft y una empresa no puede apoyar dos productos que compiten entre sí. Por tanto, la máquina de IBM se popularizó porque era más potente, luego las inversiones aumentaron y los precios bajaron. En 1993, el MSX ya no era rentable y dejé de desarrollarlo.
P. ¿Por qué no logró convertirse en el estándar internacional al que aspiraba?
R. Estados Unidos era el mercado de Commodore, Gran Bretaña de Spectrum y yo tuve mucha suerte en España, Holanda, Italia y Latinoamérica. Me encargaba del diseño y los diseñadores generalmente no se preocupan por el marketing. En cambio, ahora soy el responsable de todo para el futuro MSX y por eso estoy aquí en España, luego me iré a Brasil, Italia y Holanda. Para Inglaterra tengo listo un emulador de Spectrum y para América uno para Commodore.
P. ¿En su vuelta tiene que ver el éxito del retrogaming y el mercado de la nostalgia?
R. No, aquí hay cosas nuevas. En 1980 nació el ordenador personal, en el 2000 el smartphone: cada 20 años nace un nuevo tipo de ordenador y desde 2020 es el momento del IoT [siglas de Internet of Things, internet de las cosas]. Así que mi idea es producir un MSX muy compacto y conectable a los sensores IoT: este es el nuevo MSX0, a un precio de unos 150 dólares. El próximo año lanzaré el MSX3 que se conectará a la televisión. Y luego el MSX Turbo, que será un superordenador. Quiero ofrecer una solución más simple que la de nuestros competidores, Arduino o Raspberry Pi. Uso el lenguaje BASIC, que es antiguo pero aún válido y fácil de usar. Además, en realidad no me gustan los videojuegos.
P. Pero dijo que “hay que aprender a jugar seriamente”.
R. Me refiero a la mentalidad del problem solving: hay un problema y tienes que resolverlo. Le preguntaron a un escalador por qué quería desafiar al Everest y él respondió: porque tengo al Everest aquí delante. En mi vida me he encontrado con muchas situaciones difíciles y las he superado todas. Incluso hoy, con 66 años, cuando me topo con un problema, me pregunto, ¿qué puedo hacer? ¿Cómo lo resolveré? Porque sé que puedo solucionarlo y es divertido hacerlo.
P. Después de tantos años, su pasión no parece aflojar, ¿cuál es su secreto?
R. Todo el mundo nace con una misión, pero nadie sabe cuál. Por supuesto, sería más fácil nacer con un papel que pone la misión de cada uno, en cambio, todos estamos metidos en el viaje para encontrarla. No sé si es mi misión, pero quizás mi talento sea la ingeniería. En Microsoft hice dos grandes cosas: MS-DOS, con GW-BASIC y BASIC extension, y definir el teclado y el ratón de Windows, además de vincular el CD-ROM. Todo esto es obra mía. Después de Microsoft, gané mucho con mi empresa trabajando en la CPU y también fundé la comunidad mundial para el formato de compresión de vídeo MPEG. Cuando cumplí 60 años me pregunté qué haría después, y entendí que mi próximo desafío sería el IoT.
Si me hubiera quedado en Microsoft, tendría una décima parte de lo que posee Bill Gates
P. ¿Alguna vez se arrepintió de dejar Microsoft en 1985?
R. En la vida hay cambios positivos o negativos, pero siempre es tu decisión. Yo era muy cercano a Bill Gates, controlaba Japón para la empresa y solo le reportaba a él, pero había otros burócratas que querían ocupar mi puesto. A menudo, cuando las compañías crecen mucho, se llenan de burócratas ambiciosos. Decidí no pelear y me fui. Si me hubiera quedado en Microsoft, ahora tendría al menos una décima parte de lo que posee Bill Gates. Sufrí unos diez años después de esa decisión, pero luego me recuperé y con mi empresa llegué a ganar unos 300 millones de dólares: ¿es suficiente o no es suficiente? Durante un tiempo pensé que no era suficiente, pero sí lo era. Quiero decir, tengo cuatro helicópteros, Rolls-Royce, Bentley. Así que soy feliz.
P. ¿Es esta su idea de la felicidad?
R. Todo el mundo está en busca de la felicidad y el dinero también es útil para alcanzarla. Sin embargo, he entendido que hay dos formas de ser feliz; la primera es hacer realidad tus sueños con dinero: fama, éxito, poder. Esto puede hacerte feliz. Pero hay otro tipo de felicidad que reside en despertarse por la mañana sintiéndose sano y agradecido. Los monjes no tienen posesiones personales, pero son mentalmente conscientes de esta gratitud que los hace personas extremadamente felices. Quizás lo ideal sea tener ambas cosas.
Todo el mundo sabe que las grandes tecnológicas están llenas de trabajadores vagos
P. Volviendo a la actualidad, ¿cómo juzga la crisis de Big Tech?
R. Elon Musk despidió a tres cuartas partes de los empleados de Twitter, pero la empresa sigue viva. Todo el mundo sabe que las grandes tecnológicas están llenas de trabajadores vagos, porque son tan rentables que pueden permitírselo. La dirección ha sido muy generosa a lo largo de los años: tanto si trabajas como si no, no importa, tómatelo con calma. Ahora, debido a la extrema disciplina y actitud de Elon Musk, estas empresas han visto el momento de intervenir. Lo cierto es que en toda empresa, escuela o comunidad siempre hay, por lo menos, un 10% de personal improductivo.
P. ¿Y qué opina de ChatGPT?
R. Mi profesor en el MIT, Marvin Minsky, fue el inventor de la inteligencia artificial (IA) y siempre dijo que era mejor no hacer negocios basados en ella porque es una investigación básica. Pero ahora se está volviendo muy popular y el país más adelantado es China, mientras que Estados Unidos está tratando desesperadamente de recuperar. No sé qué va a pasar, pero ChatGPT sigue siendo muy tonto. Cuando leo los textos que produce, no puedo evitar reírme, es una buena lectura cómica. Dicho esto, es solo cuestión de tiempo y las máquinas se volverán muy inteligentes en 10 o 20 años. Personalmente, sin embargo, no me interesa mucho, todavía tengo unos 20 años de trabajo y quiero dedicar la mitad al IoT y la otra mitad a los superordenadores.
He decidido construir mi propia universidad invirtiendo todo el dinero que tengo
P. ¿Qué tiene en mente para los superordenadores?
R. Muchas personas leen y escuchan sobre los superordenadores, pero casi nadie los ha tocado. Porque son increíblemente caros. Si pudiera producir uno por el precio de un automóvil, todos podrían usarlo. Quizá no tendríamos uno en cada hogar, pero sí en cada universidad o laboratorio. Por cierto, los superordenadores todavía usan el lenguaje Fortran 77, que tiene 45 años. Necesitamos acercarlos a las personas para que puedan pensar en nuevos lenguajes que soporten la IA.
P. ¿Sigue aprendiendo?
R. Tuve que abandonar la universidad porque tenía que arrancar mi empresa, cuando pude hacerlo traté de recuperar, pero el sistema universitario no me lo permitió. Finalmente, terminé mi doctorado a los 60 años y la Universidad de Tokio me ofreció un puesto de docente, lo que he estado haciendo durante los últimos cinco años. Ahora tengo que jubilarme, pero he decidido construir mi propia universidad invirtiendo todo el dinero que tengo. Espero lograrlo en 2025 y este es mi mayor desafío. La innovación no depende de la edad física, sino de la edad mental y del corazón. Así, la juventud no es un período específico de la vida y puedes mantenerte joven cambiando tu forma de pensar.
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