Twitch y Reddit se unen a las plataformas que toman medidas para frenar el discurso de odio de Trump
El sitio de ‘streaming’ suspende la cuenta del presidente y la red social cierra The_Donald, un canal donde se generaba contenido a su favor
“Traen drogas. Traen crimen. Son violadores. Y asumo que algunos son buenas personas”, afirmaba Donald Trump en 2015 en el discurso en que anunció su campaña. Estas palabras y otros comentarios referidos a los inmigrantes mexicanos colgados en distintos vídeos le han valido al presidente de EE UU la suspensión de su cuenta en la plataforma de streaming Twitch, con...
“Traen drogas. Traen crimen. Son violadores. Y asumo que algunos son buenas personas”, afirmaba Donald Trump en 2015 en el discurso en que anunció su campaña. Estas palabras y otros comentarios referidos a los inmigrantes mexicanos colgados en distintos vídeos le han valido al presidente de EE UU la suspensión de su cuenta en la plataforma de streaming Twitch, conocida por sus retransmisiones de videojuegos en directo pero cada vez más abierta a contenidos de otro tipo. Las medidas tomadas por Twitch se apoyan en las condiciones de uso de la plataforma, que prohíben las conductas que inciten al odio. “Lo sentimos, a no ser que tengas una máquina del tiempo, este contenido no está disponible”, anuncia ahora la web que antes ocupaba el canal.
La plataforma se suma así a la lista de redes y plataformas que está tomando posiciones ante la toxicidad de los contenidos que Trump vierte en Internet. Horas antes lo había hecho Reddit, al desactivar el mayor canal de apoyo a Trump, The_Donald, donde casi 800.000 usuarios de este agregador intercambiaban contenidos. Los argumentos para la eliminación de este foro siguen la línea marcada por Twitter en sus actuaciones recientes y continuada después por Twitch. De acuerdo con las explicaciones de Steve Huffman, director ejecutivo de la plataforma, el grupo violaba sus reglas en lo relativo al acoso y al discurso de odio. La desactivación de The_Donald forma parte de una purga más amplia, en la que se eliminaron unas 2.000 comunidades más, la mayoría de ellas inactivas, según Wired.
A las respuestas dirigidas específicamente a Trump se suman acciones como la de Youtube, que ha bloqueado cuentas y canales de conocidos supremacistas blancos por violar las políticas de la plataforma que prohíben que los vídeos enlacen a contenidos externos que inciten al odio y los mensajes que incluyan declaraciones sobre la inferioridad de un grupo protegido.
La primera ficha de dominó cayó en mayo cuando Twitter avisó por primera vez de que la cuenta de Trump publicaba información dudosa. La red social hizo esto a través de una etiqueta que acompañaba los tuits del presidente y recomendaba a os usuarios buscar información contrastada sobre sus afirmaciones. La respuesta del presidente no se hizo esperar. Al cabo de dos horas, Trump tuiteó: “¡Twitter está reprimiendo completamente la LIBERTAD DE EXPRESIÓN y yo, como presidente, no permitiré que ocurra!”. Pero el goteo no se ha detenido. Días después Snapchat hizo lo propio al anunciar que dejaría de promover la cuenta del presidente —que acumula millón y medio de seguidores— por incitar a la violencia racial.
El 18 de junio Facebook se apuntó tímidamente a esta tendencia al eliminar un anuncio de la campaña de Trump por contener simbología nazi. El mensaje mostraba un triángulo rojo invertido, la insignia que llevaban los presos políticos de Hitler.
La actuación más contundente de la red social de Mark Zuckerberg, que venía acumulando críticas ―incluso dentro de la empresa― por su pasividad en este sentido y el margen que esta daba a la mentira y la desinformación, llegó el pasado viernes. Zuckerberg reculó para anunciar que tomaría medidas contra el discurso de odio en la línea en que lo ha venido haciendo Twitter. Su decisión es especialmente sorprendente porque hace apenas un mes, cuando Twitter aplicó su etiqueta por primera vez junto a un tuit de Trump, el fundador de Facebook dijo que su compañía no debía ser “árbitro de la verdad”. La estrategia de no tocar los mensajes de Trump provocó una revuelta interna en Palo Alto, su sede.
Su promesa llegaba tras la decisión de un centenar de empresas de retirar sus contenidos publicitarios de la plataforma. Coca-Cola, Starbucks, Unilever, Verizon, Ben& Jerrys o la distribuidora cinematográfica Magnolia Pictures, entre otras, se unieron a la campaña Stop the Hate for Profit (No al odio por los beneficios) para doblar el brazo a Facebook. “Las marcas tienen la obligación de construir un ecosistema digital fiable y seguro. Es por ello que nuestras marcas no harán publicidad en Facebook, Instagram y Twitter”, explicó en un comunicado Unilever, que cuenta con más de 400 marcas de alimentación, bebidas, hogar y cuidado personal y animal. Sin embargo, las medidas anunciadas no frenaron el boicot. “Se puede hacer mucho más, especialmente ante la división y el discurso de odio presente en este periodo electoral tan polarizado en Estados Unidos”, explicó una portavoz de la compañía.
El comportamiento de Trump y los contenidos de sus mensajes no son nuevos. La novedad es la dureza con que están actuando las redes sociales, ante la que el presidente ya ha respondido con amenazas de nuevas regulaciones e incluso de forzar el cierre de estas plataformas. “Lo que parece haber cambiado es la evaluación del riesgo que supone para las plataformas desafiarle”, razona Gilad Edeman en Wired. En su opinión, la reciente pérdida de terreno del presidente ante una potencial reelección ha avivado el coraje de estas empresas. “Si la carrera se estrecha antes de noviembre, podríamos descubrir cómo de valiente se siente en realidad Silicon Valley”.
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