Moira, uno de los "robot-oruga"

El robot, de dos metros de largo, está dotado de una cámara frontal que permite ver el camino que realiza entre los escombros

Fenómenos tan frecuentes en Japón como los terremotos demandaban algún instrumento capaz de ayudar a la localización de supervivientes de estos fenómenos meteorológicos. Así, unos investigadores japoneses han presentado dos modelos de robot en forma de oruga "que son capaces de moverse en espacios estrechos. Su cuerpo, largo y delgado, tiene la capacidad de repartir el peso de manera que no provoque movimientos complementarios", explica el profesor Fumitoshi Matsuno.

El primer prototipo, bautizado "Kohga" (nombre de un célebre guerrero ninja) ha sido elaborado por un profesor del depa...

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Fenómenos tan frecuentes en Japón como los terremotos demandaban algún instrumento capaz de ayudar a la localización de supervivientes de estos fenómenos meteorológicos. Así, unos investigadores japoneses han presentado dos modelos de robot en forma de oruga "que son capaces de moverse en espacios estrechos. Su cuerpo, largo y delgado, tiene la capacidad de repartir el peso de manera que no provoque movimientos complementarios", explica el profesor Fumitoshi Matsuno.

El primer prototipo, bautizado "Kohga" (nombre de un célebre guerrero ninja) ha sido elaborado por un profesor del departamento de ingenieria mecánica y sistemas de inteligencia de la Universidad de Tokio. El robot, de dos metros de largo, está dotado de una cámara frontal que permite ver el camino que realiza entre los escombros. "Kogha" funciona con pilas y es teledirigido, aunque su tiempo de autonomía es reducido, unos 30 minutos.

"Cuanto más resistentes son las pilas, más pesan, hemos buscado algo intermedio", señaló el creador. En tres años saldrá una versión más sofisticada de "Kohga". La Universidad de Kyoto ha presentado también otro robot, llamado "Moira", de 1,4 metros de longitud y 18 kilos de peso, capaz de abrirse camino entre los escombros. El último gran seísmo que asoló Japón dejó más de 6.000 muertos, la mayoría asfixiados bajo los escombros. Fue en Kobé, en enero de 1995.

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