Gabriel Arcuri Rivas, en un audio de cuando tenía 13 años: “Mami, por favor, tengo miedo, no quiero volver con papi. Me ha pegado y ha cogido a Dani y le ha pegado en la cabeza muy fuerte”
El hijo de Juana Rivas difunde en los medios de comunicación, a través de su abogado, un mensaje que envió a su madre tras un episodio en el que, según describe, el padre golpeó a su hermano menor
“Mami, por favor, tengo miedo, no quiero volver con papi. Me ha pegao y me ha cogio a Dani y le ha pegao en la cabeza muy fuerte y le ha dicho: ‘Figlio di puttana, stronzo, puto figlio di puttana; Sei come tua madre, piccolo nano di merda’ (‘Hijo de puta, gilipollas, hijo de puta; eres como tu madre, pequeño enano de mierda’, en español)”. Así comienza el audio que Gabriel Arcuri Rivas envió por Whatsapp una tarde de abril, cuando tenía 13 años y aún residía en Carloforte (Cerdeña, Italia) con su hermano Daniel y su padre Francesco Arcuri, a Juana Rivas, su madre, q...
“Mami, por favor, tengo miedo, no quiero volver con papi. Me ha pegao y me ha cogio a Dani y le ha pegao en la cabeza muy fuerte y le ha dicho: ‘Figlio di puttana, stronzo, puto figlio di puttana; Sei come tua madre, piccolo nano di merda’ (‘Hijo de puta, gilipollas, hijo de puta; eres como tu madre, pequeño enano de mierda’, en español)”. Así comienza el audio que Gabriel Arcuri Rivas envió por Whatsapp una tarde de abril, cuando tenía 13 años y aún residía en Carloforte (Cerdeña, Italia) con su hermano Daniel y su padre Francesco Arcuri, a Juana Rivas, su madre, que residía en Maracena (Granada). Hoy, cuando el entonces menor de edad ya ha cumplido 18 años, ha hecho público este audio. “Porque tengo miedo de que mi hermano Daniel, de tan solo 11 años de edad, pueda volver a Italia bajo la custodia de nuestro padre”, ha escrito en un comunicado que acompaña al audio.
Era el 16 de abril de 2019 pasadas las siete y media de la tarde cuando Daniel, según se desprende del audio, pudo salir un momento de casa para llamar a su madre. Tras agarrar a ambos, golpearlos e insultarlos, Daniel intentó convencer a Arcuri de que le dejara hablar con su madre para que se tranquilizara: “Yo he dicho por favor que quería por favor hablar con la mami, quería saludarla y que Dani se consolara, porque lloraba, porque quería hablar contigo, pero papi no quería y papi le decía: ‘No, che non c’è la mamma, che non c’è la mamma’ (‘No, que no está tu mamá, que no está tu mamá’). Le he preguntado por favor si podía hablar contigo, podía llamarte, y me dijo: ‘Figlio di puttana schifoso, non provare a fare una cosa del genere, vergognati’. (‘Asqueroso hijo de puta, no intentes hacer algo así, avergüénzate’)”.
La llamada de Daniel narra cómo la violencia no solo no paró, sino que fue a más. Con empujones y golpes que provocaron daños a Daniel, que tenía poco más de cinco años en aquel momento: “Me cogió del brazo y me tiró contra la pared, a Dani le hizo lo mismo, lo levantó de la camiseta y lo tiró en la escalera y se hizo daño en la espalda, y se quedó llorando … En el suelo”, continúa el hermano mayor antes de tener que volver a entrar en casa y concluir la llamada: “Mami, ahora no te puedo contar más porque me tengo que ir a casa, luego, si puedo, sigo”.
Carlos Aránguez, abogado de Juana Rivas y su hijo, quien ha dado a conocer el audio con autorización expresa de Daniel, ha dicho que este audio es una de las “múltiples pruebas que acreditan la violencia de género vicaria y el maltrato a los menores. Son pruebas con las que ya cuenta la jurisdicción italiana y española y que han servido de base, por ejemplo, para que la fiscalía italiana acuerde el procesamiento del señor Arcuri por un delito de maltrato en familia del artículo 572 del código penal italiano”. Para el letrado, este audio resulta “especialmente esclarecedor del sufrimiento, del padecimiento que tenían los niños cuando residían con su padre”.
Sobre este mensaje de Daniel a su madre, Enrique Zambrano, abogado de Francesco Arcuri, ha comentado que “ese audio ya fue arduamente valorado por los tribunales italianos, junto a centenares de pruebas y exploraciones”.
Tanto Gabriel como Daniel han vivido con su padre solos desde que a finales de agosto de 2017, un tribunal español obligó a Rivas a retornar a los dos menores entonces con su padre. Rivas los trajo en 2016 desde Italia a España, donde convivían los cuatro y al llegar a España denunció la violencia de Arcuri hacia ella y sus hijos y tomó la decisión de que los tres se quedarían en su residencia de Maracena. Algo más de un año después los niños volvieron con su padre y desde entonces, tras ser condenada a cinco años de cárcel por la que recibió un indulto parcial, ha insistido sin éxito en los tribunales, en que el padre era un maltratador. Gabriel volvió a España por voluntad propia, con permiso de un tribunal italiano, cuando cumplió 16 años.
La lucha de madre e hijo por tener al pequeño Daniel con ellos en España no ha cesado. Esta Navidad, el menor vino de vacaciones y consiguieron que un tribunal dictara cautelarmente una medida que le permitiera quedarse con ellos. De hecho, en este momento, Daniel está en Granada, escolarizado y haciendo vida con su familia española.
La última denuncia de Rivas y su hijo –desde que es mayor de edad, firman todo conjuntamente– ha sido una denuncia por violencia de género vicaria presentada ante un juzgado granadino, en enero, que recientemente fue archivada. Casi a la vez, en estas últimas semanas, un tribunal italiano otorgó la custodia de Daniel al padre, ordenando a Rivas que hiciera lo necesario para que el menor volviera con Francesco Arcuri. Para Aránguez, se trata de una decisión poco comprensible pero que no afecta a la estancia del niño en España: “Inexplicablemente, un tribunal italiano ha concedido recientemente la custodia del menor a su padre. Por supuesto, esa decisión no anula en absoluto la vigencia de la medida cautelar de protección al menor que se dictó en España”. Para Aránguez, “el señor Arcuri ha relatado en distintos medios de comunicación españoles una versión de los hechos muy sesgada y durísima para mi patrocinada”. Con este audio, uno de varios, quieren dar a conocer la realidad vivida por los niños: “Es increíble que ignoren tantas pruebas. No quieren rectificar un error inicial”, ha insistido a este diario.