La OMS observa por primera vez “señales positivas” en la lucha contra la epidemia de mpox en África
Siete países han entrado en la llamada “fase de control” tras no registrar nuevos brotes en 42 días, aunque la circulación del virus se mantiene en otros 12
La evolución de la epidemia de mpox en países del África central ha empezado a dar las primeras señales esperanzadoras desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara el pasado mes de agosto la emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII). “Si bien la mpox sigue siendo una amenaza mundial, en África estamos empezando a ver señales positivas de que los esfuerzos de respuesta están dando frutos”, ha resumido esta mañana Matshidiso Moeti, director de la oficina regional del organismo en el continente.
El anuncio llega tras la segunda reunión del Comité de Emergencia del Reglamento Sanitario Internacional celebrada el pasado día 22. Hasta el momento, según los datos disponibles, casi 15.000 personas han sido diagnosticadas de la enfermedad en una veintena de países africanos y se han producido 55 muertes, aunque los débiles sistemas sanitarios de la zona provocan que estas cifras estén por debajo de las reales, según todos los expertos.
La OMS destaca que los avances han sido posibles gracias a que “muchos países han fortalecido la vigilancia, la detección de casos (incluso en los puntos de entrada durante los viajes), la prevención de infecciones (incluso mediante vacunación) y la prestación de atención y apoyo a las personas afectadas”. Los resultados conjuntos de “todos estos esfuerzos han contribuido a frenar la propagación del virus”, se felicita Moeti.
Cuatro países —entre ellos Gabón, Guinea y Sudáfrica— no han reportado brotes activos de mpox, antes llamada viruela del mono, durante al menos seis semanas consecutivas desde el pasado mes de octubre, lo que les ha permitido entrar en la llamada “fase de control” (se activa cuando no ha habido nuevos casos reportados en los 42 días anteriores). Ghana, Zambia y Zimbabue, por su parte, también entraron en esta situación el pasado 25 de noviembre.
El mpox es una enfermedad viral causada por un virus del género Orthopoxvirus, del que también forma parte el virus que causa la viruela humana (este último fue erradicado hace casi medio siglo). Los síntomas más comunes son una erupción cutánea y lesiones en las mucosas que pueden durar de dos a cuatro semanas y que van acompañadas de fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares, dolor de espalda, falta de energía e inflamación de los ganglios linfáticos. En casos graves, la enfermedad puede ser mortal. La vía de contagio es el contacto estrecho piel a piel con el sarpullido y las costras de una persona infectada.
La OMS declaró una primera emergencia internacional por mpox en julio de 2022, después de que el virus que causa la enfermedad se extendiera prácticamente a todo el mundo. Nueve meses más tarde, sin embargo, el organismo declaró el fin de esta medida tras registrar una gran caída del número de nuevos casos, que pese a todo sumaban entonces 87.000 diagnósticos y más de un centenar de muertes.
Este primer brote global estuvo causado por una forma del virus que aún circula en buena parte del globo y que ha sido considerada menos virulenta que la que actualmente azota África, aunque este es un asunto aún sujeto a debate científico. Posteriormente, la República Democrática del Congo registró desde el año pasado un aumento de casos causado por el clado 1b del patógeno, que es el que se propagó por el continente y es objeto de la actual declaración de emergencia, aún en vigor.
La República Democrática del Congo sigue siendo de largo el país más afectado por la epidemia. El mpox se ha extendido a más del 80% de las zonas sanitarias (424 de 519) del país y actualmente Kivu del Sur, Tshuapa y Sankuru soportan la mayor carga de la enfermedad. La lucha contra ella se sigue viendo lastrada por las debilidades del Estado y las carencias materiales, lo que reduce la capacidad de diagnóstico e impone notables limitaciones logísticas. Por ejemplo, solo el 37 % de las muestras tomadas a pacientes pudieron ser analizadas en las tres semanas que abarcaron desde finales de octubre hasta la primera mitad de noviembre, lo que dejó a algunas provincias subrepresentadas en los datos de vigilancia y minó la respuesta.
“Debemos continuar nuestros esfuerzos en todas las áreas clave de respuesta al brote y fortalecer nuestros esfuerzos donde sea necesario”, ha destacado Moeti, quien a pesar de poner en valor los avances logrados hasta el momento ha insistido en que la situación “aún no está fuera de peligro”.
Actualmente, se están llevando a cabo campañas de vacunación en la República Democrática del Congo, Nigeria y Ruanda y también están en distintas fases de preparación planes de inmunización en otros países. Gracias al Mecanismo de Acceso y Asignación (AAM, en sus siglas en inglés), una iniciativa puesta en marcha por la OMS y sus asociados en septiembre, unas 900.000 dosis de vacuna han podido ser enviadas a los nueve países de la zona más afectados. Estos son la República Centroafricana, Costa de Marfil, la República Democrática del Congo, Kenia, Liberia, Nigeria, Ruanda, Sudáfrica y Uganda.
Los últimos datos disponibles muestran que, con fecha de 27 de noviembre de 2024, 12 países todavía tenían transmisión activa del virus. Ocho de ellos —la República Democrática del Congo, Burundi, la República Centroafricana, Nigeria, Costa de Marfil, Liberia, Uganda y Kenia— registran brotes “sumamente preocupantes”. El 96% de los casos son diagnosticados en Burundi, la República Democrática del Congo y Uganda.
“La solidaridad global y regional es clave. Es fundamental contar con más recursos y apoyo, especialmente para las comunidades y países que están sufriendo la peor parte del brote de mpox en África. Solo entonces podremos consolidar los logros y abordar los desafíos pendientes, ya sea en torno a la vigilancia o el acceso a las vacunas mpox”, ha concluido Moeti.
Hasta el pasado 27 de noviembre de 2024, un total de 14.669 casos confirmados por laboratorio y 55 muertes han sido registrados en África. Además, han sido identificados casos del clado 1b en el Reino Unido, Suecia, Alemania, Estados Unidos, Tailandia e India, todos ellos con vínculo epidemiológico con los países afectados, lo que según la OMS “resalta la necesidad urgente de abordar este brote en su epicentro para evitar una mayor propagación global”.