¿Qué dicen los últimos datos de la mpox en África? Hay más casos en lo que va de año que en los dos anteriores
El virus, endémico en muchas zonas del continente, avanza gracias a la nueva variante, que ya se ha detectado en una gran ciudad como Goma
Una nueva variante de la mpox (antes conocida como viruela del mono) ha saltado a varios países africanos tras expandirse en República Democrática del Congo. Los centros para la prevención y control de las enfermedades de África (CDC por sus siglas en inglés) han publicado este domingo nuevas cifras que permiten tener una imagen más clara de dónde y a qué velocidad se está expandiendo el virus.
En lo que va de 2024 se han registrado en el continente africano más de 18.000 casos sospechosos o confirmados de mpox. Son más que en todo 2023 y 2022, cuando (en julio de hace dos años) la OMS declaró una emergencia sanitaria internacional. Esto se debe a que la nueva variante parece contagiarse más fácilmente y ha traspasado fronteras.
Existen en África al menos dos clados genéticos (variantes) del virus de la mpox, conocidos como variante I y variante II. El brote global que empezó en 2022 fue causado por la variante II, endémica en algunos países de África Occidental. En esa ocasión la mayoría de infecciones se notificaron fuera de este continente y Estados Unidos fue el país más golpeado. La variante I, que ha demostrado transmitirse más fácilmente, es común en el centro de África y sobre todo en República Democrática del Congo (RDC). Aquí se considera activo un brote de la variante I ya desde noviembre de 2023.
En junio de este año se detectó en República Democráctica del Congo una nueva subvariante del clado I, rebautizada como variante Ib. Esta ha provocado un brote que se ha sumado al ya existente, provocado en gran parte por la subvariante Ia. El país centroafricano, donde el 80% de la población vive en condiciones de pobreza extrema, está así sufriendo a la vez dos brotes provocados cada uno por una subvariante.
El nuevo brote es el que ha hecho saltar las alarmas. Los primeros datos disponibles apuntan a que esta versión del virus se transmite por vía sexual (igual que el anterior) pero también por contacto físico muy cercano (boca con boca o boca con piel). Además, está afectando a más población adulta, mientras que las infecciones por el clado Ia se daban sobre todo en niños.
El virus ya ha sido detectado en una gran ciudad como Goma, urbe de dos millones de habitantes colindante con Ruanda (dos kilómetros de la frontera están literalmente marcados por esta localidad). Hasta mediados de este año la mayoría de los casos se daban entre menores de edad que vivían en aldeas remotas, recordaba la revista Science.
A lo largo del mes de julio, la República Democrática del Congo ha registrado prácticamente todos los casos de mpox (en todas sus variantes) del continente. En agosto sigue acumulando la mayoría –el 85%– pero ya se ha detectado en países donde hasta ahora no se habían registrado casos. En el siguiente gráfico se ven los casos semanales y una media de dos semanas, que es útil para observar la tendencia sin el efecto de los posibles retrasos en la notificación. Hay unos 1.500 casos nuevos cada semana desde finales de julio.
Entre el 28 de julio y el 2 de agosto se han identificado casos en Burundi, Ruanda, Kenia, Costa de Marfil y Uganda. Los análisis de muestras de pacientes en Uganda y en Kenia han identificado la nueva subvariante del virus y las personas infectadas habían viajado a la República Democrática del Congo. La Ib ha sido identificada esta semana también en Ruanda.
Pero donde más han crecido los infectados es en Burundi, país que no había notificado nuevos enfermos hasta finales de julio. En el último mes, ha pasado de 3 a 400 casos y se ha confirmado la presencia de la nueva subvariante. En la pasada semana, en la que la OMS declaró la emergencia, no se han registrado casos de la nueva variante en otros países africanos.
El virus ha provocado, hasta este domingo, al menos 541 muertes en todo el continente (535 de ellas en República Democrática del Congo). En el siguiente gráfico se ve cómo las muertes semanales no llegaban a 20 hasta finales de julio, cuando saltaron a más de 50, de la mano del aumento de casos.
A día de hoy todavía hay pocas certezas sobre si las formas de transmisión y la gravedad de las subvariantes del clado I son distintas. En África, los datos indican que hasta mediados de agosto ha fallecido cerca del 3% de los infectados, aunque esa cifra es algo superior en algunos países y supera al 11% en Sudáfrica, donde está muy relacionada con que buena parte de los infectados tuvieran ya otras enfermedades graves como el VIH. La nueva subvariante del virus, además, parece provocar síntomas más graves y ser más mortal entre niños.
A lo largo de 2022 y 2023, cuando todavía no se conocía la nueva variante, la mpox provocó la muerte de menos del 1% de los infectados (fallecieron 208 personas). Hay que recordar que los sistemas de vigilancia son más deficientes en África, por lo cual es pronto por saber si la aparente diferencia en letalidad es real o no.
Este fin de semana, el Centro de Control y Prevención de las Enfermedades europeo ha asegurado que es “muy baja” la posibilidad de que haya una transmisión sostenida en Europa, gracias a la rapidez de diagnóstico y a las medidas de control, como las vacunas. El organismo equivalente en Estados Unidos emitió un veredicto similar.
Lo que preocupa a los expertos es que la nueva subvariante pueda pasar a ser la más difundida en el resto de países africanos, donde la malnutrición y otras enfermedades preexistentes pueden convertirla en un peligro aún mayor.