Melinda French Gates abandona la fundación filantrópica que compartía desde hace 24 años con su exmarido, Bill Gates

Con su salida le corresponden 11.600 millones de euros, que dedicará, como ha dado a entender, a trabajos de filantropía centrados en la igualdad de mujeres y niñas

Melinda French Gates, copresidenta de la Fundación Bill y Melinda Gates, en una imagen de abril de 2023.Elizabeth Frantz (REUTERS)
Los Ángeles -

Desde hace décadas, la filantropía es el eje vital de Melinda French Gates, de 59 años, y el destino final de su inmensa fortuna. Sin embargo, ella misma ya anunció hace un par de años que la fundación que copresidía con su exmarido, Bill Gates, y que está considerada la mayor organización filantrópica del mundo, ...

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Desde hace décadas, la filantropía es el eje vital de Melinda French Gates, de 59 años, y el destino final de su inmensa fortuna. Sin embargo, ella misma ya anunció hace un par de años que la fundación que copresidía con su exmarido, Bill Gates, y que está considerada la mayor organización filantrópica del mundo, no iba a ser la beneficiaria del grueso de su dinero. Ahora, la profecía que hizo en 2022 se ha cumplido. Abandonará la fundación en cuatro semanas. “Mi último día de trabajo será el 7 de junio”, ha publicado en un mensaje en la red social X.

Como la propia Melinda (que hace unos años, tras su divorcio, volvió a usar su apellido de soltera, French) ha explicado, no solo deja la copresidencia de la fundación que lleva su nombre, sino que sale de ella por completo. Eso sí, no se irá con las manos vacías. Le corresponden 12.500 millones de dólares (unos 11.600 millones de euros) que destinará, según ha adelantado, a unos futuros trabajos “en nombre de las mujeres y las familias”. Su fortuna personal, según Forbes, es de otros 11.200 millones de dólares (unos 10.400 millones de euros). La de Bill Gates es de unos 130.300 millones (120.700 millones de euros), y él ya ha asegurado que donará todo a la fundación.

Bill y Melinda Gates arrancaron este proyecto hace casi un cuarto de siglo. La pareja se conoció en 1987 y se casó en Hawái en 1994, y fue en 2000 cuando decidieron que, más allá de la tecnología ―que les ha hecho archimillonarios gracias a la creación de Microsoft― y de sus tres hijos en común, ya todos mayores de edad, este sería el gran proyecto de sus vidas. Cuando en mayo de 2021 anunciaron su divorcio, dejaron claro que seguirían trabajando juntos en esta fundación, pero con reservas: en julio explicaron que se daban dos años para ver si continuaban copresidiéndola o si tomaban otros caminos. Menos de un año después, en febrero de 2022, French dejó claro poco después que el destino de su dinero sería otro, y ahora lo ha cumplido.

Con respecto al futuro, solo ha perfilado un poco su labor, dando alguna pista. En su nota se lee: “Este es un momento crítico para las mujeres y las niñas en los Estados Unidos y en todo el mundo, y para aquellos que luchan por proteger y promover la igualdad necesitan apoyo de manera urgente”. También ha asegurado que en un futuro cercano compartirá más información de cómo hará esa labor: “Es el momento adecuado para avanzar hacia el próximo capítulo de mi filantropía”.

Como despedida, Gates ha explicado que no ha tomado la decisión a la ligera y que se siente “inmensamente orgullosa de la fundación” que Bill y ella han construido juntos “y del extraordinario trabajo que hace eliminando la desigualdad en el mundo”. “Me importa profundamente el equipo, nuestros socios en todo el mundo y todos los que se ven afectados por su trabajo”, ha asegurado. Gates ha expresado su confianza en la “buena forma” de la fundación que deja, y en su director ejecutivo, Mark Suzman.

La fundación Bill y Melinda Gates está considerada como la más importante del mundo en cuanto a filantropía. En el cuarto trimestre de 2023 contaba con unos 77.600 millones de dólares (71.900 millones de euros), según ellos mismos dieron a conocer de manera pública, de los que los propios Gates han donado 59.500. Entre sus oficinas centrales en Seattle y en ocho ciudades más tienen más de 2.000 empleados.

Desde el año 2000 han invertido más de 53.800 millones de dólares (casi 50.000 millones de euros) en diversas áreas: desde igualdad de género a desarrollo global, igualdad de oportunidades, mejoras sanitarias en cuestiones como tuberculosis, polio, VIH o malaria, control del tabaco, educación... Según ellos mismos han contado, el mayor reto no fue decidir donar su fortuna, sino cómo gestionarla. Leyendo un artículo en el periódico acerca de cómo millones de niños de países pobres morían por causas fácilmente solucionables e impensables en países desarrollados, como neumonías y diarreas, y como entonces padres de hijos pequeños, pensaron que tenían que ponerle remedio y que podían hacerlo, y ahí arrancaron su labor. Además, son patrocinadores de varios medios de comunicación. En EL PAÍS, desde hace una década son socios colaboradores en Planeta Futuro.

La fundación fue creada con su composición y nombre actual en el año 2000. Entonces, el matrimonio donó 20.000 millones de dólares a la misma; durante los años, esos fondos han ido aumentando gracias a ellos y a otros magnates, como Warren Buffet, que ha donado 15.000. Fue junto a él con quien en 2010 crearon Giving Pledge (La promesa de dar), un proyecto para que las grandes fortunas donaran, en vida o al morir, su dinero a proyectos filantrópicos, y donde hay medio centenar de millonarios.

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