Las hospitalizaciones de lactantes por bronquiolitis caen hasta el 90% en el primer año de uso de la nueva ‘vacuna’
La efectividad del fármaco Beyfortus y la inmunidad natural de la población tras la explosión de casos el invierno pasado dejan las plantas de pediatría sin apenas bebés por esta enfermedad
Este invierno está siendo muy distinto al del año pasado en los servicios de pediatría de los hospitales españoles. En el de Sant Pau (Barcelona), la avalancha de lactantes con bronquiolitis obligó hace un año a dividir los box de urgencias infantiles con unas cortinas para duplicar su capacidad. “Hubo bebés que pasaron días aquí a la espera de una cama libre. Estábamos todos los hospitale...
Este invierno está siendo muy distinto al del año pasado en los servicios de pediatría de los hospitales españoles. En el de Sant Pau (Barcelona), la avalancha de lactantes con bronquiolitis obligó hace un año a dividir los box de urgencias infantiles con unas cortinas para duplicar su capacidad. “Hubo bebés que pasaron días aquí a la espera de una cama libre. Estábamos todos los hospitales saturados”, recuerda el coordinador del servicio, Xosé González, mientras señala los rieles instalados en el techo. “Este invierno casi no las hemos usado. Hay mucha menos bronquiolitis, sobre todo entre los niños más pequeños”, añade.
En el Hospital de Santiago de Compostela, cuando llega la Navidad, son tradicionales las visitas del alcalde o los Reyes Magos. “Cada año se encontraban la unidad de lactantes llena de bebés con bronquiolitis. Esta vez, la han podido ver casi vacía”, celebra el jefe de servicio de Pediatría del centro, Federico Martinón-Torres. Son dos ejemplos que ilustran el cambio, calificado de “histórico” por algunos profesionales, que se está produciendo estos meses en el sistema sanitario: el desplome de las asistencias y hospitalizaciones de lactantes por esta enfermedad, que llega a ser del 90% en algunas comunidades y centros.
La incorporación en la sanidad pública del Beyfortus (nirsevimab), también conocido como la “vacuna frente a la bronquiolitis” —aunque en realidad es un anticuerpo monoclonal—, es la responsable de una parte importante de esta caída, aplauden los expertos. Aunque, insisten, también hay que tener en cuenta el gran número de casos registrado el año pasado, ya que es habitual que a un pico de una enfermedad infecciosa le siga otro año con una incidencia reducida por la inmunidad natural desarrollada por la población.
“El descenso de hospitalizaciones ha sido muy notable, pero aún no sabemos qué parte se debe al Beyfortus y qué parte a la inmunidad natural lograda el año pasado. Seguro que las dos cosas han contribuido, pero tendremos que esperar a que concluyan las investigaciones en marcha para saberlo con precisión”, resume Elisenda Moliner, neonatóloga y responsable de la administración del fármaco en el Hospital de Sant Pau.
El Beyfortus se administra mediante una pequeña inyección que protege a los bebés desde el primer momento —al ser un anticuerpo no es necesario esperar a que el sistema inmunitario desarrolle una respuesta, como ocurre con las vacunas— y durante cinco meses frente al virus respiratorio sincitial (VRS). La inmunidad obtenida no es esterilizante, lo que significa que el lactante sí puede infectarse, pero tenderá a ser de forma leve y a no evolucionar hacia cuadros graves, lo que, además, contribuye al desarrollo de una inmunidad natural.
El VRS es la principal causa de hospitalización en menores de un año y las complicaciones más graves las causa durante los primeros meses de vida. Esta es la razón por la que la sanidad pública financia el fármaco coincidiendo con la temporada de mayor circulación de virus (de octubre a marzo). Todos los recién nacidos en estos meses reciben la inmunización en el mismo hospital, mientras los nacidos entre abril y septiembre son pinchados en octubre para pasar protegidos los meses de más riesgo.
El Beyfortus no se utiliza entre los niños de más edad al ser mucho menos frecuentes en ellos los cuadros graves. “Un niño de dos años con VRS requiere menos ingresos y, si estos se producen, pueden durar tres o cuatro días. Los lactantes, en cambio, puede estar de 10 días o algo más, y a veces tienen que pasar a la UCI. Esto es lo que llevaba a los hospitales a la saturación”, explica Xoan González.
Datos por comunidades
EL PAÍS ha solicitado a todas las comunidades autónomas los datos de asistencia por bronquiolitis en esta temporada de invierno. Galicia es la comunidad que con más detalle ha informado de la evolución de los casos, con la publicación de informes semanales, en los que se constata una caída de hasta el 90% de las hospitalizaciones entre los niños en edad de ser inmunizados. Andalucía, con corte el pasado 12 de enero, informa de “una disminución de las hospitalizaciones del 78%” y de los “ingresos en la UCI del 66%”, según un portavoz de la Junta
Cataluña cuenta con datos menos recientes, hasta finales de la segunda semana de diciembre, pero constata en esa fecha “una reducción del 77% de las visitas a urgencias por bronquiolitis, del 84,5% de las hospitalizaciones y del 87,4% de los ingresos en la UCI en comparación al año anterior”, afirma la Generalitat.
Aragón ofrece datos de uno de sus mayores hospitales, el Miguel Servet. En noviembre y diciembre de 2022 fueron hospitalizados en el centro un total de 138 bebés menores de seis meses por bronquiolitis, mientras que en los mismos meses de 2023 han sido 13 (un 91% menos). “En la UCI hemos pasado de 28 ingresos a solo cuatro”, explica Juan Pablo García Íñiguez, responsable de la UCI pediátrica del centro.
El Hospital San Pedro de La Rioja tuvo en los dos últimos meses de 2023 un total de 19 ingresos por bronquiolitis en menores de un año, un 74,7% menos que en el mismo periodo de 2022. Murcia afirma por su parte que “las asistencias en pediatría, tanto en hospitalización como en UCI, se reducen en general en un 75%”, mientras Castilla-La Mancha cifra este descenso en el 80,1% en los bebés menores de un año.
Todas las comunidades insisten en que estos datos son “preliminares” y que habrá que esperar al análisis de de los datos completos de toda la temporada y a su comparación con temporadas previas a la pandemia. Esta es la razón por la que algunas han preferido no precisar los datos, aunque todas confirman que se “ha producido una disminución en las visitas a nivel de urgencias y de hospitalización”, en palabras de la Comunidad de Madrid.
Un portavoz de la Comunidad Valenciana afirma que “la incidencia de infección por VRS en las personas inmunizadas es alrededor de tres veces menor que la de las personas no inmunizadas; en general las personas no inmunizadas requieren mayor uso de los recursos de atención primaria y atención especializada”. El País Vasco explica que “el número de ingresos por bronquiolitis observados esta temporada es algo inferior a los de la temporada anterior”, aunque añade que “es necesario realizar estudios más exhaustivos para dilucidar si el descenso es significativo así como su relación con la campaña de inmunización con nirsevimab”.
Altas coberturas
Las coberturas alcanzadas en toda España han sido altísimas, superiores al 90% de media, según los datos ofrecidos por las comunidades. El porcentaje entre los niños más pequeños, los nacidos a partir de octubre, se sitúa en torno al 95% y se acerca al 100% entre los bebés de riesgo por sufrir otras patologías (no todas las comunidades ofrecen detalles sobre estos grupos).
Martinón-Torres, que ha colaborado con las farmacéuticas que han desarrollado el Beyfortus (Sanofi y AstraZeneca), califica de “rotundo éxito” esta primera campaña de inmunización. “Es verdad que son datos preliminares y que la comparación con el año pasado hay que hacerla con cuidado. Pero todos apuntan en el mismo sentido y la impresión de los pediatras coincide: esto ha sido un cambio que marcará un antes y un después”, afirma Martinón-Torres.
Myriam Valdés, madre de niños pequeños que trabaja de geriatra en el Hospital de Getafe (Madrid), comparte esta impresión. Su primer hijo, Eduardo, tenía solo cinco meses cuando desarrolló un cuadro de bronquiolitis a principios de marzo de 2020. “Le costaba respirar y tenía fiebre. Pasó muy mala noche y nos volvimos del pueblo a Madrid para ir al hospital. No lo ingresaron porque tenía la saturación de oxígeno en sangre bien, pero el pediatra nos dijo que estuviéramos vigilantes y volviéramos si empeoraba”, recuerda.
No hubo opción. Al día siguiente España se sumía en el confinamiento de la pandemia y Valdés decidió que, salvo evolución muy grave, no acudiría con el bebé a un sistema sanitario que capeaba como podía el primer azote del coronavirus. El miedo pasado entonces contrasta con la placidez y seguridad de los primeros meses de vida de Guillermo, su segundo hijo, nacido el pasado abril e inmunizado con el Beyfortus en octubre. “No ha tenido prácticamente nada, solo un catarro con un día de algo de fiebre. Ya sé que no todo se debe al fármaco, pero la verdad es que pasas el primer invierno del bebé mucho más tranquila”, explica.
Más allá de los ingresos en la fase aguda, los cuadros graves de bronquiolitis tienen un impacto en la futura salud del bebé. “Se ha demostrado que pasar una bronquiolitis por VRS tiene otras implicaciones en la salud de los niños. Por un lado, el VRS podría estar implicado entre el 49% y el 77 % de las infecciones neumocócicas y también se lo ha relacionado con el desarrollo posterior de sibilancias recurrentes y asma en la infancia”, explica Antonio Iofrío, miembro del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP) y pediatra en el centro de salud El Ranero (Murcia).
En los hospitales, según todas las fuentes, los cuadros clínicos atendidos son en general más leves, ya sea porque los niños atendidos son algo mayores o porque, siendo menores de seis meses, habían sido inmunizados. “En ambos casos, requieren ingresos más cortos y tienen mejor evolución. Han sido los niños más pequeños que, por alguna razón, no habían sido inmunizados los que han requerido ingresos más largos”, explican desde el Hospital de Sant Pau.
El mensaje coincide con el de los profesionales de atención primaria. “La impresión general compartida por pediatras y sociedades científicas es que, en lo que llevamos de temporada, se ha reducido muy notablemente la incidencia de bronquiolitis en los niños inmunizados, mientras que los casos que se han visto, en general han correspondido a niños no inmunizados”, afirma Antonio Iofrío.
La apuesta realizada por la sanidad pública por inmunizar a todos los lactantes frente al virus respiratorio sincitial ha tenido un coste importante. Cada dosis del fármaco cuesta 217 euros (con IVA), por lo que el gasto de inmunizar a los más de 330.000 bebés nacidos al año en España superaría los 70 millones de euros.
Este elevado precio lleva a algunos profesionales a mostrarse cautos ante la medida pese a los buenos datos ofrecidos hasta ahora por las comunidades. “Cuando acabe esta temporada, podremos evaluar mejor la financiación pública del Beyfortus. El uso de un nuevo medicamento debe justificarse no solo porque sea eficaz, sino también coste-efectivo. Esto quiere decir que los resultados obtenidos en términos de salud tienen que ser mayores que si hubieramos gastado ese mismo dinero en otras medidas de salud pública. Si no, nos estamos haciendo trampas al solitario. Y aquí es donde pueden surgir dudas. Un estudio realizado en el Reino Unido apunta que el Beyfortus no debería costar más de 70 euros por dosis para ser coste efectivo, tres veces menos que el precio actual. Así que nos queda todavía mucho por investigar sobre el uso y los beneficios de este medicamento”, concluye Vicent Modesto, jefe de la UCI pediátrica del Hospital La Fe (Valencia).