La huelga de médicos en Madrid termina, los problemas estructurales de la atención primaria continúan
Sindicatos y sociedades científicas de toda España reclaman soluciones definitivas a la falta de profesionales, una vez que la mayoría de las comunidades han acordado cómo afrontar el colapso a corto plazo
Cuando un cuerpo se desangra, un torniquete puede ser la solución de emergencia para frenar la hemorragia. Pero luego habrá que curar la herida. Los acuerdos que están alcanzando los gobiernos regionales con los médicos de primaria de media España para poner fin a sus huelgas (el último, en Madrid) pueden ser el torniquete que necesitaba un sistema en crisis. Pero para sanar el colapso que sufre harán falt...
Cuando un cuerpo se desangra, un torniquete puede ser la solución de emergencia para frenar la hemorragia. Pero luego habrá que curar la herida. Los acuerdos que están alcanzando los gobiernos regionales con los médicos de primaria de media España para poner fin a sus huelgas (el último, en Madrid) pueden ser el torniquete que necesitaba un sistema en crisis. Pero para sanar el colapso que sufre harán falta reformas estructurales, según coinciden todas las sociedades de medicina de familia y los sindicatos consultados por EL PAÍS.
El prolongado paro en Madrid (casi cuatro meses) ha logrado arrancar un acuerdo económico más generoso que en otras comunidades en las que ha habido huelga, con un plus fijo de 450 euros mensuales, que puede llegar a 1.150 según los turnos de tarde y las horas voluntarias que hagan. Pero, como explica Lorenzo Armenteros, portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), las líneas fundamentales de los pactos —que califica de “mínimos”— son muy similares en todos los territorios: un límite de pacientes diarios en las agendas (que suele estar entre 30 y 35), mejores condiciones económicas para atender a los que no dé tiempo en horas extra por la tarde, menos burocracia e incentivos para las plazas de difícil cobertura (como algunas rurales).
Con algunas variaciones, es lo que han convenido sindicatos y gobiernos en Andalucía, Cantabria, Extremadura, Cataluña, Castilla y León, Castilla-La Mancha y Navarra (cuyos médicos han convocado preventivamente una huelga en caso de que no se cumpla lo acordado). Todavía hay paros en Comunidad Valenciana, Galicia, Ceuta y Melilla, que piden avanzar en esta misma senda.
Las tres grandes sociedades de medicina de familia de España celebran los acuerdos, pero están lejos de mostrarse entusiastas. Quieren comprobar que lo que se firma en los papeles se cumple en el día a día de los facultativos, y destacan que la solución de las horas extra para atender a los pacientes debe ser temporal. Al mismo tiempo, reclaman un gran pacto de Estado por la sanidad, para dotar al sistema de atención primaria de los médicos que necesita (que cifran en unos 5.000) con el fin de poder atender a la ciudadanía con el tiempo que requieren sin necesidad de echar mano de las tardes.
“Las agendas de rebosamiento [la cobertura en horas extra por la tarde de los pacientes que se salen del cupo acordado] puede ser una solución temporal. Pero lo que necesitamos son plantillas dimensionadas para no perder longitudinalidad [que el paciente siempre sea atendido por el mismo médico], para poder formar a los nuevos profesionales y a los médicos en ejercicio, además de atender las tareas de organización”, reclama Remedios Martín, presidenta de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC). “Estos cambios organizativos son propuestas urgentes para bajar la presión asistencial, pero una vez acotadas las agendas hay que ir más allá y transformar la primaria”, continúa.
José Polo, presidente de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), opina que la reivindicación de los profesionales es “justa”, aunque cree que los acuerdos vienen a “apagar hogueras” y que “el rescoldo permanece”. “Queda mucho por construir, por avanzar. Veremos cómo queda este año la elección de los MIR y si hay una decepción tan grande como el pasado”, reflexiona, al referirse a las 200 plazas vacantes que quedaron en Medicina Familiar y Comunitaria.
El Ministerio de Sanidad viene incrementando la oferta de estas plazas en los últimos años para intentar paliar el déficit que denuncian los médicos, pero esto supondrá un alivio a largo plazo, ya que hacen falta cuatro años para formar a los profesionales. Aquellos puestos sin cubrir de 2022 que menciona Polo fueron el síntoma de la falta de prestigio y atractivo que sufre la especialidad.
El cumplimiento de los acuerdos
Con unas elecciones autonómicas y municipales a la vuelta de la esquina, tanto las sociedades científicas como los sindicatos temen que los compromisos caigan en el olvido cuando se celebren. Más allá de los económicos, que son difíciles de revertir, prometer un número de pacientes por día o rebajar la burocracia (que consume a los médicos hasta un 40% de su tiempo) es algo más fácil de decir que de cumplir. Armenteros teme que los acuerdos sean un mero ardid para evitar un castigo electoral y denuncia que “no llegan al fondo de la cuestión”. Porque no solo hay menos médicos, sino que desde la pandemia, la demanda asistencial “ha crecido” enormemente.
En Cantabria, la primera comunidad autónoma que se puso en huelga y la primera que llegó a un acuerdo, llegaron a convocar un nuevo paro cuando vieron que lo firmado no se estaba cumpliendo. Lo terminaron y ahora observan cómo “el cumplimiento es irregular”, en palabras de Vicente Alonso, secretario general del Sindicato Médico de Cantabria. La Consejería de Sanidad asegura que la media de pacientes por facultativo es de 30, por debajo de los 36 comprometidos. Pero hay lugares que superan esta cifra y donde no se ha abierto la posibilidad de las horas extras por la tarde, según Alonso. Sindicatos y Gobierno se reunirán el día 27 de este mes para dar seguimiento al acuerdo.
Otra comunidad que acordó un máximo de 36 pacientes diarios es Extremadura. María José Rodríguez, secretaria general del sindicato médico en esta comunidad (Simex), reconoce que resulta complicado alcanzar esta cifra en todas las consultas. “En enero nos dimos tres meses para conseguirlo y teniendo en cuenta que es la primera vez que se pone en marcha algo así, es difícil de aplicar. Es un proceso que implica la gestión de citas, los administrativos, los asistenciales. El cumplimiento es por ahora irregular. Hay colegas que nos dicen que sus agendas siguen iguales. Lo que pedimos es que se faciliten más las consultas por la tarde”, señala.
En cualquier caso, todas estas soluciones —insisten los médicos— “son un parche”. No evitarán problemas como el que ha denunciado este mes la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap): más de 523.000 menores de 16 años en España (más de un 7%) carecen de un pediatra de atención primaria asignado. “Cientos de estudios nos dicen que la mortalidad no se reduce necesariamente con los mejores médicos, sino con continuidad, que te atienda siempre el tuyo, que fomente hábitos saludables y pueda atender los problemas emocionales tan frecuentes ahora. Y para eso necesitas tiempo”, concluye Lorenzo Armenteros.
Los políticos de uno y otro partido justifican que hay un problema estructural de falta de médicos, debido a los pocos que se incorporaron al sistema en los años posteriores a la crisis financiera. Esto tiene parte de verdad, pero sindicatos y sociedades aseguran que con mejores condiciones y mayores incentivos en los puestos de difícil cobertura, muchos facultativos que optan por trabajar en urgencias o irse al extranjero se incorporarían a las plazas vacantes.