La sanidad pública empieza a financiar una terapia que ayuda a dejar de fumar en 25 días

El Todacitan, cuyo principio activo es de origen vegetal, llena un vacío terapéutico tras la retirada hace meses del Champix y el Zyntabak por contaminación de sustancias cancerígenas

Dos personas apagan sus cigarrillos en un cenicero.EFE

La sanidad pública ha empezado a financiar este mes de febrero el único tratamiento disponible en las farmacias para dejar de fumar. Se trata del Todacitan, un medicamento comercializado desde hace algo más de un año por la farmacéutica polaca Aflofarm y cuyo principio activo, la citisina, ...

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La sanidad pública ha empezado a financiar este mes de febrero el único tratamiento disponible en las farmacias para dejar de fumar. Se trata del Todacitan, un medicamento comercializado desde hace algo más de un año por la farmacéutica polaca Aflofarm y cuyo principio activo, la citisina, se extrae de una planta utilizada desde hace décadas como sustituto de la nicotina del tabaco. En las trincheras de la II Guerra Mundial, cuando escaseaban las remesas de tabaco, las hojas del laburno, un árbol común en Europa central, se convirtieron en un cotizado objeto de trueque entre los soldados.

La financiación del Todacitan, que ha entrado en vigor este miércoles, ha sido bien recibida por los especialistas sanitarios implicados en la lucha contra el tabaquismo. La razón es que los otros dos tratamientos similares existentes financiados por la sanidad pública, el Champix —comercializado por Pfizer y cuyo principio activo es la vareniclina— y el Zyntabac —bupropión, del laboratorio GlaxoSmithKline— llevan muchos meses fuera del mercado. La presencia en ambas formulaciones de nitrosaminas, un compuesto considerado cancerígeno y que en ocasiones surge como subproducto de los procesos de síntesis química de los fármacos, fue lo que motivó su retirada.

“Llevábamos tiempo sin poder ofrecer una alternativa terapéutica financiada de este tipo a las personas que desean dejar de fumar y esta novedad es positiva, porque permitirá que muchas personas que lo están intentando tengan ahora una ayuda que puede ser importante”, afirma Esteve Fernández, jefe de la Unidad de Control de Tabaco del Instituto Catalán de Oncología (ICO) y catedrático en Salud Pública por la Universidad de Barcelona (UB).

“La citisina es un principio activo bien conocido, con un buen perfil de seguridad y una eficacia similar a la vareniclina. Ninguno de estos tratamientos es milagroso. La deshabituación tabáquica requiere de una terapia multicomponente que pasa por una buena disposición inicial del paciente, apoyo de profesionales sanitarios y técnicas conductuales. Muchas veces no es necesario el recurso a un fármaco y la mitad de los fumadores consigue dejar el tabaco sin tratamientos, pero para otros sí puede ser importante y ahora no disponíamos de ninguna opción”, añade este especialista.

El actual arsenal terapéutico que puede ayudar a dejar de fumar incluye los sustitutivos de la nicotina, como parches y chicles —con menor porcentaje de éxito y no financiados por la sanidad pública— y, en un segundo escalón, los fármacos que actúan sobre el sistema nervioso central, como Todacitan, Champix y Zyntabac.

El precio actual en las farmacias del Todacitan, que requiere de receta médica, es de 198 euros para el tratamiento completo, que dura 25 días. Los pacientes de la sanidad pública lo tendrán sin coste (los pensionistas) o con el porcentaje de copago que la ley establece según la renta y situación socioeconómica.

El paciente tiene que tomar seis comprimidos al día (uno cada dos horas) durante los tres primeros días de tratamiento. Del cuarto al duodécimo, la dosis recomendada es de una pastilla cada 2,5 horas (cinco al día), teniendo que dejar completamente el tabaco antes del quinto día. A partir de este punto, la dosis diaria se reduce a cuatro pastillas entre los días 13 y 16, a tres del 17 al 20 y a una o dos tomas hasta completarlo a los 25 días.

La citisina es una especie de análogo de la nicotina, ya que se trata de dos moléculas de origen vegetal parecidas. Esto hace que en el cerebro se unan al mismo receptor. La citisina lo hace de forma aún más fuerte que la nicotina, lo que impide a este llegar a ellos. Esto hace que las ganas de fumar de la persona disminuyan y que, además, si fuma ya no sienta casi ninguna de las sensaciones relacionadas con el consumo de tabaco. El objetivo es reducir la molesta sensación de abstinencia de forma transitoria mientras se rompe la dependencia a la nicotina y sin que se desarrolle a la citisina.

El uso del laburno y la citisina como sustitutivo del tabaco está bien recogido en la literatura científica. “Hace unos 50 años, cuando ninguna ayuda para dejar de fumar había sido aprobada en Europa Occidental, la citisina ya era usada en Europa Central y Oriental con este objetivo. Fue descubierta en 1818 y aislada por primera vez en 1865. Era consumida como un barato sustituto del tabaco por los soldados rusos y alemanes en la II Guerra Mundial. Más tarde, en 1964, fue sacado por primera vez al mercado en Bulgaria con el nombre de Tabex”, escribió en agosto de 2013 la investigadora Judith J Prochaska, de la Universidad de Stanford, junto a dos colegas, en un editorial publicado en la revista médica de referencia BMJ.

Uno de cada cinco españoles mayores de edad consume tabaco de forma diaria, según los últimos datos disponibles del Ministerio de Sanidad. La tendencia, aunque lenta, sigue siendo a la baja, aunque los especialistas lamentan que “entre la población más joven este descenso no es tan marcado y sería deseable lograr datos más favorables en este grupo”, explica Esteve Fernández.

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