Diciembre termina como el mes con más asesinatos por violencia machista de 2022
Este miércoles se reúnen en un comité de crisis los ministerios de Igualdad, Justicia e Interior con las comunidades en las que se han producido los crímenes y las Unidades de Violencia
Ocho mujeres asesinadas. Esa es la cifra oficial de la violencia machista en lo que va de diciembre, que ya es el mes con más feminicidios este año en España y el tercero de la serie histórica junto al del año pasado; solo en 2008 y en 2015 hubo más asesinatos en la recta final de año, con 10 y 11, respectivamente. En este 2022, el de una mujer de 88 en Santa Perpètua de Mogoda, en Barcelona, es el último confirmado de una estadística que contabiliza 46 crímenes hasta este martes. Las cifras se elevarán a 10 este mes...
Ocho mujeres asesinadas. Esa es la cifra oficial de la violencia machista en lo que va de diciembre, que ya es el mes con más feminicidios este año en España y el tercero de la serie histórica junto al del año pasado; solo en 2008 y en 2015 hubo más asesinatos en la recta final de año, con 10 y 11, respectivamente. En este 2022, el de una mujer de 88 en Santa Perpètua de Mogoda, en Barcelona, es el último confirmado de una estadística que contabiliza 46 crímenes hasta este martes. Las cifras se elevarán a 10 este mes y 48 este año si la muerte de una mujer en Matamala de Almazán (Soria) en Nochebuena se confirma como asesinato machista, y cuando lo haga el asesinato de una mujer en Bilbao, por su pareja, de una cuchillada en un bar, la mañana de este miércoles. Y, aunque hasta ahora es el año con el menor número de feminicidios desde 2003, cuando se empezaron a registrar cifras oficiales, el único dato que se persigue en España y en el resto del mundo, a través de gobiernos, organizaciones e instituciones, es cero. “Nunca nada será suficiente hasta que erradiquemos la violencia machista”, publicaba este lunes la ministra de Igualdad, Irene Montero, en Twitter.
Este 2022, a tres días de que acabe, la violencia machista deja 46 asesinatos dentro de la pareja o expareja, 19 fuera de ese ámbito, 39 huérfanos, y dos menores asesinados por violencia vicaria de género. Este miércoles, y por el repunte de diciembre, Igualdad, Justicia, Interior, las comunidades en las que se han producido los asesinatos y las Unidades de Violencia correspondientes se reunirán en un primer comité de crisis para analizar cómo se puede mejorar la respuesta desde el Estado a esta violencia. Diciembre, como los meses de verano, son periodos en los que crecen las probabilidades de que se produzca o se agudice la violencia machista, en cualquiera de sus estadios.
Sara recuerda “perfectamente” su cena de empresa del año pasado por Navidad. “Dos copas, eso es lo que me había bebido, y ya me estaba diciendo que ni una más y que nos íbamos para casa porque entre eso y cómo iba vestida, le iba a dar la noche. Cuando se fue al baño, me fui a pedir otra, y cuando me vio me la tiró al suelo, me agarró del brazo hasta casi cortarme la circulación y me sacó del bar donde estábamos, insultándome por lo bajini”. Fue el primer “evento social” y el último al que esta mujer de 32 años fue con ese novio con el que apenas estuvo seis meses y que ya es ex: “Hasta entonces habíamos estado en una especie de burbuja que yo creía que era de la exaltación primera del amor, pero no, en cuanto salimos a la calle con más gente, dio la cara”.
Carmen contabiliza tres dientes perdidos en tres de los muchos puñetazos que ha recibido en casi tres décadas de matrimonio: “Uno fue en vacaciones, en la playa; otro durante el primer mes de confinamiento, un día normal, y otro una Nochebuena, después de que se marchara toda la familia de casa después de cenar”. Lidia cuenta que le tenía “pánico” a las vacaciones hasta el 2017, cuando se divorció después de 10 años casada con quien la llevaba maltratando 15, desde que ella cumplió 18 años: “Tenerlo todo el día en casa y las niñas también era como una bomba que nunca sabías cuándo iba a estallar ni contra quién, si contra ellas o contra mí. Prefería mil veces estar haciendo horas limpiando que tener unos días de descanso, de verdad”.
En Armilla, en Granada, una mujer permanece ingresada desde la pasada Nochebuena después de que su pareja le disparara. Este 25 de diciembre, en Matamala de Almazán, en Soria, un incendio en el que se encontró el cadáver de una mujer de 44 años se investiga ya como un posible caso de asesinato machista después de que las primeras investigaciones revelaran que el cadáver presentaba signos de violencia.
Este lunes, los Mossos d’Esquadra detuvieron en Santa Perpètua de Mogoda (Barcelona) a Cristóbal M., un hombre de 69 años como presunto autor del asesinato de su pareja, Carmen P., de 88 años. Poco antes de las siete de la mañana, Cristóbal llamó al teléfono de Emergencias 112 e informó de que la había asesinado. Cuando los agentes llegaron, encontraron el cadaver de Carmen en el suelo de la cocina.
El argumento de defensa del presunto asesino es que hacía un tiempo, en junio, sufrieron un accidente de tráfico del que él salió bien parado, mientras que ella quedó con la movilidad reducida. Ese día se produjo una discusión y él indicó que “ya no podía más”. La agredió hasta matarla. La plaza del Ayuntamiento de esa localidad catalana reunió este lunes a más de 300 personas para condenar el asesinato. Y el Consistorio ha anunciado que se presentará como acusación particular en este caso, en el que no constaban denuncias previas.
“La violencia no tiene edad, no tiene origen, pero claramente tiene género, y quien lo niegue está ejerciendo en sí mismo violencia machista”, sentenció la consejera de Igualdad, Tània Verge. La violencia machista la ejercen hombres de todas las edades contra mujeres de todas las edades: adolescentes, ancianas, mujeres de 30 o de 60, aunque algunas de sus formas varían dependiendo de los contextos o los grupos etarios —la violencia sexual, por ejemplo, tiene sobre todo a mujeres jóvenes como víctimas—.
Cuando escala hasta el homicidio, se concentra sobre aquellas entre los 31 y los 40 años (son 316, el 26,5% de todas las mujeres asesinadas desde 2003), en las de 41 a 50 años (273, el 23,1%) y las de 21 a 30 años (227, el 19,2%). El asesinato de Carmen, de 88 años, es uno de los ocho cometidos sobre mujeres de más de 85 años de toda la serie histórica.
Factores facilitadores de la violencia
La violencia ocurre a cualquier hora, en cualquier parte, cualquier día, pero cuando se habla de riesgo, existen factores facilitadores que, según los especialistas, hay que tener en cuenta. “Sin que sean determinantes, como cuando llueve o nieva hay más posibilidad de que se produzcan más accidentes de tráfico. ¿Significa que si llueve o nieva va a haber más siniestralidad? No. Significa que se dan condiciones que hacen más posibles los accidentes y es importante a la hora de la prevención”, explica Miguel Lorente, exdelegado del Gobierno contra la violencia de género.
Según las estadísticas oficiales, los asesinatos por violencia machista se reparten a lo largo de los meses, aunque con ciertas tendencias. Julio, agosto y junio son los meses en los que se producen más (118, 107 y 104, respectivamente, de los 1.179 desde que se registran cifras por el Estado, en 2003), seguido de enero y diciembre, con 103 cada uno.
“El elemento común alrededor de esos meses es el periodo vacacional”, afirma el médico forense, que explica los “factores facilitadores” en esas franjas temporales en función de si hay o no convivencia. Según datos de un estudio de Igualdad, de las 927 mujeres asesinadas entre 2003 y 2017, el 64,6% vivía con su agresor y un 34,4% no lo hacían.
“No convivir no anula la posibilidad de que quienes quieren asesinar, lo hagan”, dice Lorente. Cuando no hay convivencia, porque se hayan separado o porque nunca llegaran a vivir juntos, los agresores siguen con el control de sus víctimas, solo que se les dificulta. “Hacen un seguimiento igualmente, obsesionados con que las mujeres son suyas, solo que es más difícil, porque se sale más y a sitios diferentes, no solo a cumplir con la rutina”, explica el forense.
Esas circunstancias, que dificultan el control, “generan mayor tensión e ira en el agresor”. En estos casos “es crítico el punto de no retorno”, es decir, cuando los agresores se dan cuenta de que las víctimas no van a volver, de que han perdido el control sobre ellas.
Cuando sí hay convivencia, uno de los factores es la alteración de las rutinas diarias: “Eso que fragmenta el día, el tiempo de trabajo, de ir a hacer gestiones o la compra o recoger a los hijos o hijas, va fragmentando la continuidad del tiempo. Cuando en vacaciones surge un conflicto o discusión que da lugar a la violencia, en lugar de romperse o pararse con una de esas rutinas, se continúa, y esa acumulación de la tensión creciente facilita que aumente la intensidad de la violencia”.
El otro factor es cómo influyen los temas económicos, de los hijos e hijas, o los conflictos que pueden surgir entre las familias de víctima y agresor. “Si el conflicto lo ha generado el suegro, o el cuñado o el primo, puede suponer lo que el maltratador entiende como un cuestionamiento de su autoridad delante de su pareja. También, en ese contexto de aislamiento de las víctimas al que las someten los maltratadores, lo pueden ver como el reflejo de que ella tiene aún conexiones con el mundo exterior y como un elemento de preocupación o una amenaza a ese control que ejercen sobre ellas”.
El teléfono 016 atiende a las víctimas de violencia machista, a sus familias y a su entorno las 24 horas del día, todos los días del año, en 52 idiomas diferentes. El número no queda registrado en la factura telefónica, pero hay que borrar la llamada del dispositivo. También se puede contactar a través del correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y por WhatsApp en el número 600 000 016. Los menores pueden dirigirse al teléfono de la Fundación ANAR 900 20 20 10. Si es una situación de emergencia, se puede llamar al 112 o a los teléfonos de la Policía Nacional (091) y de la Guardia Civil (062). Y en caso de no poder llamar, se puede recurrir a la aplicación ALERTCOPS, desde la que se envía una señal de alerta a la Policía con geolocalización.