Sharon Lewin: “Queremos desarrollar una tecnología capaz de crear antivirales a gran velocidad”
La directora del Instituto Doherty para la Infección y la Inmunidad de Melbourne será la responsable del nuevo Centro Global para Terapias en Pandemias
Menos de un año después de descubrirse el SARS-CoV-2, el virus que causa la covid, se habían descubierto vacunas altamente efectivas. Pero tras más de dos años y medio, no hay medicamentos realmente eficaces, prácticos y de aplicación universal contra el patógeno. Es algo que pretende solucionar en próximas emergencias sanitarias el primer Centro Global para Terapias en Pandemias, que comienza a trabajar este jueves en Aus...
Menos de un año después de descubrirse el SARS-CoV-2, el virus que causa la covid, se habían descubierto vacunas altamente efectivas. Pero tras más de dos años y medio, no hay medicamentos realmente eficaces, prácticos y de aplicación universal contra el patógeno. Es algo que pretende solucionar en próximas emergencias sanitarias el primer Centro Global para Terapias en Pandemias, que comienza a trabajar este jueves en Australia.
Ubicado dentro del Instituto Doherty, en Melbourne, su nombre será Cumming Global Center for Pandemic Therapeutics (CGCPT), en reconocimiento al principal donante inaugural, Geoffrey Cumming, con una aportación de 250 millones de dólares australianos (unos 173 millones de euros). Se suma a otras iniciativas internacionales similares, como el Pandemic Antiviral Discovery (PAD) que Bill Gates anunció a principios de año, pero en lugar de buscar terapias contra virus con potencial pandémico, el centro australiano tratará de desarrollar tecnologías que hagan más rápido el descubrimiento de fármacos cuando surja una pandemia. Sharon Lewin, directora del Instituto Doherty para la Infección y la Inmunidad de Melbourne y responsable del nuevo centro, explica a EL PAÍS en qué consiste el proyecto por videoconferencia.
Pregunta. ¿Por qué se crea el centro?
Respuesta. Porque hay una necesidad en la respuesta a la pandemia de invertir en terapias y vacunas. Existe una brecha en la cantidad de inversión que el mundo ha hecho en terapias para pandemias. Servirá para garantizar que tengamos más formas de protegernos en el futuro.
P. La idea no es descubrir ningún medicamento específico, sino tener herramientas para hacerlo en el futuro. ¿Puede explicar esta filosofía?
R. Sí, la atención se centra en plataformas tecnológicas que ofrecerán terapias antivirales a gran velocidad en el futuro. Con el enfoque actual, desarrollar un nuevo medicamento tarda mucho tiempo y en una pandemia los necesitamos en meses. Así que nos enfocamos a tecnologías que los pueden desarrollar mucho más rápido. Nuestra meta no es tener un fármaco en tres años, sino indagar en tecnologías como el ARN mensajero, que ha cambiado la forma en la que desarrollamos vacunas, para crear terapias con mucha mayor velocidad.
P. ¿Van a tratar de hacer nuevos medicamentos con ARN mensajero, o es solo un ejemplo de la forma de trabajar?
R. Es un ejemplo de una tecnología con la que se ha creado rápidamente una vacuna para adaptarse a un nuevo virus tan pronto como se secuenció. Queremos desarrollar otras similares a esa, que nos permitan obtener medicamentos rápidamente. Pero el ARN mensajero también puede servir para administrar fármacos, igual que hace con las vacunas, así que es también una de esas futuras terapias.
P. ¿Puede poner un ejemplo de un medicamento que, idealmente, se podría crear?
R. Un ejemplo sería un antiviral que apunte al código genético del virus. Ahora los medicamentos se dirigen a su ciclo de reproducción, tratan de frenar cómo se divide el virus. Pero otro enfoque se basa en usar tijeras genéticas que podrían eliminar el código del virus usando genes. Son herramientas genéticas que tradicionalmente se han desarrollado en enfermedades de la sangre y el cáncer, pero en realidad se pueden aplicar para atacar también a los virus. El problema es que en este momento se necesita desarrollar mucha tecnología. Tienes que poder aplicar esos usos genéticos en el lugar correcto con una toxicidad mínima y de forma económica. Otro ejemplo es que nuestro sistema inmunitario tiene dos ramas: una que es muy específica para una parte muy concreta del virus [los anticuerpos] y otra que es más general, llamada inmunidad innata. Si el medicamento se enfoca a la inmunidad innata, eso puede tener un impacto en muchos virus diferentes.
P. ¿Por qué para la covid se han desarrollado vacunas tan rápido y ha sido mucho más complicado producir antivirus eficaces?
R. Los antivirales todavía están experimentando un uso bastante complicado, y solo estaban disponibles en países de altos ingresos. Y tomó dos años obtener un antiviral oral mientras que solo uno para la vacuna. ¿Por qué? Porque las tecnologías son muy diferentes. Necesitamos tecnología para mejorar la velocidad de desarrollo de los antivirales.
P. Tienen un horizonte de 20 años. ¿Esperan resultados antes que eso?
R. Creo que sí. Pero no estamos tratando de obtener un medicamento en los próximos tres años. Tendremos una cartera de investigación de alto riesgo que podría darnos algo en 20 años, ideas locas en las que concentraremos un 20% de nuestro trabajo. Pero también habrá otras líneas que promoverán algunas de estas ideas que mencioné: enfocarse en el código genético, potenciando las partes no específicas de nuestro sistema inmunológico y desarrollando [terapias con] anticuerpos, que son caras de hacer y difíciles de administrar. A esto dedicaremos el 80% del esfuerzo.
P. La ubicación será Australia. ¿Planea trabajar en red o coordinarse con otros investigadores o centros fuera del país?
R. Sí, el 70 % de la financiación estará dentro del Instituto Doherty, que está en Melbourne, y el 30% será mundial. Así que el 30% del presupuesto irá fuera para financiar la mejor ciencia.
P. ¿Cuándo comenzarán a trabajar?
R. De inmediato.
P. ¿Ya tienen todo montado?
R. Sí, no necesitamos construir nada. Podremos comenzar a reclutar personal ahora con el espacio que tenemos.
P. ¿Cuántas personas trabajarán en el centro?
R. La financiación que tenemos ahora es de 250 millones de dólares durante 20 años. Pero tenemos el objetivo de multiplicarla por cinco en la próxima década. El número de personas dependerá de eso, pero estaríamos hablando de 100 o 200 en los primeros 10 años.
P. En Australia han mantenido una exitosa política de covid cero hasta la llegada de la variante ómicron, el pasado enero. ¿Cómo evalúa ese proceso?
R. Sí, Australia tenía intención de mantener una política de covid cero hasta que el 80% de los australianos estuvieran vacunados. Ese era el plan, una salvaguarda para ganar tiempo con las vacunas. Luego la idea era abrir el país. Esto sucedió al mismo tiempo que la ómicron. Ahora estamos lidiando con ella, como todos los demás, pero nunca íbamos a mantener la política cero covid por siempre.
P. Cuando han pasado dos años y medio, ¿cree que ha sido la mejor política posible?
R. Creo firmemente que fue lo mejor que se pudo hacer. Salvó un enorme número de vidas. La tasa de mortalidad de Australia es un 10% más baja que la de cualquier otro país de altos ingresos que no sea Nueva Zelanda, Singapur o Taiwán. Tuvimos un gran impacto, por supuesto, en la economía, en la salud mental y en la educación y en muchos otros ámbitos. Todavía estamos comprobando si ha habido consecuencias a largo plazo, pero todos los indicadores económicos sugieren que a Australia no le fue peor que a otros lugares. Probablemente se hizo mejor, porque gran parte de nuestro país estaba abierto internamente, y no tuvo crisis durante mucho tiempo. No hay duda de que hubo dificultades durante ese tiempo. Sin embargo, miles de vidas se salvaron con ese enfoque.
P. ¿Cree que esa política podría haber funcionado en Europa si se lo hubiera propuesto?
R. Cerrar las fronteras es mucho más difícil de hacer en Europa. Pero también cerramos las fronteras internamente. Así que también limitamos el movimiento entre los Estados. Con que supongo que podría haberse hecho, pero debería haber sido muy pronto. La razón por la que tuvo éxito en Australia es porque nuestra respuesta comenzó en enero de 2020, cuando muchas otras partes del mundo pensaron que no iba a ser gran cosa, que iba a ser una gripe, y no hizo mucho hasta finales de marzo.
P. ¿Cómo cree que será la próxima pandemia y cómo la combatiremos?
R. Definitivamente tendremos otra pandemia. No estoy segura de que veamos algo tan grande como la covid, y opino que estaremos en una posición mucho mejor para responder desde la salud pública, con nuevos diagnósticos y vacunas. Hemos aprendido mucho, pero el mundo aún no está completamente preparado. Y lo hemos visto en la respuesta a la viruela del mono. Creo que todavía tenemos mucho espacio para mejorar.