China anuncia una reducción de la cuarentena para los pasajeros internacionales
El aislamiento tras la entrada al país pasa de 14 a siete días, la mayor flexibilización de las restricciones impuestas a viajeros extranjeros desde que se cerraron las fronteras en marzo de 2020 para frenar la pandemia
China ha anunciado la mayor flexibilización de las restricciones impuestas a pasajeros internacionales desde que cerró sus fronteras en marzo de 2020 para frenar la pandemia. Según informó este martes la cadena de televisión estatal CCTV, el Consejo de Estado, el mayor órgano ejecutivo de la nación, ha actualizado su protocolo de prevención y control del coronavirus con la publicación de nuevas directrices, entre las que se incluye la reducción de la cuarentena tras la entr...
China ha anunciado la mayor flexibilización de las restricciones impuestas a pasajeros internacionales desde que cerró sus fronteras en marzo de 2020 para frenar la pandemia. Según informó este martes la cadena de televisión estatal CCTV, el Consejo de Estado, el mayor órgano ejecutivo de la nación, ha actualizado su protocolo de prevención y control del coronavirus con la publicación de nuevas directrices, entre las que se incluye la reducción de la cuarentena tras la entrada en el país de 14 a siete días. La medida, aunque estricta en comparación con la reapertura que desde hace meses han experimentado la mayoría de sus vecinos en la región, ha sido recibida como un rayo de esperanza por la comunidad internacional residente en el gigante asiático, pues supone un avance hacia una relajación de la política de “covid cero” impuesta por las autoridades desde el estallido de la crisis sanitaria.
De acuerdo con el texto publicado este martes por el Consejo de Estado, China exigirá a todos aquellos procedentes del extranjero una cuarentena de siete días en una de sus instalaciones centralizadas —que corre a cuenta del viajero—, además de tres días de monitoreo sanitario una vez llegue a su domicilio (lo que las autoridades sanitarias denominan “7+3″). Hasta ahora, el aislamiento era, como mínimo, de 14 días en un hotel y siete en casa, llegando a extenderse a un total de 28 días en algunas ciudades.
La Cámara de Comercio de la Unión Europea en China ha recibido con positividad la noticia, aunque se mantiene cautelosa, a la espera de ver si realmente los gobiernos locales reajustan sus exigencias de cuarentena. Pekín, por ejemplo, ya había acortado oficialmente el periodo de aislamiento, aunque en la práctica no suponía ningún cambio porque los vuelos internacionales con destino a la capital china se desvían a la cercana Tianjin, donde la cuarentena continúa siendo de 14 días.
China es la única gran economía del planeta que se mantiene firme en aplicar una estricta política de tolerancia cero contra el coronavirus, que implica campañas masivas de PCR allá donde se detecten casos, el aislamiento de los pacientes en instalaciones centralizadas, el cierre completo al turismo y la limitación de vuelos internacionales. Este martes, no obstante, se ha comunicado que también se aplicarán protocolos más laxos a los contactos cercanos de las personas contagiadas de covid-19, quienes podrán aislarse durante una semana en su residencia, en lugar de ser trasladadas a un centro de cuarentena diseñado para tal efecto como ocurría hasta ahora.
Esta flexibilización llega un día después de que se generase una gran confusión entre los habitantes de Pekín tras la publicación de un informe del gobierno local en el que se anunciaba que la estrategia de cero covid se mantendrá “durante cinco años más”, una mención que desapareció de todos los medios oficiales poco después, cuando ya inundaba las redes sociales chinas, donde los mensajes de descontento eran generalizados. Aunque no se ha explicado lo ocurrido, y China ha demostrado que no tiene prisa por coexistir con el virus, algunos analistas opinan que podría haberse tratado de una errata, ya que el texto completo hace referencia a políticas económicas de cara al próximo lustro.
Desde que se declararon bajo control los rebrotes de Shanghái y Pekín (este martes es la primera jornada desde finales de febrero que ninguna de las dos urbes registra nuevos casos), el Gobierno ha enviado señales de que los controles fronterizos podrían relajarse de cara al año que viene, una vez pasado el 20º Congreso del Partido Comunista, que se celebrará en otoño, y en el que está previsto el nombramiento de Xi Jinping para una tercera legislatura.
A mediados de junio, se anunció que ya no es necesaria una carta de invitación emitida por una autoridad provincial para solicitar el visado de trabajo, requisito que se impuso en 2020 y que ha imposibilitado el regreso de muchos de los profesionales que se quedaron entonces varados en otros países. Además, las autoridades de aviación han asegurado que el número de vuelos aumentará durante este verano. Las aerolíneas han sufrido una enorme presión por parte de las autoridades chinas, pues Pekín penaliza a aquellas en cuyos vuelos se registren casos positivos a su llegada. Eso ha provocado que, dependiendo del número de contagios y de la reincidencia, muchas vean suspendidas sus operaciones durante meses. De acuerdo con los datos de la Administración de Aviación Civil de China, en 2021, las conexiones aéreas con el extranjero apenas superaron los tres millones, una caída del 97% en comparación con los 139 millones de desplazamientos que se realizaron en 2019.
Además del precio prohibitivo de los vuelos (solo el billete de ida desde España es de varios miles de euros) y las cuarentenas, otra de las trabas a las que se enfrentan los viajeros es que, de existir conexión directa entre el país y China, no se puede viajar con escala. Las aerolíneas chinas Hainan Airlines y AirChina anunciaron este mes la reanudación de sus vuelos directos entre China y España, paralizados durante meses y que han entorpecido enormemente las conexiones entre ambas naciones, mientras que la española Iberia también cuenta con el permiso de las autoridades de aviación chinas para retomar las rutas que enlazan Shanghái y Hangzhou con Madrid.