La familia de Marta del Castillo lamenta que el juicio al Cuco no ayude a saber dónde está su hija
“¿No eres capaz de mirarme a la cara, verdad, cobarde?”, le ha dicho al acusado la madre de la joven sevillana a García en la última sesión del juicio
“Que no venga [Miguel] Carcaño nos quita la última oportunidad, el último resquicio para encontrar a Marta y se nos vuelve a hacer un daño moral similar a la mentira de los acusados”. Las palabras que Antonio del Castillo, el padre de la joven sevillana asesinada en 2009, ha pronunciado en el juicio contra Javier García, el Cuco, y su madre, Rosalía García, por falso testimonio, reflejan la desazón de la familia, un día después de que ...
“Que no venga [Miguel] Carcaño nos quita la última oportunidad, el último resquicio para encontrar a Marta y se nos vuelve a hacer un daño moral similar a la mentira de los acusados”. Las palabras que Antonio del Castillo, el padre de la joven sevillana asesinada en 2009, ha pronunciado en el juicio contra Javier García, el Cuco, y su madre, Rosalía García, por falso testimonio, reflejan la desazón de la familia, un día después de que ambos reconocieran que mintieron en el juicio por el crimen de la chica, en el que Carcaño fue condenado a 21 años de cárcel como único autor de su muerte. Para los padres, este proceso se presentaba como una oportunidad para tratar de dar respuesta a muchas de las incógnitas que rodean al trágico final de Marta y que ni la investigación policial ni las sentencias de los tribunales han logrado esclarecer en estos 13 años, pero, paradójicamente, la admisión de que no dijeron la verdad ha dejado sin posibilidad a la acusación de presentar más pruebas que esclarezcan qué pasó la noche del 24 de enero en el piso de León XIII y dónde está la joven, entre ellas, la intervención como testigo de su asesino confeso.
Porque el reconocimiento de la mentira del Cuco —condenado como encubridor por un juzgado de menores a tres años de internamiento— y su madre no abre, en este juicio, la puerta a la verdad que busca la familia de Marta ni modifica la otra verdad, la oficial consignada en la sentencia de la Audiencia Provincial de Sevilla —y ratificada por el Tribunal Supremo― en la que se condena a Carcaño, pero se absuelve a su hermano, Francisco Javier Delgado, la novia de este, María García, y a su amigo Samuel Benítez. La titular del Juzgado de lo Penal número 7 que enjuicia el caso, Olga Cecilia Simón, ha dejado claro desde la primera sesión que lo que aquí se dirime es un delito de falso testimonio y que se debe desligar del “origen, la muerte de una menor, con la que toda España se tiñó de luto”. En la segunda y última sesión de esta mañana, la jueza ha vuelto a recalcarlo, tras un tenso intercambio con la abogada de la familia, que ha pedido que se reconsiderara llamar a Carcaño a declarar y se pudieran escuchar en la sala los audios que grabó un infiltrado en los que se escucha a la madre del Cuco mofarse de cómo urdieron su versión falsa de los hechos para el juicio. “Es lógico que no pueda desligar [el crimen] con los hechos de hoy, pero solo aplico la ley, le guste o no”, ha dicho la magistrada.
El Cuco y su madre solo reconocieron lo que constaba en el escrito de acusación de la Fiscalía que únicamente se refería a que García sí había estado en el piso de León XIII la noche en la que murió Marta y a que no estaba durmiendo en su casa a la 1.30 de la madrugada del día siguiente. El hecho de que los acusados se acogieran a su derecho a no declarar impidió que tanto la fiscal como la acusación particular pudieran plantearles preguntas encaminadas a conocer qué paso esa noche y dónde ocultaron su cuerpo. Son cuestiones que su familia tenía la esperanza de que fueran contestadas. “Han reconocido unos hechos, pero en esos hechos hay más cosas y más personas: quiénes estaban, a la hora que estaban…”, ha dicho Del Castillo, que también ha señalado que la versión falsa condicionó la resolución final de la sentencia contra Carcaño en cuanto a las franjas horarias en las que sucedieron los hechos.
“Una total humillación”
La madre de Marta, Eva Casanueva, que ha declarado antes que su marido, también ha señalado en el juicio que el reconocimiento del falso testimonio por parte del Cuco y su madre le ha causado “una total humillación”. “Se han reído de nosotros, de nuestro dolor y de nuestra pena. Por culpa de esas mentiras yo no he podido enterrar a mi hija. Me acuesto todas las noches preguntándome qué paso esa noche y me levanto preguntándome dónde está”, ha reconocido.
Ese dolor se lo ha trasladado directamente al Cuco una vez que el juicio ha quedado visto para sentencia y se ha levantado la sesión. “¿No eres capaz de mirarme a la cara, verdad, cobarde?”, le ha espetado antes de salir de la sala. El joven ha bajado la mirada y no ha podido ver la que el padre de Marta tenía clavada en él.
La intervención de los padres de Marta ha sido la única prueba que ha permitido la jueza para poder valorar el daño moral derivado del falso testimonio de los acusados. La familia lleva batallando por una repetición del juicio que condenó a Carcaño todo este tiempo. Sin nuevas pruebas incriminatorias de cualquiera de los absueltos, es complicado que esa vía prospere. Este proceso por falso testimonio, que empezó con su denuncia en 2016, es casi la única concesión judicial que han tenido en este tiempo donde han visto cómo cualquier resquicio judicial —como la reapertura de la investigación cuando Carcaño involucró a su hermano en 2013— volvía a cerrarse. Su impotencia y desesperación no han hecho más que crecer, tal y como ellos han dejado patente en su intervención en la sala. “Continúan burlándose de nosotros con el amparo de la justicia”, ha dicho Cuevas.
Las defensas del Cuco y su madre han pedido su libre absolución, alegando que nunca debieron declarar como testigos y tenían derecho a faltar a la verdad porque su declaración podía perjudicarlos, y subsidiariamente, han solicitado la condena por falso testimonio, pero con una pena rebajada a un mes y 15 días por apreciar que existe atenuante de dilación indebida del proceso. La Fiscalía ha mantenido su petición de ocho meses y la acusación particular, además de pedir la pena máxima de dos años, ha incrementados hasta los 25.000 euros la responsabilidad civil por daño moral y ha solicitado a la jueza que valore la posibilidad de deducir testimonio por un delito contra la integridad moral, tal y como sucedió en el caso del juicio contra Carcaño, cuando el Supremo elevó la pena por entender que las sucesivas mentiras y versiones que dio durante la instrucción agravaron el dolor de la familia.