La nueva estrategia de Sanidad frente al tabaco: más impuestos, más espacios sin humo y menos publicidad
El ministerio diseña un plan integral que contempla prohibir fumar en vehículos privados y acorralar nuevos productos como el cigarrillo electrónico
El Ministerio de Sanidad prepara una nueva estrategia para dar otro hachazo en España al tabaquismo, uno de los mayores problemas de salud pública en el mundo. Después de los cambios legislativos de la década pasada, que terminaron con los cigarrillos en los espacios públicos interiores, el departamento de Carolina Darias quiere incrementar los impuestos de los cigarrillos y sus derivados, aumentar los lugares libres de humo —tanto en algunos exteriores como en el vehículo privado—, acorralar a lo...
El Ministerio de Sanidad prepara una nueva estrategia para dar otro hachazo en España al tabaquismo, uno de los mayores problemas de salud pública en el mundo. Después de los cambios legislativos de la década pasada, que terminaron con los cigarrillos en los espacios públicos interiores, el departamento de Carolina Darias quiere incrementar los impuestos de los cigarrillos y sus derivados, aumentar los lugares libres de humo —tanto en algunos exteriores como en el vehículo privado—, acorralar a los nuevos productos —como el cigarro electrónico— y eliminar los distintivos de las marcas en las cajetillas.
Son algunas de las bases del borrador del Plan de Integral de Prevención y Control del Tabaquismo 2021-2025, que ha adelantado este miércoles la agencia EFE y al que ha tenido acceso EL PAÍS. Una portavoz del ministerio advierte de que se trata de un documento de trabajo al que todavía le queda mucho recorrido y que su redacción final puede diferir sustancialmente en función de las aportaciones de las sociedades científicas y las comunidades autónomas.
La “medida estrella” del plan, en palabras de José María Suelves, de la Sociedad Española de Salud Pública, es la subida de impuestos al tabaco y sus derivados. “Es la que se ha demostrado más eficaz, no solo para que los fumadores consuman menos, sino para impedir que los más jóvenes comiencen. Es, además, una estrategia que ayuda a compensar la enorme carga económica que suponen las enfermedades derivadas del tabaquismo”, subraya.
En España el gravamen del tabaco se sitúa aproximadamente en la media de la Unión Europea (los impuestos suponen un 79% del precio final), pero tiene mucho margen para situarse al nivel de países del entorno, como Francia (84%) o Reino Unido (91%), un país que lleva años bajando drásticamente la cantidad de fumadores.
Tanto esta como las demás iniciativas que salgan del plan definitivo deberán articularse mediante las modificaciones legislativas que el Gobierno se ha comprometido a ejecutar esta misma legislatura. El Ministerio de Sanidad quiere que todos estos objetivos sean compartidos por todos los partidos y, así, “establecer un Acuerdo Nacional sobre la Prevención del Tabaquismo con apoyo de los grupos parlamentarios”.
El último gran cambio legislativo en torno al tabaco en España data de 2010. Entonces se aprobó endurecer los espacios libres de humo que ya habían sido aprobados en 2005, y se prohibieron definitivamente los cigarrillos en establecimientos como bares o restaurantes, además de en algunos espacios al aire libre, como colegios u hospitales. El nuevo plan va más allá. Por un lado, se propone vetar el tabaco en los vehículos privados. Por otro, avanzar en la creación de más lugares sin humo en exteriores.
El borrador no explicita cuáles serán estos nuevos espacios libres de humo, pero pretende “reforzar” la normativa vigente. “España volverá a ser pionera, como ya fue gracias a la modificación de 2010, ofreciendo un reconocimiento especial de protección en espacios sensibles como son las zonas de juego infantil y su entorno”, reza el borrador.
Esto podría pasar, según Suelves, por establecer perímetros en los que fumar estuviera prohibido en torno a colegios, parques u hospitales, además de hacerlo en lugares como paradas de autobús, donde las personas tienen que permanecer quietas soportando los humos de los fumadores sin ninguna norma que les proteja.
Lo que no aclara el texto es qué sucederá con las terrazas de los bares y los restaurantes. Aunque insinúa que se aplicarán algunas de las medidas que se implementaron durante la pandemia (y una que adoptaron algunas comunidades autónomas fue prohibir fumar en terrazas), no está claro cómo quedará la norma finalmente a este respecto.
Lo que sí se plantea explícitamente es “adoptar medidas ya implementadas por otros países del entorno europeo, como el empaquetado genérico, que son avaladas por la experiencia y ampliamente solicitadas por las sociedades médico-científicas”. Las cajetillas sin ningún tipo de logo ni publicidad de las marcas se ven desde hace años en Australia, el país pionero en esta medida, y se han ido implantando en otros países, como Francia.
Una de las novedades de este borrador respecto a planes anteriores es que incluye abiertamente la necesidad de buscar “alternativas al cultivo del tabaco” en España. También considera el impacto medioambiental de los residuos y apuesta por ampliar fomentar y potenciar las iniciativas locales de “playas sin humo”.
Nuevos productos del tabaco
El nuevo plan pretende “equiparar por ley la publicidad, promoción y patrocinio de productos relacionados y nuevos productos a la existente para productos del tabaco”, así como una mejor regulación de la venta y el consumo de productos relacionados con el tabaco, ya sean “con o sin nicotina” y eliminar los sabores y aromas que enmascaran el sabor propio del tabaco en combustión.
Sanidad quiere atajar la cada vez mayor publicidad encubierta y las promociones en redes sociales y plataformas de todos estos nuevos productos. Varios estudios internacionales han comprobado que, a medida que se ha ido acorralando la publicidad del tabaco, las compañías han aprovechado vacíos legales con estas nuevas versiones para llegar al público más vulnerable: niños y jóvenes, para los que supone para ellos una puerta de entrada al tabaquismo.
El objetivo final del plan es “alcanzar la meta establecida por la OMS de una reducción relativa al 30% en el consumo de tabaco para el año 2025″ comparado con los datos de 2010. Con ello se conseguiría reducir un tercio de la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles en 2030 y seguir la recomendación europea de bajar las tasas de fumadores diarios un 5% para 2040 ((ahora está en el 37%, según la última encuesta de Sanidad), dos puntos más entre los jóvenes de 14 a 18 años.
Sociedades médico-científicas consultadas por este periódico, como la de Neumología, han preferido no pronunciarse sobre el contenido del borrador hasta que lo analicen más detenidamente. Lo recibieron la semana pasada y pueden presentar aportaciones hasta el próximo 15 de diciembre, pero en general ven que las líneas maestras van por el buen camino de endurecer las restricciones frente al tabaco.