El volcán da un respiro a La Palma: mejora la calidad del aire, aunque se mantiene el cierre de colegios
La superficie afectada apenas avanza cuatro hectáreas en 24 horas. Los centros escolares permanecerán cerrados para llevar a cabo tareas de limpieza
El volcán de La Palma ha dado algo de oxígeno a la isla en la última jornada. Tras varios días de condiciones extremadamente desfavorables en la calidad del aire, la propagación de dióxido de azufre ha registrado descensos en la mayor parte de la zona oeste de la isla hasta permitir valores considerados como buenos. Persiste ...
El volcán de La Palma ha dado algo de oxígeno a la isla en la última jornada. Tras varios días de condiciones extremadamente desfavorables en la calidad del aire, la propagación de dióxido de azufre ha registrado descensos en la mayor parte de la zona oeste de la isla hasta permitir valores considerados como buenos. Persiste el problema de las partículas de menos de 10 micras (la llamada ceniza volcánica), sobre todo en el municipio de Los Llanos de Aridane. Las previsiones apuntan a una mejoría en las próximas horas. El Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca) había resuelto decretar el regreso a las aulas a partir del viernes tanto en el propio término de Los Llanos como en el de El Paso, Tazacorte, Puntagorda y Tijarafe. El Gobierno de Canarias, sin embargo, ha decidido mantener el cierre para llevar a cabo tareas de limpieza.
Las previsiones meteorológicas, eso sí, apuntan a que la inversión térmica (fenómeno que provoca que el aire se caliente a medida que sube de altura, lo que provoca un tapón y evita que los gases y las partículas se dispersen), que actualmente es “prácticamente inexistente”, se sitúe alrededor de unos 2.000 metros y que se intensifique el viento del noreste, lo que beneficiará a la calidad del aire y a las operaciones aeroportuarias.
El comportamiento de las coladas resulta alentador. Por segundo día consecutivo, la lava se mantiene estable y no se han registrado avances ni ensanches significativos en las últimas horas, ha informado el director técnico en funciones del Pevolca, Rubén Fernández. Así las cosas, la superficie de territorio afectada apenas ha variado en las últimas horas, algo menos de cuatro hectáreas, hasta dejar el total en 983,4. “Hay cierta estabilidad”, ha sentenciado Fernández.
El magma ha seguido emanando del centro eruptivo, aunque ahora ya no es un flujo continuo, sino que lo hace de “forma muy variable a lo largo del día, con pulsos ocasionales de elevada tasa de emisión de lava”, según ha explicado Carmen López, portavoz del Comité Científico de Erupciones Volcánicas de Canarias (Pevolca). La última semana se había caracterizado por una fuerte emisión de lava, que alimentaba las coladas a través de tubos volcánicos y que, en ocasiones, provocaba desbordamientos como el que creó la última lengua, la 11, situada al sur del terreno afectado.
La emisión de dióxido de azufre también sigue ofreciendo una imagen esperanzadora, a tenor de las palabras de López. La salida de este gas alcanzó en las últimas 24 horas las 29.400 toneladas, frente a las 9.600 de este miércoles. A pesar de este incremento, López ha subrayado que se mantiene la tendencia a la baja mostrada desde el 25 de septiembre. La emisión de este gas es uno de los baremos que manejan los científicos del Pevolca para tratar de predecir la vida del volcán.
Los terremotos siguen presentes en la vida de los palmeros. Lo hacen, sin embargo, a profundidades que no permiten deducir la aparición de nuevas bocas lejos del centro eruptivo y siempre, según el Pevolca, siguiendo el proceso lógico de una erupción. Los sismos, como viene sucediendo en días anteriores, continúan localizándose a profundidades entre 10 y 15 kilómetros, y a cotas aun mayores, superiores a los 20 kilómetros. En las últimas horas, la magnitud máxima ha sido 3.6 en un evento sucedido a las 02.11 de la madrugada, a una profundidad de nueve kilómetros, que pudo ser sentido (para aquellos que estuviesen despiertos) con intensidad máxima II-III (leve). El Pevolca sigue advirtiendo que es posible que se produzcan más sismos sentidos, pudiendo alcanzarse intensidades VI (fuertes) y originar pequeños derrumbes en zonas de pendiente.