Santiago de Chile vuelve a la cuarentena pese a los altos índices de vacunación
Alrededor de 2,8 millones de personas habilitadas han optado por no vacunarse contra la covid-19 en el país andino
Santiago de Chile ha vuelto este sábado a entrar en cuarentena. La región completa comienza con la medida de restricción de movilidad cuando un 57,8% de la población objetivo del país ha completado su esquema de vacunación contra la covid-19, pero las UCI están al borde del colapso. De acuerdo a las últimas cifras entregadas por la subsecretaria de Salud, Paula Daza, la ocupación de camas críticas llega al 96% a nivel nacional. Pero la gra...
Santiago de Chile ha vuelto este sábado a entrar en cuarentena. La región completa comienza con la medida de restricción de movilidad cuando un 57,8% de la población objetivo del país ha completado su esquema de vacunación contra la covid-19, pero las UCI están al borde del colapso. De acuerdo a las últimas cifras entregadas por la subsecretaria de Salud, Paula Daza, la ocupación de camas críticas llega al 96% a nivel nacional. Pero la gran mayoría de los ingresados graves no está inmunizado y se observa una preocupante disminución en la edad de los pacientes internados en camas críticas. Los enfermos menores de 50 años en las UCI se han triplicado con respecto al peor momento del año pasado, según ICOVID, una iniciativa liderada por la Universidad de Chile, la Pontificia Universidad Católica de Chile y la Universidad de Concepción sobre la base de los datos oficiales. Las muertes llegan a las 38.685, entre confirmadas y sospechosas.
La capital chilena está compuesta por 52 municipios que, en conjunto, estuvieron en cuarentena por 31 días, entre marzo y abril pasado. Algunas zonas, como Peñalolén, en la precordillera, y la popular Puente Alto, en el sur de la ciudad, ni siquiera alcanzaron a salir de la medida de restricción antes de este nuevo rebrote. Con ocho millones de habitantes (un 40% de la población del país), Santiago tiene apenas 42 camas críticas disponibles en la red integrada del sistema público y privado, según la Sociedad Chilena de Medicina Intensiva (Sochimi).
Este viernes, a horas de que la ciudad se cierre nuevamente, las calles estuvieron repletas de coches y atascos desde el mediodía. En centros comerciales, como el popular Costanera Center, en el municipio de Providencia, la gente hizo largas colas para poder ingresar a hacer las últimas compras, pese a la alta circulación de la covid-19 que nuevamente hará cerrar las escuelas en toda la región. Hoy en día, las zonas que están paradas por la cuarentena representan el 60% del PIB y, este domingo, 13 de las 16 regiones del país celebrarán la segunda vuelta de sus primeras elecciones democráticas de gobernadores en medio de una nueva ola que podría afectar fuertemente la participación electoral.
Chile ha administrado unas 20.000.000 de dosis, sobre todo de la china Coronavac del laboratorio Sinovac. De acuerdo al reporte del Ministerio de Salud, la vacuna tiene un 80% de efectividad para prevenir muertes (luego de 14 días de la segunda dosis), un 89% en evitar los ingresos a las unidades de pacientes críticos, un 85% para prevenir las hospitalizaciones y en un 67% para impedir el contagio sintomático de la enfermedad. El proceso ha avanzado rápido desde que comenzó en febrero y desde el lunes próximo están convocadas las personas de 21 años. Mientras, la semana subsiguiente se terminará con la inmunización de los mayores de edad y arranca la de los menores de 17 a 12, que serán protegidos con la Pfizer. Pero aunque la vacuna está disponible en todo el país gracias al robusto Programa Nacional de Inmunizaciones y a las gestiones del Gobierno de Sebastián Piñera de abastecerse con dosis como ningún otro país de la región, 2.815.805 personas llamadas voluntariamente a vacunarse han optado por no pincharse contra la covid-19. Sobre todo, entre 30 y 39 años (852.647 rezagados) y entre 23 y 30 años (782.614), según el Departamento de Estadística e Información de Salud del ministerio.
Las autoridades sanitarias del Gobierno atribuyen este nuevo rebrote a diversos factores. La subsecretaria Daza explicó el jueves que Sudamérica está siendo fuertemente golpeada por la pandemia, tanto por el número de casos como por las muertes. Se refirió a los 16 meses de crisis sanitaria, a la disminución de la percepción de riesgo, al ingreso de nuevas variantes del virus y explicó que, aunque a nivel nacional los casos se han estabilizado, preocupa la situación de Santiago y de la poca cantidad de camas críticas disponibles. La llegada del invierno no ayuda, porque la gente tiende a encerrarse por el frío y a tener menor ventilación en los espacios.
Los investigadores aportan elementos adicionales para explicar lo que sucede en Chile, el país con mayor número de vacunados de Latinoamérica no logra parar la ola de contagios. El epidemiólogo Gabriel Cavada, experto en bioestadística, apunta a los rezagados del proceso de vacunación: “Cerca del 90% de los hospitalizados no están inmunizados”, asegura el académico de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, que lo atribuye en parte al “Estado insurreccional” por el que atraviesa la sociedad chilena y la desconfianza hacia toda la clase dirigente. A su juicio, “a estas alturas habría que generar una cierta obligatoriedad de la vacuna, aunque parezca totalitario y, por ejemplo, condicionar las ayudas sociales a la inmunización”.
Apunta, adicionalmente, a un segundo elemento: a que la autoridad sanitaria no transmitió correctamente a la gente que la vacuna no sirve tanto para evitar contagios y contagiar como para no cursar cuadros moderados y graves de la enfermedad. Cavada dice que en Chile existe espacio para que crezca la pandemia y que las medidas de restricción como las cuarentenas no cumplen su objetivo hace mucho tiempo. “La que comenzamos el Santiago a partir de este sábado será completamente inútil”, asegura el investigador, que optaría por un sistema de control viral a menor escala.
El académico de la Universidad de Chile coincide con las autoridades del Ministerio de Salud en que el virus tiene un fuerte componente estacional, ya que, como Chile está entrando en el invierno, con temperaturas bajas, la gente se aglomera dentro de las casas y se contagia en sus propios hogares. Cavada asegura que el nuevo rebrote no tiene ninguna relación a la efectividad de la vacuna Sinovac, la que se ha usado mayoritariamente en el país: “Es de las de mejor calidad y, al menos en Chile, no ha reportado trombos. Por otro lado, al estar compuesta de virus atenuado, tiene mucha mayor probabilidad de contener mutaciones”. Descarta, por lo tanto, las comparaciones de países como Israel, que vacunó con Pfizer: “Israel completó su proceso de vacuna cuando comenzaba su verano”, asegura. Para el experto, el Reino Unido hoy vive lo que debería ocurrir en Chile en tres meses, siempre y cuando se logre vacunar al 80% o 90% de la población objetivo (15.000.000 de los 18.000.000 de habitantes) y superar “la inercia antivacunas”, dice Cavada.
En estos 16 meses de pandemia, Chile ha multiplicado la cantidad de camas críticas disponibles (de 1200 a 4500 aproximadamente), pero no puede seguir aumentándolas, porque no cuenta con suficiente personal sanitario, exhausto luego de tanta presión. El país sudamericano ha sellado contratos por unas 40.000.000 de dosis que permitirían vacunar dos veces a la población del país, al que no ha entrado todavía la variante Delta, de alta contagiosidad.