“Me han arrebatado a mi hija cuatro años por un síndrome de alienación parental, que no existe”
La primera jornada del juicio contra cuatro funcionarios de Bizkaia por separar a una niña de su madre se centra en el momento en el que se llevaron a la menor
“Me dijeron que mi hija tenía que curarse de un síndrome que no existe. Me la han arrebatado cuatro años por un síndrome de alienación parental, que no existe”, ha dicho muy emocionada Irune Costumero en la primera jornada del juicio contra cuatro funcionarios de la Diputación de Bizkaia que en 2017 firmaron y ejecutaron una orden que cambiaba el régimen de custodia compartida dictado por un juez para su hija, entregándosela al padre. Los cuatro...
“Me dijeron que mi hija tenía que curarse de un síndrome que no existe. Me la han arrebatado cuatro años por un síndrome de alienación parental, que no existe”, ha dicho muy emocionada Irune Costumero en la primera jornada del juicio contra cuatro funcionarios de la Diputación de Bizkaia que en 2017 firmaron y ejecutaron una orden que cambiaba el régimen de custodia compartida dictado por un juez para su hija, entregándosela al padre. Los cuatro se enfrentan a penas de cinco años, ocho meses y un día de prisión, además de 15 años de inhabilitación especial para cargo o empleo público por prevaricación, maltrato y lesiones psíquicas hacia esta mujer y la niña. La fiscal solicita la libre absolución de todos ellos.
Costumero ha tenido que interrumpir varias veces la declaración al revivir aquellos hechos y después su madre, Trinidad Estévez, ha calificado de “encerrona” de la Diputación la manera en que se llevaron a la pequeña aquel agosto de 2017. “A mí tampoco me han dejado verla en cuatro años, pese a haberlo pedido”, ha dicho Estévez, con un relato que nada ha tenido que ver con el que ha hecho la funcionaria de la Diputación que ejecutó la orden, Maika Urrutxurtu. En el relato de esta imputada, los lamentos estaban fuera de contexto. “La cogí de las manitas y me la llevé a una sala cercana”, ha descrito la funcionaria. Costumero y su madre, por su parte, han asegurado que “la levantó del suelo y se la llevó por la fuerza y con violencia”, en uno de los momentos más tensos de la primera jornada de un juicio que se prolongará hasta el miércoles. Aunque había cámaras de seguridad, las grabaciones, solicitadas, no han sido aportadas a la causa. Sin embargo, hay un audio que este lunes no se ha escuchado en la sala, y que la defensa de los imputados ya ha empezado a desacreditar. La abogada defensora ha preguntado a Urrutxurtu si se reconoce en el citado audio. Ha respondido que al principio sí, que es su voz cuando se identifica ante Irune Costumero. “Pero después ya no”, ha continuado, dejando abierta la puerta a que pueda estar manipulado. Este audio se escuchará íntegro en la sala este miércoles.
La sala segunda de la Audiencia Provincial tiene que ratificar o no la calificación de esos hechos que hizo el juzgado de Instrucción 9 de Bilbao: “Los imputados decidieron de manera arbitraria, injusta y en contra de la ley dictar una resolución administrativa para privar de la custodia de su hija a la madre, utilizando motivos inexistentes con un procedimiento ilegítimo y en contra de la jurisprudencia de los tribunales”.
Los problemas en la pareja habían comenzado antes de aquel 4 de agosto de 2017. La madre de Irune Costumero relató cómo solo con 21 meses, poco después de separarse, la niña fue “secuestrada” por el padre. “Bajamos a comprar el pan, y vimos que venía el padre, cogió a la niña y se la llevó. Nos miraba con una carita...”, ha roto a llorar muy nerviosa. Costumero ha abundado en el suceso. “La tuvo secuestrada dos meses sin saber nada de ella, si estaba viva o muerta”, ha descrito.
La primera jornada ha puesto sobre la mesa la línea que van a mantener la defensa y la fiscal. Ambas defienden la libre absolución de los imputados con el argumento de que se limitaron a cumplir con un decreto del Gobierno vasco de obligada ejecución para los servicios sociales de las administraciones públicas. Ese instrumento justifica retirar el niño a uno de sus padres en los casos muy graves de desprotección. El Balora, nombre de ese documento, considera así los casos de “instrumentalización” de los niños por parte de uno de los progenitores, y cita el síndrome de alienación parental como consecuencia de esa instrumentalización. El ahora diputado de Bienestar Social y entonces responsable del servicio de menores, Sergio Murillo, ha reconocido que no pueden saltarse un decreto y que las acciones a tomar en los casos de desprotección grave de un menor respaldan la “retirada transitoria” de la custodia a un progenitor.
Tenso interrogatorio
Defensa y Fiscalía han protagonizado un tenso interrogatorio con Costumero para intentar demostrar que estaba “instrumentalizando” a la niña, y que se había convertido en un elemento negativo para el desarrollo de la menor, hasta el punto de considerar que era la responsable de una relación poco natural con ella que impedía que estuviera bien con su padre. Los imputados, que se han negado a responder a preguntas de la acusación, han subrayado que Costumero ha estado en tratamiento psicológico y psiquiátrico, que el absentismo escolar de la menor fue elevado durante momentos puntuales de dos cursos y que pese a los requerimientos de los servicios sociales de base, la madre no colaboraba para suavizar la dependencia “poco natural” de la niña con su progenitora.
Costumero ha respondido que sus problemas psicológicos y psiquiátricos comenzaron con el secuestro de su hija, y que el absentismo escolar de su hija fue justificado adecuadamente a la dirección del colegio, algo que después ha ratificado un técnico de Educación, pese a que la niña no estaba en el periodo escolar obligatorio, era más pequeña y la escolarización era voluntaria.
La psicóloga Izaskun Izaguirre, que trató a la niña entre 2016 y 2019, ha explicado que la cabeza de un menor de cuatro años es muy sensible a una relación conflictiva entre progenitores y que a esa edad un niño no tiene capacidad para gestionar esas vivencias, por lo que las simplifica al máximo como una manera de entenderlas, algo que sucede a menudo. “La amatxo es buena y el aitatxo, malo”, ha ejemplificado.
Izaguirre ha descrito que la relación de la niña con su madre era “fusional”. “Ha generado un universo con su madre, en el que es difícil dejar entrar a un tercero”, ha dicho. Una explicación que parecía justificar algunos de los problemas de la niña en el Punto de Encuentro Familiar al que acudía para ver a su padre y que en ocasiones generaba escenas de gran dramatismo. “La niña perdía el control de sus esfínteres, no quería ir con su padre, y vomitaba y pataleaba”, relató Costumero.
La Fiscalía, que defiende que los hechos narrados no son constitutivos de infracción penal alguna, ha llevado la voz cantante en los interrogatorios hasta el punto de que la sala le ha interrumpido en alguna ocasión, igual que a la defensa, para que hicieran preguntas en vez de dirigir las respuestas de los imputados.