El dilema con Janssen: tener vacunados en julio a los mayores de 30 o extremar la cautela por los trombos
La decisión sobre qué hacer con millones de viales de una dosis divide a las comunidades: Madrid, Galicia y Canarias piden administrar el fármaco a menores de 60 años
La campaña de vacunación frente al coronavirus ha cogido velocidad de crucero en España. Cerca de completar la inmunización de los mayores de 80 años, con la mitad de los septuagenarios y un 40% de los sexagenarios con la primera dosis inyectada, todos los mayores de 60 pueden estar inmunizados entre finales de mayo y principios de junio si se cumplen las previsiones de llegadas de los fármacos. Está ahora por defi...
La campaña de vacunación frente al coronavirus ha cogido velocidad de crucero en España. Cerca de completar la inmunización de los mayores de 80 años, con la mitad de los septuagenarios y un 40% de los sexagenarios con la primera dosis inyectada, todos los mayores de 60 pueden estar inmunizados entre finales de mayo y principios de junio si se cumplen las previsiones de llegadas de los fármacos. Está ahora por definir qué sucede con los menores de esa edad y con vacunas como la de Janssen, que al ser monodosis puede agilizar el ritmo de aquí al verano, pero que según el plan no está prevista para menores de 60 años. Algunas autonomías solicitan cambiar el plan de vacunación para incluirlos, otras dudan por los casos muy poco frecuentes de trombosis asociados al medicamento.
El Ministerio de Sanidad repartió el miércoles las primeras 148.000 dosis de Janssen a las comunidades, aunque el incremento importante llegará en mayo y junio, cuando la filial del gigante Johnson & Johnson entregará más de cinco millones de vacunas a España. Según la actual estrategia de inmunización, el fármaco está destinado al grupo de 70 a 79 años, aunque la ministra de Sanidad, Carolina Darias, ha afirmado tras el Consejo Interterritorial que este medicamento se va a “priorizar pero no limitar” a esa franja.
Las estimaciones hechas por EL PAÍS a partir de los datos de Sanidad, sin embargo, muestran que quedarán más de tres millones de dosis de Janssen una vez hayan sido vacunadas también las personas del otro grupo que la puede recibir: el de 60 a 69. Esta franja etaria tiene que ser inmunizada en principio con la de AstraZeneca, pero la actualización de la estrategia publicada el miércoles abre la puerta a usar otras vacunas cuando haya terminado la inoculación a los grupos de más edad.
Los datos de Sanidad revelan que quedan 6,1 millones de personas entre 50 y 59 años por vacunar y cerca de 16 millones de 25 a 49 años. Darias ha anunciado que a partir de mayo España recibirá cada lunes 1,7 millones de dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech, medio millón más que hasta la fecha. Si se tiene en cuenta el ritmo de llegada de las de Pfizer —y en menores cantidades, las de Moderna y AstraZeneca—, el uso de las dosis de Janssen permitiría completar ambos grupos incluso en julio, según las estimaciones de este diario. Es decir, tener a toda la población mayor de 30 años vacunada a mitad del verano.
Qué hacer con esos tres millones de dosis, a los que habrá que sumar otros 12 millones entre los meses de julio y septiembre, es algo que ha empezado a dividir a las comunidades, como pudo verse en la Comisión de Salud Pública celebrada el martes, según han confirmado varias fuentes presentes en la reunión.
Comunidades como Madrid, Galicia y Canarias (el resto declinó posicionarse públicamente, salvo Andalucía, que pide que la decisión sea “voluntaria”) apuestan por destinar estas dosis a población menor de 60 años. Una postura en línea con las recomendaciones de la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés), que considera mayor el beneficio del fármaco que el riesgo por los casos de trombos que se han relacionado con esta vacuna (en torno a uno por cada millón de dosis).
“Así lo ve cerca de la mitad de comunidades, que consideran que se podría dar un acelerón muy importante a la campaña de vacunación. Esto permitiría alcanzar antes la inmunidad de rebaño y reducir en gran medida el impacto de la pandemia desde la primera mitad del verano”, explica un responsable de una comunidad partidaria de flexibilizar la actual estrategia, que limita el uso de esta vacuna a los mayores de 60 años.
Otras comunidades, en cambio, se mostraron más cautas en la reunión del martes. “Hay cierto miedo a que pueda ocurrir un episodio de trombos y nadie quiere cargar con esa responsabilidad”, explica otra fuente conocedora de las conversaciones. El Ministerio de Sanidad, por su parte, declinó ofrecer su valoración sobre la propuesta.
Amós García-Rojas, presidente de la Asociación Española de Vacunología y miembro de la ponencia de técnicos que asesora al Gobierno, explica que lo normal será que para la vacuna de Janssen se establezcan los mismos criterios que para la de AstraZeneca, ya que son dos fármacos similares cuyos efectos adversos, muy raros, se han producido en personas menores de 60 años. Por lo tanto, cree que lo previsible será seguir con Janssen en sexagenarios cuando esté finalizada la primera dosis de los septuagenarios, pero no rebajar la edad de aplicación de esta vacuna. “Al menos con el conocimiento que tenemos hoy. Puede que cuando ya estén vacunadas todas las personas mayores de 60 años tengamos nuevas evidencias sobre los efectos adversos que permitan tomar otras decisiones”, añade.
Federico Martinón, jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Clínico Universitario de Santiago y experto en vacunas, cree que la prioridad debe ser poner el máximo número cuanto antes y, llegado el momento de pinchar a personas de menos de 60, es partidario de analizar la situación. “Si sabemos más de los efectos adversos, por ejemplo, si se confirmara que estos trombos, que son muy raros, se dan más en mujeres, quizás se podría tener esto en cuenta. Pero todas las agencias reguladoras supranacionales han ratificado que los beneficios de vacunas como Janssen o AstraZeneca superan a los riesgos. Mientras haya capacidad para vacunar y no sobren dosis de otras casas, lo prioritario debería ser avanzar lo más rápido posible”, asegura.
Aunque Martinón reconoce que el riesgo individual para los menores de 60 años es mucho menor que para los mayores de esta edad, sostiene que avanzar en la vacunación es clave para acabar con la pandemia. “Por un lado, evitamos contagios y riesgos de que aparezcan variantes. Cuanto antes lleguemos a un gran porcentaje de vacunados, mejor. Por otro, hay que tener en cuenta que muy probablemente haya que revacunar [con una tercera dosis a las personas ya inmunizadas] porque la evolución del virus hará cada vez menos efectivas las vacunas. A este momento conviene llegar con el mayor número de personas inmunizadas, porque si no, podemos encontrarnos en la situación de tener que revacunar a los más vulnerables [personas mayores, sobre todo] cuando todavía no hemos acabado con los grupos más jóvenes”, añade.
El debate es de gran calado. ¿Es lícito ralentizar una campaña de vacunación, lo que provocará con seguridad más casos, ingresos hospitalarios y algunas muertes, para evitar unos hipotéticos casos de trombosis? En el Reino Unido, que ya comienza a relajar medidas tras haber vacunado con al menos una dosis a la mitad de su población, se han basado en las recomendaciones de su regulador de medicamentos, que son similares a las que hace la EMA. Los beneficios de cualquiera de las vacunas disponibles superan a los riesgos. Esto es así, según han calculado en el país, para las personas de 30 años en adelante. No destinarán dosis de vector viral (como son AstraZeneca y Janssen) a los menores de esa edad, ya que debido a la baja probabilidad que tiene esta población de caer gravemente enferma o morir por covid, los riesgos de estas inyecciones, aunque remotos, no compensan los beneficios que les reportan de forma individual.