La comisión que investiga la pederastia en la Iglesia de Francia admite que puede haber 10.000 casos desde 1950
Los especialistas que estudian los abusos sexuales han confirmado al menos 3.000 víctimas, pero creen que la cifra final puede triplicar ese número
El problema de la pederastia en el seno de la Iglesia católica francesa amenaza con adquirir proporciones dantescas. La comisión independiente que investiga los abusos sexuales en el seno del estamento religioso galo desde 1950 ha podido confirmar, desde que comenzó sus investigaciones en 2019, la existencia de al menos 3.000 víctimas. Pero la cifra podría ser mucho mayor: podría superar, incluso, los 10.000 casos, ha indicado este martes el presidente de la...
El problema de la pederastia en el seno de la Iglesia católica francesa amenaza con adquirir proporciones dantescas. La comisión independiente que investiga los abusos sexuales en el seno del estamento religioso galo desde 1950 ha podido confirmar, desde que comenzó sus investigaciones en 2019, la existencia de al menos 3.000 víctimas. Pero la cifra podría ser mucho mayor: podría superar, incluso, los 10.000 casos, ha indicado este martes el presidente de la Comisión Independiente sobre Abusos Sexuales en la Iglesia (Ciase), Jean-Marc Sauvé, en el último encuentro con la prensa previsto antes de la presentación del informe final, a finales de septiembre. “Es muy posible que las víctimas lleguen a ser al menos 10.000”, confirmó Sauvé al hacer el último “informe de situación” de sus investigaciones.
En vista del clamor provocado por la llegada hasta la justicia de algunos casos de silenciamiento por parte de la jerarquía eclesiástica de casos de pederastia, como el que llevó hace ahora dos años al banquillo al arzobispo de Lyon, Philippe Barbarin, y las denuncias de otros casos en diversas partes del mundo, la Conferencia Episcopal francesa decidió, a finales de 2018, crear una comisión independiente multidisciplinar para investigar los abusos sexuales en su seno desde 1950.
La Ciase tiene previsto entregar en torno al 30 de septiembre su informe final, en el que además de cuantificar el problema de la pederastia, deberá analizar también “las razones que favorecieron la manera en que fueron tratados esos asuntos”, para que no se vuelvan a repetir, según el mandato de la jerarquía eclesiástica gala. La Conferencia Episcopal celebró la semana pasada una reunión telemática para comenzar a “profundizar su reflexión sobre el tema de la responsabilidad en el marco de los abusos sexuales contra menores cometidos en el seno de la Iglesia católica”. Según adelantó, en la asamblea plenaria que se celebrará a finales de este mes, se buscará concretar “un dispositivo viable los próximos años para conducir (a la Iglesia) fuera de la crisis de las agresiones sexuales y de los abusos de poder”.
La cifra muy preliminar de 3.000 víctimas confirmadas por la Ciase proviene de las 6.500 llamadas y correos electrónicos con testimonios —a veces varios sobre la misma víctima o victimario— recibidos por la comisión entre el 3 de junio de 2019 y el 31 de octubre de 2020. Esta fue una de las partes clave de la investigación, que se está complementando con diversas encuestas, entre otras una a nivel nacional sobre abusos generalizados contra menores, no solo en el seno de la Iglesia, para poder contextualizar los casos de religiosos, y con la consulta también de archivos civiles y eclesiásticos, proceso que todavía no ha terminado. De ahí que las estimaciones finales sean tan elevadas.
“La gran cuestión que se nos plantea, y que seguimos tratando de dilucidar, es qué porcentaje de víctimas” han testificado ante la comisión, que en cualquier caso se cree es una parte muy pequeña del problema, explicó Sauvé. “¿Son el 25% (de las víctimas? ¿El 10%, el cinco por ciento o menos aún?”, cuestionó el presidente de la comisión, que en numerosas ocasiones ha advertido de que, probablemente, nunca se conocerá el alcance total del problema de la pederastia en la Iglesia.
Dos tercios de las víctimas son hombres
De las 3.000 víctimas ya confirmadas, el 62% son hombres y el 38% mujeres. “Podemos decir con relativa certeza que, en el seno de la Iglesia católica, y a diferencia de la sociedad francesa, los abusos afectaron mayoritariamente a hombres”, señaló Sauvé, que indicó también que la mayoría de los autores de los abusos fueron sacerdotes, rara vez personal laico.
La inmensa mayoría de las víctimas (87%) eran además menores de edad: el 30% tenía entre seis y 10 años y el 35% entre 11 y 15. Un 2,5% dijo haber sufrido abusos cuando tenían cinco o menos años y un 7% entre los 16 y 17. Los “adultos jóvenes” representan entretanto el 12,7% de las víctimas. De ellos, el 33% eran seminaristas cuando sufrieron los abusos.
Un hecho llamativo es que la mitad de las denuncias recibidas son de abusos sufridos entre 1950 y 1969. De manera coincidente, la edad de los denunciantes que han acudido hasta las instancias de la Ciase es relativamente alta: el 30% tiene 70 años o más y el 50%, entre 50 y 69 años.
Sauvé, sin embargo, advirtió en contra de leer en estos datos una menor incidencia de casos en las últimas décadas: aunque no es descartable, también puede deberse a la pauta constatada de forma generalizada en casos de abusos de menores de que muchas de las víctimas tardan décadas, a veces toda una vida, en denunciar o siquiera recordar ellas mismas los casos, de ahí la insistencia de algunas asociaciones en que este tipo de delitos sean imprescriptibles.
“Habrá que analizar si las cifras de los últimos años están subestimadas o no, en relación sobre todo con el silencio traumático que suele acompañar a la violencia sexual”, insistió Sauvé.
Las nuevas estimaciones llegan en un contexto de máxima sensibilización en Francia ante los abusos de menores, especialmente desde la publicación a comienzos de año de La familia grande, donde la jurista Camille Kouchner, hija del famoso exministro Bernard Kouchner, denuncia los abusos sexuales que sufrió su hermano gemelo de adolescente por parte de su padrastro, el conocido politólogo Olivier Duhamel. Desde entonces, se han multiplicado las denuncias, hasta el punto de que el Gobierno se ha comprometido a endurecer la legislación en la materia y se estudia fijar una edad mínima de consentimiento, de la que carece Francia hasta ahora.