La creación del pasaporte sanitario se topa con trabas operativas y legales
Los Veintisiete aún deben discutir los usos que darán al certificado digital, mientras la industria turística se impacienta y empieza a lanzar sus propias aplicaciones
La creación de un pasaporte sanitario europeo, anunciada en la cumbre europea que terminó este viernes, afronta enormes dificultades políticas, operativas y legales que amenazan con retrasar o incluso impedir su puesta en marcha. El sector turístico y el aéreo piden celeridad para facilitar la recuperación económica. Pero fuentes comunitarias reconocen que la tarea por delante todavía es considerable y que algunos países de la U...
La creación de un pasaporte sanitario europeo, anunciada en la cumbre europea que terminó este viernes, afronta enormes dificultades políticas, operativas y legales que amenazan con retrasar o incluso impedir su puesta en marcha. El sector turístico y el aéreo piden celeridad para facilitar la recuperación económica. Pero fuentes comunitarias reconocen que la tarea por delante todavía es considerable y que algunos países de la Unión Europea creen muy prematura la introducción de un certificado de vacunación. En contraste con el lento avance del sector público, la iniciativa privada ya ha desarrollado varias aplicaciones que permiten a una persona compartir los datos sobre su inmunidad con vistas a acceder a un recinto determinado o a un medio de transporte.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, urgió a los Gobiernos de la UE a acelerar los trabajos para definir un certificado de vacunación que contribuya a recuperar la movilidad y la vida social paralizadas por la covid-19. Von der Leyen calcula que tardaría solo tres meses en desarrollar la plataforma necesaria para el reconocimiento de esos certificados a nivel transfronterizo, lo que permitiría ponerlo en marcha para salvar la temporada de verano. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aplaudió que los Veintisiete dieran un primer paso hacia su creación, que consideró “impostergable”. “Por fin se ha alcanzado un acuerdo a nivel técnico y europeo sobre los datos mínimos comunes que debe contener el certificado para uso médico”, afirmó.
Pero el proyecto parece aún lejos de alcanzar la velocidad de crucero necesaria para ponerle fecha de comienzo. Fuentes comunitarias indican que durante la cumbre muchos países apoyaron la creación de un certificado europeo de vacunación, pero algunos, como Francia o Luxemburgo, manifestaron una oposición cerrada. Los países que se resisten argumentan que el certificado podría resultar discriminatorio con la gente joven, dado que en los planes de vacunación figuran en último lugar de preferencia.
A la complicación política se añaden las diferencias en cuanto al diseño y uso del certificado. Los expertos nacionales y la Comisión ya han diseñado un modelo que fija los 20 datos que, como mínimo, debería incorporar el documento. Pero el siguiente paso, la homologación y reconocimiento de ese documento expedido por cualquier país, requerirá un largo proceso de coordinación.
“En un año de pandemia ni siquiera hemos logrado todavía un modelo para el reconocimiento mutuo de las pruebas PCR”, lamenta una fuente diplomática. Otra fuente comunitaria recuerda que “en algunos países ni siquiera hay un sistema de lectura de códigos QR [para lectura del certificado o del test en el teléfono móvil] y todavía exigen que se lleve en papel”.
Acuerdo sobre los usos
Los Veintisiete también necesitarán acordar los posibles usos del certificado, para saber qué derechos confiere la vacunación. Von der Leyen se conforma con que a nivel europeo facilite la movilidad como vía para mantener la libre circulación en el mercado interior y que cada Estado decida en su territorio las puertas que franquea el certificado.
Pero los expertos legales alertan de que ese certificado también plantea problemas jurídicos. “Para empezar, la base legítima para la decisión de introducir un pasaporte digital no está definida ni justificada”, apunta Manuela Battaglini, abogada especializada en ética de los datos y privacidad. “Teniendo en cuenta la naturaleza de la situación y de los datos que recogería los gobiernos necesitarían una legislación que contemplase la finalidad del pasaporte, la aplicación prevista, los mecanismos de ejecución, los recursos...”, añade Battaglini.
Pero la industria turística se impacienta y pide garantías para evitar que este verano se repita el desastre económico del año pasado. El sector ve en el pasaporte una vía para acabar con las cuarentenas obligatorias y fijar criterios claros sobre las condiciones para volar. La asociación Airlines for Europe, que engloba a 16 grupos europeos, celebra que los Veintisiete hayan avanzado en el certificado. Y aunque rechaza que el pasaporte sea un prerrequisito para volar, sí cree necesario “un conjunto de estándares internacionales” que demuestren que una persona cumple con los requisitos para entrar en un país. También lo aplaude la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA). ”Damos la bienvenida a esa decisión”, dijo una portavoz.
El sector aéreo, no obstante, recela de que la UE vaya a cumplir los plazos. Durante la cumbre, Estonia ofreció su experiencia en el campo tecnológico. El país está desarrollando una aplicación para la lectura de resultados de los test de inmunidad con apoyo de empresas como A&T Sport o Radisson Blu Sky Hotel y, además, está ayudando a la Organización Mundial de la Salud en la creación de ese certificado.
Muchas más empresas trabajan en ese tipo de aplicaciones. La propia IATA ha creado la suya, que usarán las aerolíneas de bandera de Singapur, Dubái, Emiratos Árabes o Nueva Zelanda. Y también las del grupo IAG, entre ellas Iberia. La aplicación está preparada para que el viajero introduzca su PCR o un certificado de vacunación, pero este último solo puede ser creado por una autoridad sanitaria. Y aunque fuentes del sector dan por hecho que durante un tiempo los vacunados deberán seguir haciéndose PCR, piden a los países que estén preparados para cuando el temporal amaine.